Isidro ESNAOLA
DONOSTIA

El estatus de China remueve las contradicciones de la UE

El 11 de diciembre de 2016 se cumplen 15 años de la firma del protocolo de adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y finaliza el proceso de transición definido en el acuerdo. Esta fecha ha abierto una discusión en la Unión Europea sobre la concesión del carácter de economía de mercado a China, cuestión que tiene relativamente pocos efectos prácticos pero que está dejando traslucir intereses espurios e importantes contradicciones.

El acuerdo firmado con la OMC daba a China la consideración de economía en transición hacia la economía de mercado con un periodo de adaptación que concluye en diciembre de este año. El Gobierno chino considera que, terminado este periodo, el estatus llegará automáticamente y así lo recordó el mes pasado el portavoz del ministro de Exteriores, Lu Kang, quien afirmó que «ninguna de las partes firmantes puede evadir sus obligaciones en virtud de tratados internacionales utilizando leyes domésticas como excusa».

De diferente manera se ven las cosas en la Unión Europea. La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, declaró el pasado 28 de enero en un seminario organizado por el Parlamento Europeo: «Estamos analizando las diferentes opciones, pero lo cierto es que algunas disposiciones del protocolo de adhesión de China a la OMC expirarán en diciembre». Esta interpretación ha abierto el debate en Bruselas, donde los diferentes lobbys presionan en función de sus intereses. Por ejemplo, cuatro grupos parlamentarios (Socialistas y Demócratas; Europa, Libertad y Democracia; Los Verdes-Alianza Libre Europea; y el Partido Popular Europeo) organizaron el 12 de enero una jornada bautizada con el tendencioso título “El estatus de economía de mercado de China: ¿la llegada del invierno para la industria europea?”

Lo cierto es que el cambio fundamental está relacionado con la metodología a seguir en las investigaciones antidumping. En el caso de una economía de mercado se utilizan los precios domésticos de bienes y servicios para determinar si se producen situaciones que alteran la competencia, mientras que, si no lo es, se pueden utilizar otras tipo de metodologías para valorar la existencia o no de dumping. Actualmente, la UE mantiene 52 medidas antidumping en vigor contra China que cubren solamente el 1,38% de las importaciones; además, de las 28 investigaciones en curso, 16 están relacionadas con China.

Intereses en juego

El impacto global no parece excesivamente importante, aunque la repercusión puede llegar a ser considerable en ciertos sectores, entre los que todas las fuentes mencionan el acero y productos derivados, la industria textil y los paneles solares. Otros sectores afectados son componentes de vehículos, cerámica, vidrio, aluminio y bicicletas, según la relación ofrecida por Milan Nitzschke, de AEGIS, alianza industrial europea que reúne a 30 sectores manufactureros estratégicos.

Los grandes estados de la UE no tienen una posición clara, según denuncia el eurodiputado de Los Verdes Claude Turmes. Retóricamente defienden a la industria europea, pero en la práctica quieren mantener su liderazgo en China (Alemania, en la industria de automovilística; Francia, en la nuclear; y Reino Unido, como plaza financiera). Holanda y los países nórdicos apoyan la concesión de dicho estatus a China, mientras que Italia se opone frontalmente.

Por otra parte, algunos sectores y grandes compañías son partidarios de conceder el estatus de economía de mercado para lograr acceso al mercado chino, a materias primas baratas, como Siemens, según señala el abogado Bernard O’Connor.

Asimismo, hay que tener en cuenta que desde otoño de 2013 se está negociando paralelamente un acuerdo bilateral de inversiones que la comisaria Cecilia Malmström valoró como «beneficioso para ambas partes», ya que las empresas europeas tendrán un mejor acceso al mercado chino y los inversores chinos actuarán bajo un único marco que reemplazará a los 26 pactos bilaterales existentes.

Superproducción de acero

En este contexto, la crisis de sobreproducción de acero obliga a los gobiernos a exigir mano dura contra China mientras las grandes multinacionales del sector –Arcelor Mittal, Tata o Thyseen Krupp– tratan de optimizar su activos mundiales (comprando productos semielaborados baratos en China), para lo que apuestan por conceder el estatus que Pekín reclama.

China produce el 50% del acero mundial. Algunos expertos calculan que entre 300 y 400 millones de toneladas son excedentarias y se están vendiendo por debajo de su precio de costo, por lo que se habla de dumping. Curiosamente, nadie menciona esta práctica cuando se trata del petróleo aunque hoy en día algunos países lo venden por debajo del precio de extracción.

Las instituciones europeas continúan sopesando todos los intereses en juego y prevén que llegarán a tomar una decisión sobre el estatus de China para principios del verano.