Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
ANKARA
DOBRE CONTRA UNA MARCHA POR LA PAZ EN ANKARA

Decenas de muertos en el peor atentado en la historia de Turquía

Al menos 86 personas murieron y casi 200 resultaron heridas ayer en un doble atentado en la estación central de trenes de Ankara, cuando iba a dar comienzo una marcha por la paz.

La República de Turquía vivió ayer el mayor atentado de su historia. Al menos 86 personas murieron y 186 resultaron heridas después de que dos bombas explotasen cerca de la estación central de trenes de Ankara. La masacre, que podría llevar el sello del Estado Islámico (ISIS), según las hipótesis más barajadas, se produjo en el punto de inicio de la marcha por «la paz, el trabajo y la democracia», organizada por los principales sindicatos y apoyada por el kemalista CHP y el prokurdo HDP.

Según testigos, la primera bomba estalló a las 10.00 en el centro de la rotonda que divide el Parque de la Juventud y la estación central de trenes. En un vídeo difundido por los medios se puede ver a un grupo de jóvenes bailando halay, una danza popular turca, en el momento de la explosión. Pocos segundos después estalló la segunda bomba. Las autoridades no confirmaron si se trató de un ataque suicida o una bomba programada, aunque el primer ministro, Ahmet Davutoglu, reveló que sospechan de dos kamikazes.

Todos los grupos políticos cancelaron su agenda y el Gobierno se reunió de emergencia y declaró tres días de luto.

El líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, comentó cabizbajo que «Turquía no se merece esto» y pidió a todos los partidos «dejar de lado los peros para acabar con el terrorismo».

En una nota, el HDP denunció que su grupo era el principal objetivo, ya que ambas bombas explotaron cerca del punto de reunión de sus seguidores. Su colíder, Selahattin Demirtas, aseveró que este ataque no fue realizado por ninguna fuerza externa e insistió en que «es un ataque de nuestro Estado contra nuestra gente». Poco después, Davutoglu criticó a Demirtas en una comparecencia ante la prensa y dijo que se baraja la autoría de todos los grupos «terroristas». En un signo más de su rechazo a los kurdos citó al MHP y al CHP para abordar la crisis, pero excluyó al HDP.

Las banderas se tiñen de sangre

En la escena del suceso, donde habitualmente comienzan muchas de las manifestaciones de Ankara, se podían ver cientos de banderas teñidas de sangre, los ventanales de la estación reventados, pancartas que pedían la paz abandonadas, un casco amarillo partido por la mitad con restos humanos... Este casco voló al menos 40 metros. «Ha sido una masacre. ¿Quién puede hacer esto y dormir bien? ¿Por qué tenemos que pagar las malas políticas del Gobierno?», se preguntaba Enes Can, un joven kurdo que había llegado desde Batman para apoyar la paz.

Cientos de manifestantes permanecieron en la estación central durante toda la tarde. Querían explicaciones. Había quienes eran incapaces de dejar de llorar porque habían perdido a familiares o conocidos. El silencio acompañaba sus caras desencajadas. A veces la tensión estallaba y la impotencia se convertía en golpes a las marquesinas autobús e insultos a la Policía.

Cada cierto rato recordaban que hacía falta mucha sangre para los heridos, que fueron trasladados a los hospitales de la capital. «Hay que ayudar como sea, seguro que allí algo podemos hacer. Aquí todo se ha terminado. Hemos perdido a muchos hermanos», se lamentaba Enes Can antes de irse hacia uno de los hospitales.

Muchos anatolios llegaron a Ankara desde diferentes regiones del país. A mediodía, los asistentes recorrían la ruta que separa Ulus de Sihhiye a pie, con la incertidumbre en sus caras y el teléfono pegado a la oreja.

Los medios locales informaron de que, inmediatamente después del atentado, la Policía lanzó latas de gas contra los manifestantes. Deniz Özbilgin, uno de los organizadores de la cita, lo confirmó y recordó que «los antidisturbios llegaron antes que las ambulancias». Instantes después se canceló esta iniciativa por la paz que pretendía aliviar la espiral de violencia en la que se encuentra sumergido el Estado turco.

Özbilgin, un abogado que ha investigado el atentado de 2013 en Reyhanli, se mostró preocupado por el futuro del país. «Tenemos que estar unidos porque nos quieren dividir. Estamos en un momento muy complicado en el que cada parte tiene sus objetivos». Al igual que todos los consultados, que en la mayoría de los casos son opositores al AKP, repitió que «este atentado se podría haber evitado si Erdogan hubiese atajado el problema del terrorismo». «Él ha apoyado a los grupos radicales y aquí tenemos el resultado. ¿A qué se dedica la Inteligencia turca? ¿Por qué solo atacan a los grupos de izquierda?», se preguntó.

Elecciones cruciales

A 20 días de los segundos comicios legislativos del año, este brutal atentado es el tercero en los últimos cuatro meses que tiene como objetivo organizaciones de izquierda o kurdos. En junio, una bomba colocada en un mitin del HDP en Diyarbakir dejó cuatro muertos. El pasado julio, 33 jóvenes fallecieron en Suruç después de que un kamikaze se inmolase en un encuentro de la izquierda turca. Ningún grupo ha reclamado la autoría de estos atentados. Tampoco ha sido reivindicado el doble ataque de ayer, aunque el objetivo y el modus operandi apuntan al ISIS, según expertos.

El CHP reclamó una investigación sobre la debilidad que la Inteligencia turca ha mostrado en los últimos meses. Una preocupación que tampoco obvió Demirtas: «Hemos perdido casi a 150 personas antes y después de las elecciones y no hay ningún responsable».

Desde que comenzase el conflicto en Siria, el AKP ha sido acusado de apoyar a diferentes grupos radicales. Fuentes gubernamentales consultadas por el diario “Hurriyet” estiman en un millar los turcos en las filas del ISIS. La escalada de tensión en el Estado turco, en la que se ha roto el proceso de diálogo con el PKK, es considerada por toda la oposición como un juego político del AKP para recupere la mayoría absoluta perdida en junio.

El pueblo turco, que salió a la calle para protestar contra el mayor ataque de la historia de Turquía, portó pancartas en las que consideraban a Erdogan un «asesino», una imagen alejada del líder que cautivó a todos con sus ideas moderadas y su apuesta por la paz, enterrada ayer bajo banderas de todos los colores y desde hace un año bajo su hambre de poder.

 

El PKK anuncia un alto el fuego unilateral hasta las elecciones

El Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK) ordenó ayer a sus combatientes que suspendan su actividad armada en Turquía a menos que sean atacados

y anunció que respetará un alto el fuego unilateral hasta las elecciones legislativas del próximo 1 de noviembre. Según la agencia Firat, que cita un comunicado de la Unión de Comunidades Kurdas (KCK), movimiento político del que forma parte el PKK, la decisión se tomó en respuesta a los llamamientos desde dentro y fuera de Turquía y con ella se pretende evitar cualquier acto que impida la celebración de «elecciones justas». Por eso, los guerrilleros kurdos «suspenderán las acciones previstas» y, si bien mantendrán sus posiciones, «evitarán todo movimiento, salvo en defensa propia».

El PKK justificó su decisión al señalar que con ella busca refutar las «mentiras» del AKP, para el que los ataques de la guerrilla kurda ponen en peligro la seguridad de los votantes.

Aunque el anuncio llegó horas después del atentado de Ankara, la decisión de declarar un alto el fuego unilateral estaba siendo debatido desde hace días por la cúpula del PKK, según confirmaron a Efe personas cercanas al activismo kurdo.

El pasado miércoles, Bese Hozat, una de las líderes de la KCK, aseguró que el movimiento haría lo posible para contribuir a la victoria del HDP. Por eso, para algunos esta decisión se tomó porque los ataques de la guerrilla contra policías y militares, en los que también han fallecido civiles, dificultan el trabajo del HDP, que reiteradamente ha pedido al PKK y al Gobierno de Ankara poner fin de forma inmediata a la violencia y retomar el proceso de diálogo, y ha abogado por una Turquía democrática.

En este mismo sentido, el PKK instó en su comunicado a «todas las fuerzas revolucionarias y democráticas deben hacer un esfuerzo para llevar a Turquía al camino de la democratización».

El viceprimer ministro turco, Yalcin Akdogan, rechazó la propuesta del alto el fuego antes de su anuncio oficial por considerarla una «táctica» de cara a las elecciones de noviembre, y reiteró que su Gobierno pide la entrega de las armas y que los guerrilleros abandonen Turquía.GARA