Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
DIYARBAKIR
Entrevista
SELMA IRMAK
COPRESIDENTA DEL DTK Y PARLAMENTARIA DEL HDP

«Estamos preocupados por la posibilidad de que este Newroz sea como en los años noventa»

Selma Irmak es la copresidenta del Congreso de la Sociedad Democrática (DTK) y parlamentaria del Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Nació en 1971 en Kiziltepe, una región patriarcal a escasos kilómetros de la frontera siria, y su vida es un fiel reflejo de los últimos 30 años en Kurdistán Norte: la evolución social de la mujer kurda y la represión sufrida por su pueblo.

Los barrotes de las celdas turcas son para ella tan familiares como los despachos de los partidos kurdos que florecieron en el pasado. En los años 90 fue condenada a 10 años de prisión por pertenencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Como muchas otras kurdas privadas de su juventud, no se amedrentó y continuó su lucha por los derechos de su pueblo por la vía política. Esto no evitó que volviese a pisar las prisiones e incluso fuese elegida parlamentaria en 2011 mientras dormía en una celda. «Ya tenemos una casa propia en la cárcel», bromea mientras cuenta a GARA la compleja situación que afrontan desde la ruptura del proceso de diálogo.

Dicen que el DTK es incluso más importante que el HDP.

Uno no es más importante que el otro. El HDP abarca Turquía y está enfocado a solucionar los problemas del movimiento kurdo y democratizar el Estado. Es un proyecto que representa a todos. En cambio, el DTK es un movimiento civil que solo actúa en Kurdistán. Las decisiones que toma el pueblo kurdo las proponemos al HDP. Somos un nexo entre el pueblo y el HDP.

¿Qué opina del YDG-H (milicia kurda urbana) y sus zanjas?

Son una forma de autodefensa. El Estado turco ha detenido sin ninguna razón a más de 10.000 kurdos y matado a la gente en la calle. Nuestro ideario dice que nosotros mismos ordenaremos nuestra existencia. Para eso tenemos que cambiar la Constitución y para eso el señor Öcalan se ha esforzado durante los tres últimos años. Pero al final –tras la ruptura del proceso de diálogo– los jóvenes se han sentido engañados y con furia han decidido defenderse.

Pero Turquía alega que esta forma es ilegal.

Cierto, es ilegal. Abrir zanjas en las calles no es una decisión del pueblo kurdo. Es una iniciativa civil que parte del YDG-H. Pero los jóvenes tienen razón. Los kurdos han vivido bajo un sistema ilegal. ¿Acaso son legales las detenciones? El Estado ha presionado a los kurdos y han respondido con la autodefensa. Pero nosotros, como políticos, vemos que esto no lleva a ninguna parte y puede incrementar la violencia. No culpamos al YDG-H porque sus motivaciones son correctas, pero aprobar sus acciones es otra historia.

Las marchas por Sur –el distrito de Diyarbakir que lleva más de tres meses bajo el toque de queda– no han concentrado a mucha gente. ¿Por qué?

En realidad no creemos que sea así. Nuestro pueblo sigue apoyándonos y si la situación lo requiriese tendríamos incluso más apoyo. En estos días el pueblo está perdiendo los nervios con el miedo y si sale a la calle es posible que acabe muerto.

En noviembre miles de kurdos cambiaron del HDP al AKP. Ahora parece que ambos están perdiendo apoyo en Kurdistán Norte. ¿Cree que otros grupos como Hüda-Par –heredero de Hizbullah–, Azadi o seguidores de Barzani se beneficiarán?

No lo conseguirán. El movimiento kurdo ha luchado y sacrificado su vida por este pueblo. Fuera de este movimiento está Hüda-Par. El pueblo sabe que siguen siendo Hizbullah. El pueblo kurdo se acuerda de los años 90 y cómo el Estado hizo que los kurdos se matasen entre ellos. Cuando creamos el DTK (2007) dijimos a Hizbullah que vinieran con nosotros, pero prefirieron seguir en la órbita del Estado. Azadi no es muy activo en política. No creo que sean una alternativa.

Hizbullah tiene apoyo en ciertas regiones. ¿Se pueden repetir los choques de los 90?

El Estado puede llegar a utilizar a Hizbullah, como en los 90, pero después no se vivieron nuevos enfrentamientos porque el PKK apostó por detener la lucha. En octubre de 2014 –las revueltas por Kobane que dejaron decenas de muertes en Kurdistán Norte– se hizo una llamada a Hüda-Par para frenar la tensión. Los enfrentamientos son una posibilidad, pero no espero que se repita lo de los 90.

El PKK ha repetido que en primavera sus acciones podrían dirigirse al oeste de Turquía. En ciudades como Esmirna o Estambul tienen apoyo.

Dirigimos la lucha política y queremos solucionar las cosas en el Parlamento. Con la presión no creo que lleguen las soluciones. En Cizre han muerto 200 civiles y esto divide aún más al pueblo. Nosotros insistimos en la unión, y por eso no creemos que sea una buena idea llevar la lucha al oeste. El Gobierno ha dicho que no negociará un nuevo proceso de paz ni con el HDP ni con el PKK. Ha deslizado que lo hará con líderes tribales y grupos políticos minoritarios como Hüda-Par o el Partido Socialista del Kurdistán. No se puede crear un interlocutor falso. ¿Cómo va a sentarse el Estado con Hüda-Par si son aliados? ¿Está de acuerdo con que el líder de los kurdos es el señor Öcalan, con el PKK como partido, con que millones de kurdos han votado por el HDP? Nosotros defendemos que otros grupos estén en la mesa, porque representan a algunos kurdos, pero no podrán alcanzar una solución porque no son los verdaderos interlocutores. El PKK y el Estado han luchado durante años y ellos tendrán que solucionar el problema.

Öcalan no ha rechazado el sistema presidencialista, cosa que sí hizo Demirtas. ¿Aceptaría una negociación sin PKK-HDP?

Öcalan es el actor principal en la causa kurda y la solución. Se pueden sentar solo con él y estaremos de acuerdo. Él no es una simple persona, representa a un movimiento y cualquier conversación con él nos representa. Pero no sé si aceptaría estar solo, porque es un ser comunal y no sería una decisión democrática. Lo más probable es que lo quiera discutir con sus camaradas.

La actual lucha ha roto lazos entre los pueblos kurdo y turco. Sin el apoyo del pueblo turco no lograrán su autonomía. ¿Cómo van a restaurarlos?

Por desgracia así es. Seguiremos con nuestras llamadas por la paz. El Estado ha silenciado a Öcalan, pero si volviesen las conversaciones significaría que el Estado de nuevo estaría preparado para conversar. Si esto ocurriese, la influencia del señor Öcalan serviría para eliminar las zanjas y barricadas. Su rol podría ser incluso más importante que el de Mandela.

Erdogan dice que no permitirá una autonomía kurda en Siria, y suele cumplir su palabra.

No hay nada seguro al 100%. Ha tenido que dar marcha atrás más de una vez. En Mosul tuvo que volver con sus tropas –después de entrar en Irak sin el consentimiento de Bagdad–y las YPG pasaron la línea roja –cruzar hacia el oeste del Éufrates–. Si el caos sirio se extendiese por Turquía estaría obligado a darnos la autonomía. Por eso está organizando este genocidio. El futuro de Kurdistán Norte está unido al de Rojava y si Erdogan cierra esta puerta, caerá.

Pero los turcos no ven con buenos ojos que kurdos cercanos al PKK controlen 900 kilómetros de frontera con Turquía. ¿No deberían convencer antes al pueblo turco?

Por supuesto. Pero el pueblo turco cree en las mentiras del Estado. Es una tradición asentada. Hasta el día de hoy las YPG no han tirado ni una sola piedra a Turquía. No existe ningún problema de seguridad. Salih Muslim –líder del PYD– ha repetido que somos amigos, pero si Erdogan y su círculo no dejan de repetir que son enemigos, el pueblo turco se lo va a creer.

Usted dijo que Massoud Barzani ya acepta una federación en Rojava. Pero él tiene mejor relación con Erdogan que con ustedes. Si Barzani tuviese que elegir entre Erdogan y PKK-PYD, ¿por quién se decantaría?

Barzani es un buen patriota, un kurdo nacionalista. Por la coyuntura actual ha tenido que elegir a Erdogan, pero viene de la familia Barzani, es hijo de Mustafa Barzani, y no puede vender a los kurdos. Creo en ello. Barzani ha entristecido a los kurdos por los acuerdos con Erdogan y las palabras que ha dirigido a Rojava. Pero ha dicho que no permitirá a sus hermanos sufrir lo que él ha sufrido. Al final somos hermanos, y cuando llegue el momento estoy segura de que elegirá a los kurdos y abandonará a Erdogan.

Parece que EEUU y Rusia confían en los kurdos; al menos en Siria. Pero ambos países tienen un dilatado historial de traiciones. ¿Pueden confiar en ellos?

Los kurdos hemos vivido mucho y esto nos ha convertido en un pueblo más inteligente. Sabemos que Rusia nos utiliza, pero cuando pase este momento necesitaremos su ayuda para implementar nuestro sistema en Rojava. Barzani está ahora con Turquía y EEUU porque no tiene otra opción para vender su petróleo. Hoy los kurdos necesitamos el apoyo de esos poderes. Luchamos en el frente, pero ganaremos en la mesa, que es donde necesitamos aliados.

Su nombre figura en la lista de integrantes del HDP a quienes quieren levantar la inmunidad parlamentaria. ¿Qué podría suceder en Kurdistán Norte si volviesen a la cárcel?

A nivel personal no sería tan preocupante, pero sí una catástrofe para el país. No nos importaría ir a la cárcel porque venimos de allí. El problema es que representamos al pueblo kurdo. Si el Estado nos abandonase y metiera a la cárcel, significaría que abandona la vía política. Ahora estamos intentando recuperar la escasa esperanza que queda en el diálogo. El mayor problema es que la situación actual podría desencadenar una guerra civil.

El giro autoritario de Erdogan es evidente, pero la UE sigue sin levantar la voz por la crisis de refugiados.

Europa va a verse obligada a tomar decisiones. El silencio sobre las matanzas ha envalentonado a Erdogan. Pero no creo que solo sea por la crisis de refugiados. De alguna manera la UE y EEUU apoyan este tipo de política. Los derechos humanos en la UE están siendo pisoteados, aplastados, y ahora están en manos de Erdogan. Pensamos que si en Kobane el Estado Islámico hubiese vencido, ahora el mundo estaría negociando con ellos. Pero como ganamos, se sientan con nosotros. Por eso ya no confiamos en nadie y no esperamos nada de nadie. Cuando logremos afianzar nuestra resistencia será cuando ellos abandonarán su silencio.

A este Newroz le rodea mucha tensión. ¿Podría producirse un atentado o que la Policía utilice la fuerza y veamos muertes?

Lo veo como usted. Vamos a ir a celebrar el Newroz porque es nuestro derecho y nadie nos lo va a quitar. Estamos preocupados por la posibilidad de que este Newroz sea como en los 90 y lancen gas, carguen e incluso muera gente. Aún me queda algo de esperanza para que no sea así. Ojalá que Öcalan pudiese mandar de nuevo un mensaje y acabar con la lucha, pero mi esperanza no da para tanto.