Alberto PRADILLA
MADRID
ELECCIÓN DEL PRESIDENTE ESPAÑOL

Sánchez presenta un plan ambiguo y esconde hasta la reforma federal

Pedro Sánchez presentó ayer su propuesta de programa para la investidura. Reduce la reforma constitucional en clave federal a la mínima expresión, intenta adoptar un lenguaje cercano a Podemos pero obvia elementos como el artículo 135 que prioriza el pago de la deuda. Pese a todo sigue con buena sintonía con Ciudadanos, UP y Compromís.

Pedro Sánchez busca alianzas con un programa de gobierno ambiguo, que intenta sonar a Podemos, ser aceptable para Ciudadanos y presentar la propuesta del PSOE como algo creíble. La propuesta programática para formar Ejecutivo incluye 43 medidas como líneas generales y medio centenar de páginas como explicación. Fue remitido ayer a los partidos que se encuentran más cercanos de Ferraz para negociar una administración: Podemos, Ciudadanos, PNV, Compromís, Unidad Popular y Nueva Canarias. Con las formaciones de Albert Rivera, la de Joan Baldoví y la de Alberto Garzón mantuvieron ayer el primer encuentro técnico.

«No hemos visto ningún obstáculo que nos impida llegar a un acuerdo con los tres partidos», aseguraba a última hora Antonio Hernando, portavoz del PSOE y líder de su equipo negociador. Es paradójico que se haya logrado buena disposición en formaciones tan diferentes como Ciudadanos o Unidad Popular. Analizando el texto presentado por Sánchez, es evidente que su propósito es dar pinceladas, pero no concretar, para lograr así una mayor adhesión.

No obstante, es evidente que hay elementos que se han quedado por el camino. El primero, la reforma federal, que se había convertido en el plato único del PSOE para responder al independentismo en Catalunya y que queda reducida a una mera consigna sin recorrido. Más aún después de comprobar que en la primera versión del documento que mandó Ferraz a los periodistas hablaba de «desarrollar el concepto de Estado Federal» con la coletilla «siquiera mínimamente». El apunte desapareció en la segunda versión enviada a posteriori a los medios.

Aparcando el conflicto nacional, que le enfrenta con Ciudadanos, pero también con Podemos, el PSOE busca dar un perfil social a su programa. De hecho, ha comprado algunos de los conceptos que utiliza el partido de Iglesias, como el «plan de emergencia social» o el «ingreso mínimo vital para erradicar la pobreza infantil». También asegura que se avanzará «en las medidas contra el sobre-endeudamiento y los desahucios». Pero teniendo en cuenta los antecedentes, suena más a «corta-pega» que a plan serio.

Primer «pero»

Ciudadanos, que es con quien más busca el PSOE (y satélites mediáticos como Prisa) la alianza, ya puso ayer su primer «pero»: cómo se pagarán los planes sociales. No obstante, su vicesecretario general, José Manuel Villegas, consideró que se pueden llegar a pactos «con relativa facilidad».

También favorables al acuerdo aparecieron Unidad Popular y Compromís, que en los últimos tiempos tienen un discurso más centrado en presionar a Podemos para sellar un acuerdo. Por el momento, aunque Iglesias consideró que el texto del PSOE «se parece al programa de Podemos», mantiene su negativa a sentarse con Sánchez hasta que no se aparte a Ciudadanos. La ronda de contactos del aspirante seguirá mañana con una reunión con el PNV. Por el momento, Sánchez no tiene mayoría para ir ante el Congreso.

EH Bildu insta a «mantenerse alerta»

La diputada de EH Bildu en el Congreso español, Marian Beitialarrangoitia, defendió que una reforma de la Constitución «fundamentada en principios democráticos», pasa «necesariamente por el respeto del derecho a decidir de los pueblos y de las personas». En un comunicado, Beitialarrangoitia, ante la propuesta del PSOE de una propuesta para la reforma de la Constitución, señaló que hay que «mantenerse alerta», porque aunque parece que su «música suena reformista y de contenido social», puede ser «un nuevo fraude político». A su juicio, «corremos el riesgo de que los cambios efectuados no se fundamenten en los principios democráticos y que se queden en simple maquillaje». «Nos tememos estar ante una operación para el lavado de cara de un Estado que está agotado y podrido», apuntó, insistiendo en su voluntad de diálogo a pesar del veto impuesto por el PSOE a la participación de EH Bildu en la ronda.GARA