Pablo CABEZA
BILBO
Entrevista
GORKA URBIZU
COMPOSITOR, GUITARRA Y VOZ DE BERRI TXARRAK

«‘JMH’ es un disco de rock excitante y mi disco fetiche de toda la carrera»

Berri Txarrak se ha convertido en una de las bandas más relevantes de la historia del rock vasco y les queda aún mucho camino. Por el décimo aniversario de «Jaio.Musika.Hil», el álbum de la inflexión en el sonido y destino de BTX, se reedita en vinilo transparente de alto gramaje.

“Jaio.Musika.Hil” supuso hace diez años la confirmación del proceso transformador en el sonido de Berri Txarrak, ya iniciado con su predecesor, “Libre (c)”. Fue asimismo el motor de una gira internacional (en la imagen el trío en Japón) de tres años y cerca de 200 conciertos. Algo dolomítico, duro, con punto de flagelación, pero experiencia enriquecedora, de las que curten. El álbum se reedita en vinilo transparente de 180 gramos e incluye póster con todos los conciertos de la gira del disco.

«Libre (c)», editado en 2003, es un disco donde el metal está presente, donde los ritmos son veloces y pesados. Usted aporta el contrapunto con una línea vocal melódica, bien delimitada. ¿En qué punto musical se encontraba la banda? ¿Cuáles eran las querencias y lo llevaba bien con sus compañeros musicalmente, dado el venidero cambio de estilo? ¿Quizá por dentro percibía ya un movimiento necesario o aún no se lo pedía la inquietud?

“Libre (c)” fue un paso adelante en agresividad y velocidad. En cierta manera dimos carpetazo a los dejes del nuevo metal que sobrevolaban “Ikasten” y “Eskuak/Ukabilak” y abrimos las ventanas a otras influencias como el metal escandinavo y las bandas de hardcore americanas de escuderías como JadeTree. El contrapunto de la voz melódica ha estado siempre ahí desde el día cero, en ese aspecto no veo ningún cambio significativo.

Es el disco más sólido, a nuestro entender, de la primera etapa. Mejor sonido, canciones más compactas, nuevas estructuras, menos thrash y más sonido BTX.

Siempre he creído que nuestra música es algo vivo y que, por tanto, las canciones están hechas de un material que crece, respira, se queja... En cada disco hemos ido creciendo como banda y añadiendo nuevas paletas de color a nuestro espectro estilístico. “Libre (c)” es la suma de los tres primeros discos más esa apuesta por superarse y aprender que va pegada a nuestro ADN. Ya la revista “Rock Sound” [de gran prestigio en la escena rockera y de la que también han sido portada] lo puso como Mejor Álbum del Año.

Con la marcha de Aitor Oreja el estilo queda en sus manos. Llega «Jaio.Musika.Hil». Se atisba stoner, alguna mirada a Nirvana, el desert. Un renacer.

Con este disco tomamos la determinación de dejar nuestros trabajos y dedicarnos plenamente a la música. Eso conllevó la marcha de Aitor Oreja, lo que nos puso en una encrucijada nada fácil. Hicimos alguna prueba para sustituirlo pero todos nos sentimos raros, por lo que decidimos tirar por la vía más complicada: seguir como trío. Paradójicamente, adaptar los cuatro discos anteriores a una sola guitarra, y más teniendo que cantar, fue una tarea complicada, pero componer un disco nuevo sabiendo que en adelante seríamos un trío fue algo que nos hizo mejores músicos. El tiempo ha demostrado que no dejamos los curros para vivir de las rentas, sino para poder volcarnos de lleno en Berri Txarrak y llevar la banda a otro nivel.

«Berba eta irudia» era inconcebible anteriormente, era un hit y lo sigue siendo. Como lo fue y es «Oreka», que todavía se aleja más del pasado. Un soberbio hit que el tiempo mima.

“Oreka” es “La canción”. Para mí marca un antes y después. En una década la escena ha cambiado bastante y ahora puede sonar exagerado, pero creo que fuimos valientes en adelantar como single esta canción que era bien diferente por estilo y que además contaba con una letra oscura y autocrítica.

«Onak eta txarrak» es vertiginosa, pero es más punk-rock-desert que otra cosa. «Isiltzen banaiz» es rápida también, pero rockera y otro hit. BTX ha roto con su pasado y el público lo acepta y lo aplaude.

Fue la época en la que estábamos con The Hives, White Stripes, Queens of the Stone Age, Bloc Party, F. Ferdinand, Pedro The Lion... Todo eso bulle dentro y llega un momento que surge de forma natural en tu música, siempre pasado por un tamiz propio. Nuestra vena pop, a pesar de haber estado siempre ahí, surgía cada vez más a la superficie (meses antes había grabado el ep de Peiremans+). JMH es un disco de rock excitante y mi disco fetiche de toda la carrera.

¿Transición realizada sin traumas conocidos? ¿Cómo ha tratado el tiempo a «Jaio.Musika.Hil»?

Nosotros no hacemos dos conciertos iguales, preparamos el set-list el mismo día del concierto. Me baso en las sensaciones, en lo que haya podido ocurrir en el mundo esa semana, en la ciudad que estamos o el tipo de concierto.... Sin embargo, si hiciéramos una estadística estoy seguro que las canciones de “Jaio.Musika.Hil” se llevan la palma, ya que siguen muy vigentes: “Oreka”, “Zertarako amestu”, “Bueltatzen”, “Jaio”, “Isiltzen banaiz”, “Gelaneuria”... puedes escucharlas en cualquier concierto que hayamos hecho este año.

El disco se graba de manera humilde, aunque con un buen músico al que le quedaba, como a vosotros, mucho por aprender y crecer en un intenso decenio por delante: Karlos Osinaga, de Lisabö

Lisabö es de los pocos grupos con los que he podido experimentar algo cercano al síndrome de Stendhal (esa especie de ataque de belleza). Fue un placer conocer al músico, al técnico y sobre todo a la persona. Lo grabamos en el caserío de Marino Goñi en Eraso y decidimos que lo mezclara Ed Rose en Kansas (a Aitor y a mí nos encantaban The Get Up Kids).

Sin embargo, alguien ya entiende que las mezclas y la masterización exigen una apuesta internacional. Ed Rose mezcla. Un ingeniero y productor por aquella época relacionado con el emo, el pop-punk y rock alternativo.

Básicamente le elegimos por The Get Up Kids, [grupo precisamente de Kansas y muy apreciado durante los noventa y dos mil], New Amsterdams y Coalesce. También había mezclado una rareza de Kurt Cobain con William Burroughs (el escritor dijo más tarde aquello de que “Kurt no tenía intención de suicidarse. Por lo que yo sé, ya estaba muerto”), y el pequeño mitómano que todos tenemos dentro hizo el resto. Así que cruzamos el charco y aterrizamos en Eudora. Vino con nosotros Pau [su mánager] y el mismo Karlos. Aún estando contentos con el resultado (las canciones tienen muchísimo peso), a toro pasado quizá el hecho de que lo grabara y mezclara una persona distinta no fue la mejor idea.

Instintivamente, cuando uno graba ya va pensando en la mezcla o en el resultado final. Ahí fue como si le cortáramos las alas a Txap [Karlos], porque luego todo se ponía en manos de Ed Rose, que no es que partiera de cero, pero se encontraba con unas pistas que no había grabado él. Aunque Txap llevó cada pista a veces hasta con 4 opciones distintas de micros, de posicionamiento... para que Ed tuviera margen de llevar el sonido hacia un lado u otro.

No obstante, surgen problemas iniciales derivados de la distancia, del concepto sonoro que se buscaba...

Sí. Recuerdo que nos pidió unas cuantas horas para premezclar una canción para que luego regresáramos y ver si nos gustaba. Nosotros habíamos alquilado un coche y nos fuimos por ahí. El caso es que volvimos a escuchar la premezcla. La canción fue precisamente “Oreka” y no nos gustó nada cómo lo había planteado. La grabación fue supercruda, buscando el sonido natural y con grano, y Ed había entendido todo del revés, aplicando reverbs y una visión de la canción opuesta. Quizá fuera válido, pero desde luego no era lo que buscábamos. Hubo unos momentos de tensión (al fin y al cabo habíamos ido hasta Kansas se supone que porque nos gustaba cómo lo hacía), pero una vez le dimos unas cuantas pautas ya todo se enfiló mucho mejor y fueron unos días mágicos.

Surge una larga gira de casi tres años de ruta por el mundo con cerca de 200 conciertos. Quizá su pasión e inconformismo. El caso es que para el siguiente disco, «Payola», ya hay una nueva baja, Mikel López.

La apuesta era clara y nos metimos de lleno. De Kansas fuimos a Nicaragua y México. Fueron los años más intensos y frenéticos de Berri. Seguramente se podrían haber hecho las cosas más meditadas, con más calma, pero no me arrepiento de nada porque éramos todo corazón y pasión. El peor arrepentimiento es el de las cosas que dejas por hacer, y esa gira podemos decir bien orgullosos que fuimos a por todas. Nos pateamos todo el planeta, giramos con Rise Against en un bus de ruta por toda Europa, tocamos en el Fujirock de Japón, llenamos en Londres, debutamos en México, Nicaragua, Taiwan... El ritmo era tan frenético y esta banda te exigía tal dedicación que no todo el mundo pudo aguantarlo. No todo fueron buenos momentos, claro, también los hubo durísimos. Sin embargo ya estábamos en ese raíl de “parar es morir” y no había vuelta atrás. Lo decimos en nuestro último disco: “La pasión es el mínimo exigible”.

Y llega el reconocimiento en EH, la península y lejos, por calidad, propuesta, tesón y seguridad en ustedes mismos.

Desde entonces hemos trabajado con Steve Albini, Ross Robinson, Bill Stevenson... gente como Tim McIlrath (Rise Against) o Matt Sharp de Weezer ha colaborado con nosotros; hemos tocado en el Hellfest, el Sonorama, Resurrection... Llamamos la atención de un sello icónico como Roadrunner y hace un año nos sacamos de la chistera un triple disco con 20 canciones bajo nuestro propio sello Only In Dreams. Son experiencias que les contaremos a nuestros nietos. Kilómetros, trabajo y pasión. Poner tus canciones en manos de terceros siempre es un riesgo, pero esto es un aprendizaje que no para y en eso estamos. “Ikasten” es el título de nuestro segundo disco, pero podría ser tranquilamente el del siguiente álbum. Después de dos décadas es importante enfrentarte a retos que te hagan mejor músico. Lo digo humildemente, pero con la satisfacción de seguir en la lucha: creo que hemos ido derribando varias barreras (para empezar las nuestras propias, que son las más difíciles de superar) y desde este “Jaio.Musika.Hil”, la estadística no miente: solo uno de cada tres conciertos en esta década ha sido en Euskal Herria. Y haciendo las cosas a nuestra manera.