Joseba VIVANCO
Entrevista
CARLOS GURPEGI
CAPITÁN DEL ATHLETIC

«Veo la base del equipo, los conozco y soy muy optimista cara al futuro»

Carlos Gurpegi (19-8-1980) completó ayer su último entrenamiento y se despidió del césped de Lezama con un pasillo entre sus compañeros, aplausos y alguna colleja amistosa. Todavía le queda la cita con la Euskal Selekzioa. A partir de ahí, descansar y comenzar una nueva vida sin desligarse del fúbol.

¿Ganas de ese último entrenamiento –ayer– en Lezama?

Sí... No sé cuándo se me quitarán las ganas de entrenar. Ha sido muy especial, ir a la taquilla con las cajas y empezar a recoger... Un momento complicado, pero es así. Un día vamos a dejarlo en dificilillo.

Un adiós marcado por muchos pequeños momentos...

Es así. Por ejemplo el mismo día de la despedida, el ver a mi hermano, a mi primo y mi mejor amigo en la grada de animación fue un momento, por inesperado, muy bonito; al día siguiente lo del tractor, ahora recoger la taquilla... Momentos bonitos.

Una manera de asimilar el adiós poco a poco y no de golpe.

Sí, porque la gente te pregunta «¿y ahora qué?», y yo todavía no soy consciente de que voy a dejar de ir a entrenar a Lezama a diario. Bueno, toca descansar, vacaciones y acostumbrarse.

La despedida de San Mamés, ¿la había soñado muchas veces en esas semanas y días previos?

Joe, creo que no hubiera salido mejor ni soñándola. Fue todo perfecto y me siento muy privilegiado, porque es difícil terminar así. Fue una tarde-noche increíble. La gente que vino de Andosilla estaba alucinada de todo el cariño de la gente.

Ese día de la despedida hubo muchos momentos emotivos, pero particularmente me quedo con el de su cambio por Rico, ahí se le escaparon las lágrimas y creo que a todo San Mamés.

Es que ahí realmente empiezas a pensar que esto ya no vuelve, última vez que piso el campo como jugador, que ya no voy a vivir todos esos momentos, y fue de lo más emocionante y difícil para mí, el que más.

¿Qué es lo primero que le dijo la familia tras el homenaje?

Sobre todo, cuando llegué a casa ya más tranquilo, que tenía que estar muy orgulloso de todo lo que me quería la gente, de cómo se había portado durante mi carrera, pero ya lo de ese día fue increíble, mi familia y gente cercana era lo que más me repetía, el orgullo de ese cariño recibido.

¿Y sus dos pequeñas?

La mayor estaba feliz... La pequeña con un poco más de miedo, pero la mayor feliz, aunque luego, fue gracioso, cuando se fueron del campo al hotel se pilló una llorera increíble porque se dio cuenta de que ya no iba a volver a jugar... Quería que su aita siguiera jugando porque se sentía culpable, y es que durante el año yo le iba preguntando a ver si quería que aita siguiera jugando, y ella decía que no, que quería que me quedara en casa jugando con ella a papás y mamás, y por eso se sentía culpable... Era consciente de todo, pero en el campo estuvo feliz.

¿Consiguió pegar ojo esa noche?

Me costó muchísimo, recordando momentos. Es una noche para pensar en muchas cosas, dar vueltas a todo y encima para las siete y media se presentaron allí mis compañeros en tractor... Increíble. La verdad es que estos no dejan de sorprenderme. Una muestra más de su cariño.

Deja atrás muchos años de fútbol en la elite, ¿qué le ha dado este deporte que no se esperara?

Sobre todo no me esperaba conocer tanta gente, tantas buenas personas. Compañeros, fisios, médicos, gente buenísima, y he disfrutado mucho con ellos, incluso lesionado, porque siempre me han sacado una sonrisa. El cariño de todo el mundo, porque yo no marco goles, ni me han pretendido grandes equipos, y salir tan querido de aquí es muy especial.

Dejó claro que no es un adiós, que es un hasta luego, ¿se planteó en algún momento seguir en activo, alguna aventura como su excompañero Andoni Iraola?

Lo veo muy complicado, primero porque Andoni es dos años más joven que yo, no ha sufrido tantas lesiones, pero si me saliera la oportunidad de vivir en Nueva York, de estar encima con gente conocida, pues no sé si dudaría. Pero lo veo muy complicado. Voy a hacer 36 años.

¿Qué puede aportar a futuro Gurpegi al Athletic o a Lezama?

Joe... No lo sé. Aportaría mi experiencia de estos años, el que los chavales vean que es un privilegio jugar aquí, me gusta ayudar a la gente, me gusta estar con un chaval que ha tenido una lesión grave y poder hablarle de cómo lo viví yo. Estar con gente que tiene las mismas sensaciones que yo he tenido. Humanizar las relaciones, que los chavales se sientan queridos.

Porque en los últimos tiempos, con las marchas frustrantes de ciertos jugadores, se ha apelado mucho a lo de fidelizar a los canteranos. Pero nadie ha dicho cómo se hace eso...

Yo creo que eso va mucho en cómo es la persona. Las pérdidas de Amorebieta y Llorente, para lo que es el club, para quien ha vivido con ellos tantos años, son más dolorosas que las de Ander o Javi, que vinieron fichados y se fueron pagando su cláusula. Yo a los chavales les pondría vídeos de Andoni, de Joseba, de Julen, de gente que ha estado aquí siempre y han sido muy felices y no han conseguido títulos. Y ahora que estamos tan cerca, yo creo que es el espejo donde mirar. Que ‘Adu’ haya vuelto y aporte todo lo que da... Se trata de predicar con el ejemplo y aquí tenemos muchos casos así.

Pero aquellos jóvenes no son los jóvenes de ahora, mucho más deslumbrados por el entorno.

Yo tengo la sensación de que el dinero no lo es todo, prefiero no ganar más dinero y acabar mi carrera como el otro día. Pero va con cada persona, algo incluso que se trabaja desde casa.

Como capitán, como compañero, cuando alguien como los citados decide abandonar el equipo, ¿se entiende, duele, ambas?

Duele porque encima eran jugadores que subían mucho el nivel de la plantilla, estaban en el mejor momento de sus carreras y te duele porque tienes la sensación de que si están ellos puedes aspirar a hacer mejor temporada. Luego se ha visto que sin ellos hemos logrado un título, hemos jugado Champions, es decir, que eso habla bien del trabajo de Lezama. Y lo entiendo porque cada uno tiene una mentalidad diferente, vive la vida y el fútbol de manera diferente, y tú puedes aconsejar o no, pero la decisión es de ellos. Duele, pero se entiende.

O sea, que Urrutia ya le está llamando para fidelizar a Aymeric...

(Risas) Yo todo lo que sea por el bien del club, encantado.

Gente que se va, otros siguen, otros suben con fuerza, ¿qué futuro le ve al Athletic en los próximos cinco, diez años?

Yo soy muy optimista. La base de este equipo, los que tienen 26-27 años, ‘Demar’, ‘Sanjo’, ‘Itu’, esa base es muy sólida, ‘Balen’, gente más joven como ‘Willy’, Iker que lleva muchos años... Yo tengo el presentimiento de que ‘Ayme’ va a seguir con nosotros. Bóveda, Etxeita... Les conozco, sé como son y tengo la sensación de que las cosas van a ir bien. Contar luego con ‘Adu‘, Raúl, ‘Susa’, que te dan un plus más. A cinco, siete años lo veo bien.

Porque las vacas flacas llegarán pero el Athletic apunta a normalizar una situación de codearse con los de arriba y pelear por cosas.

Esa es la sensación que tengo. Y sigue Ernesto, que es una garantía. Mi sensación es la de que se puede estar en Europa todos los años, de que el club está bien, que puede venir un año que no lo vaya tanto, pero nos estamos acostumbrando a lo bueno.

¿Y eso es un arma de doble filo, un entorno que exige más, que no perdona un mal partido...?

Que en el club el nivel de exigencia se haya elevado en todos los sentidos es positivo, porque te obliga a cuidarte más, a entrenar mejor, a ganar cada vez más, lo que no te libra de que las cosas vayan mal un año y ahí la gente tiene que ser comprensiva, porque en el Athletic las cosas no son fáciles, los recambios no son sencillos...

Como decía Ernesto Valverde, disfrutar de lo que tenemos ahora...

Que tenga que venir lo que venga pero estamos en un momento bueno, vamos a disfrutarlo y lo que tenga que ser será.

¿Clave, ese cambio de mentalización de que se puede ganar a cualquiera y donde sea?

Sí. Cuando perdimos la final de Bucarest tenía la sensación de que el premio era el de llegar, de que quizá nos faltó la mentalidad de ganar, pero ahora el equipo sí tiene eso. Este año teníamos muy claro que el objetivo era la Europa League, ese sentimiento lo hemos ganado.

¿La mentalidad competitiva del Sevilla, el espejo en que fijarse?

Creo que sí. Mentalmente en eliminatorias es un rival muy difícil y fíjate, tenemos la sensación de que si les hubiéramos echado habríamos estado en la final. Nosotros hablando lo decíamos, ante Valencia o Marsella en momentos puntuales nos vimos fuera, pero contra ellos, fuimos muy superiores en el cómputo.

Al equipo le sigue faltando ese pasito, ese algo para sortear estos momentos cruciales.

Yo creo que el equipo lo tiene cada vez más mentalizado. En la Copa nos echó el Barça y en el Camp Nou nos pusimos 0-1, yo pensaba que metíamos otro y pasábamos. Esas cosas que son las que antes te faltaban.

Porque la Europa League se ha convertido en una competición fetiche, hay un convencimiento de que cualquier año cae...

Y la temporada que viene mis compañeros van a tener claro desde el principio que quieren ganarla. Estoy convencido, además, de que lo podemos lograr.

Todo comenzó en Bucarest...

Aquello, que fue una derrota muy dolorosa, te hace coger experiencia, vivir situaciones nuevas y aprender a mentalizarte para cuando vengan otras.

Último entrenamiento, y ahora le queda otra vida por vivir...

Lo que me apetece ahora es coger vacaciones. Eso sí, soy muy culo inquieto y no voy a estar mucho parado. Pero ahora sí, a estar tranquilo, porque ni me ha dado tiempo a pensar en lo que ha pasado, disfrutar de la familia, y luego se acaba una etapa y empieza otra en la que no me va a ser fácil no sentirme futbolista. Llevo desde los 6 años en un vestuario, y todo el mundo me lo dice, que es una situación complicada de asimilar.

¿Le da vértigo?

Pues sí, porque con los excompañeros que he tenido muchos me dicen que lo han pasado muy mal. No sé, será difícil.

El futuro le tendrá algo reservado, pero usted con una sonrisa...

Eso que nunca falte. Al final, he pasado momentos difíciles que no he podido controlar, lo único que dependía de mí era cómo afrontarlos, y mejor feliz y contento que estar jodido.

 

«Tengo la sensación de que a veces hay mucho silencio en el nuevo San Mamés»

La llegada de Bielsa al equipo fue crucial, que Ernesto recogiera el testigo fue todavía más importante, ¿cree que el público, la afición le ha reconocido lo suficiente su aportación?

Yo tengo la misma sensación y, fíjate, la tengo tanto con Ernesto como con Andoni Iraola. Son gente tan normal, que solo trabajan, que quieren ser cada día mejores, que no suben el tono de voz, no tienen problemas con nadie, que no se venden y quizá no se les valore tanto como merecen. Pero ellos también se encuentran más cómodos en esa situación, por su forma de ser.

Hablando del público, ¿tiene la impresión el vestuario de que en el nuevo San Mamés la grada se ha acomodado, de que como mucha gente piensa se ha convertido en un teatro?

<>Tenemos la sensación de que hay menos ruido, de que se oye menos a la gente, de que hay muchos momentos de partido que nos escuchamos a nosotros mismos, que es algo muy difícil en un campo. Sí es cierto que quizá al ser tan grande... En el antiguo campo cuando alguien cantaba se oía en todo el campo, aquí al ser tan grande no pasa eso. Pero sí tengo la sensación de que a veces hay como mucho silencio.

Quizá por eso uno de los partidos de los que más grato recuerdo guarda es el de la victoria contra el Nápoles, también por el ambiente que se generó.

Sí, ese día fue increíble, desde el primer momento en que saltamos al campo la gente estaba volcada con nosostros, todos éramos conscientes de lo que nos jugábamos, y tengo la sensación de que desde que está el campo nuevo ese ha sido el día de más ambiente.J.V.