Pablo GONZÁLEZ
CRISIS EN UCRANIA

Los tártaros de Crimea y su uso como herramienta política

La reciente victoria de una cantante tártara de Crimea en el festival de Eurovisión ha puesto de actualidad la deportación que sufrió su pueblo por parte de las autoridades soviéticas. ¿Cuál fue la situación de los tártaros y cómo se utiliza hoy en día?

Tras años de olvido, los tártaros de Crimea, uno de los pueblos con más tradición de la región, vuelven a la actualidad con el conflicto de Ucrania de fondo. Kiev los ha empezado a utilizar activamente como arma arrojadiza en la disputa con Rusia por la península que ésta se anexionó en 2014. Para ello se usan argumentos que aluden al pasado soviético y a los problemas actuales, pero se eluden otros que no son del interés, o bien de los propios tártaros, o bien de Kiev. Pasado y presente se mezclan secuestrando el futuro de este sufrido pueblo.

En menos de dos días, entre el 18 y el 20 de mayo de 1944, 228.543 personas fueron deportadas a la fuerza por las autoridades soviéticas desde la península de Crimea hacia otras regiones más al este de la URSS, especialmente a Asia central. 191.014 de esas personas eran tártaros de Crimea, uno de los pueblos con más tradición de la región. Hasta 1989 no se les dio permiso para volver a vivir libremente en su región de origen. Precisamente “1944” es el título de la canción de la cantante Jamala que ha ganado el festival de Eurovisión para Ucrania este año.

Según ha explicado la propia cantante, es un tema que tiene que ver con su historia personal, pero en algunas entrevistas no ha podido negar el trasfondo político de la canción. Es precisamente ese trasfondo el que más ruido mediático ha generado. Se ha usado para volver a sacar a la palestra la deportación ocurrida hace ya 72 años. Ucrania se ha erigido en defensora de los derechos del pueblo tártaro de Crimea y acusa a Rusia de su persecución, tanto pasada como actual.

El pueblo tártaro sigue en medio de la polémica sin que nadie realmente le haya preguntado su deseo real. Lo ocurrido hace 72 años sigue pesando en un presente difícil con Rusia y ante un futuro incierto por las tensiones entre Kiev y Moscú. Para entender mejor la situación hay que ver las claves de la historia de los tártaros, los sucesos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial y las posteriores relaciones tanto con el Moscú soviético y posteriormente ruso, como con el Kiev independiente.

Historia problemática común

Crimea casi siempre ha sido un territorio multicultural y multinacional. En diferentes épocas de su historia la han habitado griegos, armenios, hunos... Formó parte del Imperio Romano y del Bizantino. En el siglo XIII fue conquistada por la Horda de Oro, que dos siglos después dio lugar a la creación del Kanato de Crimea (kanato es una entidad política gobernada por un kan), el inicio del dominio tártaro sobre la península y territorios adyacentes, y al aumento de ese grupo étnico en detrimento de los griegos y armenios. Al norte, este kanato tenía frontera con la Unión de Polonia y Lituania y con el incipiente Estado ruso.

La relación era bastante problemática por la costumbre tártara, heredada de los mongoles de la Horda, de atacar a sus vecinos para, entre otras cosas, esclavizar a su población. Se calcula que unos dos millones de eslavos fueron esclavizados por los tártaros durante cerca de 200 años de ataques, lo que da una media de cerca de 30 personas al día. Muchos de esos esclavos eran liberados después de varios años de servicio, y volvían al norte a sus lugares de origen dejando testimonio de lo ocurrido. Todo ello dejó una importante marca en las relaciones históricas entre los tártaros y sus vecinos eslavos. Finalmente, en el siglo XVIII Rusia capturó Crimea añadiéndola a su creciente imperio. Empezó el dominio ruso de la región.

Pérdida de peso demográfico

Esta convivencia significó la pérdida paulatina del peso demográfico de los tártaros, pasando a ser los rusos mayoría a partir del año 1917. En el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 había en Crimea 218.179 tártaros, el 19,4% de la población. La URSS entró activamente en guerra en 1941, siendo Crimea desde ese año escenario de encarnizadas batallas. En el primer año de la guerra se movilizó en Crimea aproximadamente a 90.000 personas, de las cuales 21.000 eran tártaras. Antes de que acabara el año, unos 20.000 tártaros desertaron de las filas del Ejército Rojo. El Ejército de Hitler llegó a tener cerca de 19.000 tártaros enrolados en batallones de defensa regional. Algunos tártaros se fueron con los alemanes cuando éstos dejaron Crimea ante el avance soviético.

Durante ese tiempo los tártaros intentaron tomarse una revancha contra los opresores rusos. Animados por los alemanes, quienes vieron en ellos un aliado fiable, lanzaron una campaña que mezclaba motivos antisoviéticos con las ideas musulmanas. Así, bajo el Gobierno alemán, el periódico tártaro “Azat Krim” (Crimea Libre) en 1942 cargaba contra los bolcheviques, pero también contra Churchill por querer «hacer renacer el Gobierno judío en Palestina». Quien para unos era un conquistador y exterminador fue visto por los tártaros como un liberador, de ahí que el colaboracionismo con los alemanes sigue siendo bien visto por ciertos círculos tártaros hoy en día.

Eso es algo que Stalin nunca perdonó. Búlgaros, chechenos, ingusetios o tártaros de Crimea, entre otros pueblos, fueron deportados en masa al interior de la URSS. Si bien esta deportación se hizo de una manera brutal, los archivos soviéticos hechos públicos tras la desaparición del país muestran que no fue en ningún momento un programa de exterminación. Para la década de 1960 había en la URSS aproximadamente 360.000 tártaros. En 1989 se les permitió ir regresando para vivir en Crimea, mientras que, por ejemplo, a los chechenos, otro pueblo deportado en 1944, se les dejó regresar a su región en 1957.

Vida en la Ucrania independiente

La desaparición de la URSS supuso una nueva oportunidad para los tártaros. A pesar de que ya podían regresar a su región de origen, no lo tenían fácil. Las nuevas autoridades de la Ucrania independiente seguían poniendo problemas similares a los que antes ponía el Estado soviético. Es algo que ahora intentan obviar, pero la propia organización de autogobierno de los tártaros de Crimea, el Medzhlis, no fue reconocida oficialmente por las leyes ucranianas hasta el 20 de marzo de 2014, cuatro días después del referéndum, no reconocido internacionalmente, sobre el estatus de Crimea en el que se votó a favor de unirse a Rusia.

El final de la amnesia de Kiev

Esta relación tampoco fue fácil en los años anteriores. El hasta hace poco primer ministro ucraniano Arseniy Yatsenyuk acusaba de terrorismo y separatismo turco a los tártaros en los tiempos en que era presidente el pro-occidental Viktor Yuschenko. El propio Yuschenko declaró en cierta ocasión que no importaban las etnias, que todos los ciudadanos de Crimea eran ucranianos. Todo cambio drásticamente con la anexión de Crimea. Kiev se acordó de los tártaros, a los que había permitido ocupar ilegalmente tierras en Crimea, pero a los cuales aun así mantenía en un limbo legal.

Como ya informó GARA, tanto en marzo de 2014 desde Crimea, como recientemente en unas declaraciones del líder tártaro Mustafa Dzhemilev, Moscú intentó un acercamiento. El modelo eran otros pueblos musulmanes de la Federación Rusa, como los tártaros del Volga o los chechenos, que habían tenido serios problemas durante la época soviética e incluso rusa, pero que ahora se desarrollaban satisfactoriamente. El dirigente tártaro negó cualquier oportunidad de colaboración movido tanto por las promesas de los dirigentes ucranianos y occidentales, algo que él mismo admite, como por el recuerdo del pasado.

Un aniversario triste

Finalmente, la propia organización de autogobierno de los tártaros de Crimea, el Medzhlis, fue prohibida en Rusia por «llevar a cabo acciones de índole separatista», aunque no otras organizaciones tártaras. Las nuevas autoridades de Crimea han celebrado el triste aniversario de la deportación junto a la comunidad tártara. Aun así, el 7,5% de los tártaros ha abandonado Crimea, pero el resto sigue en su tierra, resignados a vivir con un futuro incierto, en el que una vez pasado el conflicto entre Kiev y Moscú, ellos dejarán de ser noticia y no serán recordados a menos que a alguien ajeno a ellos le haga falta. Ucrania ha ganado el festival de Eurovisión utilizando a un pueblo con una gran historia con un interés momentáneo propio. El futuro dictará si esa preocupación es coyuntural, como parece, o sincera.