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KASSERINE

Túnez revive el clima de la revuelta de 2011 con nuevas protestas

Los tunecinos han perdido la paciencia cinco años después de la revuelta de 2011 que acabó con la dictadura de Zine el Abidine Ben Ali, al encontrarse viviendo la misma situación de paro, exclusión social y desigualdades entre diferentes provincias. Las protestas de Kasserine, extendidas a otras ciudades, reviven el clima de 2011.

Cinco años después de la revuelta alimentada por el paro y la exclusión social, los mismos problemas sin resolver han extendido las protestas en varias ciudades de Túnez. En Kasserine, una ciudad empobrecida en el centro del país, volvieron a repetirse los enfrentamientos con la Policía, que usó gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los manifestantes.

El pasado sábado, la muerte de un joven parado ya encendió las movilizaciones en esa ciudad de 80.000 habitantes. Ridha Yahyaoui murió electrocutado al subir a un poste cuando protestaba por la retirada de una lista de contrataciones públicas. Las protestas se reprodujeron ayer con enfrentamientos esporádicos con la Policía durante toda la jornada, y continuaron por la tarde a pesar del toque de queda.

El Ministerio del Interior lo justificó para «proteger las vidas», pero también para impedir a «elementos terroristas intentar explotar esta situación». Kasserine se encuentra al pie del monte Chaambi, feudo de la insurgencia yihadista en Túnez. El Ejército anunció operaciones en este lugar con artillería y aviación para impedir a los yihadistas bajar a las ciudades

Previsibles

Más allá del problema con las listas de contratación, los sucesos eran previsibles hace tiempo en Túnez, como señala Abderraman Hedhili, presidente del Forum Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales.

Cinco años después de la revolución contra Zine el Abidine Ben Ali, tras la inmolación del vendedor ambulante Mohamed Bouazizi, la exclusión social y las desigualdades regionales persisten.

«Habíamos advertido de que la situación social iba a explotar. La gente ha esperado, pero el Gobierno no tiene visión, ni programa paras las regiones interiores», afirmó Hedhili. El presidente, Behi Cafid Essebsi, pidió más tiempo para resolver el problema.

Las protestas de apoyo a Kasserine y para reclamar empleo se sucedieron en otras localidades como Túnez, Susa, El Fahs, Thala, Mekbnassi y Regueb, mientras en El Hidra era incendiada la fachada de un puesto de la guardia aduanera y un vehículo de las fuerzas de seguridad.

Túnez no ha caído en la guerra civil, el golpe de Estado o el Estado fallido como en los casos de otras revueltas árabes, pero no ha conseguido superar los graves problemas sociales que motivaron la revuelta y viejos nombres de la dictadura han regresad al poder. El desplome del sector turístico, consecuencia de la inseguridad, ha mermado el crecimiento económico.

«Es como si todavía estuviéramos a comienzos de 2011. De Bouazizi a Yahyaoui, los motivos y los modos se repiten», opinaba el diario “Al Chourouk”.

 

Essid admite que la falta de opciones empuja a los jóvenes al ISIS

El primer ministro de Túnez y en su día ministro del dictador Ben Ali, Habib Essid, afirmó que muchos jóvenes acaban en las filas de grupos yihadistas porque en su país no encuentran oportunidades. Desde el Foro de Davos, Essid explicó que Túnez es el que país que más yihadistas aporta a las filas del ISIS porque hay un 60% de jóvenes que «no tienen trabajo y son atraídos por ciertas organizaciones radicales que les ofrecen alternativas y dinero para sus familias».GARA