Alberto PRADILLA

«UNIDAD POPULAR» QUE BUSCA NO PERDER EL GRUPO DE IU

La ruptura del diálogo con Podemos ha terminado reduciendo a Unidad Popular al espacio menguado de IU. Pese a estar haciendo una buena campaña, Alberto Garzón lo tiene difícil. Su reto es mantener el grupo parlamentario para evitar otro cisma interno.

Ni la «unidad popular» se llama «Herri Batasuna» en euskara ni la nueva marca ha logrado ir mucho más allá de la histórica estructura de Izquierda Unida. La candidatura estatal que encabeza Alberto Garzón ha estado muy condicionada por el «culebrón de la confluencia» con Podemos, y después de que se rompiesen las negociaciones ha terminado arrinconada en la esquina izquierda del tablero. Su objetivo no declarado: no perder el grupo parlamentario que la formación hasta ahora liderada por Cayo Lara ha mantenido en el Congreso.

La lista llega marcada por el fallido intento de alianza con Podemos. Recientemente, en el programa «Carne Cruda», Garzón admitió que la formación que lidera Pablo Iglesias nunca tuvo interés en formar una entente. «Me querían fichar como si fuese Messi», se quejaba el cabeza de lista de Unidad Popular, que entró hace cuatro años como el parlamentario más joven y ahora tiene que gestionar el menguante espacio a la izquierda de la formación de los círculos.

Aunque esta es una verdad a medias, ya que sí que se han cerrado pactos en Galiza y Catalunya. En el primer caso, Yolanda Díaz es una de las cabezas visibles de las Mareas, mientras que en el segundo tanto ICV como EUiA avalan a En Comú Podem. Y eso que, en un momento, hubo resistencias. Lo complicado de esta extraña forma de presentarse será ver cómo se distribuyen en los grupos.

Políticamente, Garzón no está haciendo una mala campaña. Al contrario. El ninguneo mediático (por ejemplo quedando fuera del debate entre Sáenz de Santamaría, Sánchez, Rivera e Iglesias) ha servido para que agudice el ingenio y potencie un discurso ideológico. Abanderar un programa que mantiene buena parte de los principios abandonados por Podemos en su viaje hacia la centralidad (nacionalizaciones o proceso constituyente) garantiza el nicho. La gran dificultad está en luchar contra la marginalidad mediática y el denominado «voto útil».

Lo difícil para IU puede empezar el día 21. Sacar menos de cinco diputados y pasar al Grupo Mixto supondría un descalabro. Especialmente si se tiene en cuenta que esta apuesta por la «confluencia» se ha llevado adelante por encima de la opinión de pesos pesados como Cayo Lara. Si todo sale mal las espadas serán rápidamente desenvainadas. Aunque, teniendo en cuenta la realidad interna de IU, tampoco sería una novedad.

 

UPyD se resiste a despedirse a pesar de que el barco se hunde

La imagen de Andrés Herzog, candidato de UPyD, concentrado junto a la sede de Atresmedia y arropado por 20 seguidores con caretas de su rostro es el reflejo de la decadencia de la formación antaño liderada por Rosa Díez. Mientras que el cuatripartidismo debatía en televisión y Alberto Garzón lograba denunciar su ausencia en redes, Herzog montaba un penúltimo numerito. Es probable que quienes le acompañaban sean los únicos militantes que le quedan a la formación magenta, que ha sufrido una verdadera huida en masa. La mayor parte, como Toni Cantó, se ha marchado a Ciudadanos, mientras que la excepción es Irene Lozano, que llegó como fichaje estrella del PSOE y ha encontrado grandes resistencias. Al final, dentro de unos años nadie recordará que UPyD existió.A. P.