Oihane LARRETXEA

LA ESCUELA DEL PAPEL DE TOLOSA, 50 AÑOS DE VIDA

Tolosa era referente en el sector papelero; luego, no fue casual que albergara la Escuela del Papel. A sus 50 años, ha sabido adaptarse a los tiempos sin renunciar a su esencia. Mañana GARA ofrecerá una segunda entrega sobre la situación de la industria papelera.

Era el 13 de octubre de 1965 cuando comenzó el primer curso lectivo de la Escuela del Papel de Tolosa. Han pasado cincuenta años y, sin duda, el centro se ha adaptado a los tiempos pero el papel sigue siendo su razón de ser, parte de su esencia. No fue un hecho casual que el centro de formación se construyera en esta localidad guipuzcoana, más bien todo lo contrario. Tolosa fue todo un referente en el sector papelero y, aunque a día de hoy poco o nada queda de aquello, se le sigue llamando «villa papelera». La primera fábrica se abrió en 1818 y la primera máquina de papel continuo llegó en 1842.

La escuela se construyó en los terrenos de Berazubi tras una permuta de fincas realizada entre Sindicatos y Ayuntamiento. En el proyecto se implicaron todos los que integraban el ciclo de la producción de papel, realizando el pago por cuotas. Por ejemplo, las aportaciones realizadas por las industrias papeleras en el segundo semestre de 1962 ascendió a 1,5 millones de pesetas por parte de 67 empresas. Estas pagaban una cuota de 0,75 pesetas por kilo de papel fabricado. El coste total de la obra ascendió a más de catorce millones de pesetas, según rememora para GARA Martin Letona, actual secretario del centro, quien en los últimos meses ha estado inmerso en la elaboración del libro que recoge la historia de la escuela.

Aquel curso de 1965/66 la plantilla de personal la formaron diecinueve profesores, todos hombres salvo dos: María Concepción Irazuzta Loinaz, perito mercantil diplomada en Idiomas, y María Purificación Oiza Zapata, licenciada en Ciencias Químicas.

El primer cambio sustancial llegó con el final del régimen franquista. Administrativamente, aquello trajo muchos cambios, sobre todo en cuanto a titularidad se refiere. Del Sindicato del Papel pasó a pertenecer al Inem, después al Ministerio español de Educación y finalmente al Departamento de Educación de Lakua, de quien depende en la actualidad. El centro es completamente público.

Cambios legislativos

Jesús Caballero es una de las personas que mejor conoce el centro. Licenciado en Ingeniería Técnica y especializado en análisis y química industrial, han pasado 41 años desde que pisó sus aulas por primera vez. En 1975 lo hizo como alumno y cinco años después se convertía en docente de la escuela. GARA charla con él sobre su evolución y su desarrollo, y aborda los retos que ha superado, sin dejar de lado los que les presenta el futuro más inmediato.

Habla de los cambios. Considera que «los más intensos para nuestro trabajo» fueron los relativos a la normativa «más que el cambio tecnológico que se dio en la propia industria papelera». «Las asignaturas se han tecnificado, y hemos asumido todos los avances tecnológicos con naturalidad, pero los legislativos han sido más traumáticos», admite. Pone como ejemplo el momento en que se unificaron las tres formaciones en la FP: la que impartía el Inem a los parados, la formación continua que daban las entidades a los trabajadores para que actualizaran sus conocimientos y el que ofrecían los centros reglados.

También supuso un cambio sustancial que la formación pasase de ser exclusivamente sobre la industria papelera a que esta sea una rama. Hoy, se forma al alumnado en química y química industrial. «Fue bastante traumático, porque aquello nos restaba parte de nuestra identidad, pero lo asumimos como una oportunidad para abrir el campo. Además, era una decisión unilateral del Ministerio de Educación». La medida afectó a toda la FP a nivel estatal y no solo al papel. Así lo resume: «Toda la familia química estaba muy sectorializada; se pasó de once ciclos a tres, y el nuestro fue uno de los muchos de los que se perdieron. Otro tanto ocurrió con el plástico». La filosofía, en su opinión, fue, en vez de crear profesionales muy especializados, abrir la especialización para que fuera más rentable económicamente hablando. «Se vio que la industria actual requería multiprofesionalidad, gente muy polifacética, pues no se trataba de una industria monolítica».

Valiéndose del margen de autonomía que tiene cada centro para el diseño curricular, la escuela de Tolosa se lo dedicó al mundo papelero. «Era nuestra razón de ser y una demanda de nuestro entorno más cercano, además de ser la industria química más potente –afirma–. Nos jugábamos un poco nuestro futuro. Los medios humanos estaban formados en ese sector más que en la industria química y los medios materiales eran papeleros. Hicimos inversiones nuevas en temas de industria química pero mantuvimos nuestras raíces».

Aquello fue un reto que enfrentaron como centro, pero también como profesorado. Lo difícil era no morir en el intento, en el transcurso de toda esa tranformación. «Conseguir alumnado era muy importante, abrir el campo. Además, coincidió con el declive de la industria, empezaron a cerrar empresas pequeñas, aunque se mantenían las grandes. Y eso que la impresión popular era que la industria papelera se había acabado, cosa que no era cierta, y sigue sin serlo hoy día», defiende.

En cuanto a formación papelera, el centro guipuzcoano es todo un referente a nivel estatal. Trabaja intensamente las relaciones con las empresas, y las prácticas en ellas están muy presentes. Ese será el futuro de la mayoría de los 40 alumnos que tiene el centro actualmente. «La relación siempre ha sido muy directa porque las empresas eran las gestoras del centro. El profesorado, al margen de su tarea docente, tenía una labor investigadora porque se lo pedía la empresa. Hay que pensar que no había ninguna otra especialización papelera en toda España, y esa labor investigadora acompañaba a la labor docente. Después, esa sabiduría la volcábamos a los alumnos, que a su vez trabajaban en esas empresas haciendo prácticas. Aquello obligaba al profesorado a ser docente, investigador, a dar cursos en las empresas, organizar las practicas… Eso fue muy novedoso entonces. Aunque ahora a nadie se le ocurre que un profesor se limite a la tareas docentes, impregnó el estilo y así seguimos».

 

Nuevas competencias

Las nuevas tecnologías, la robótica, la evolución de las máquinas… todo eso hace que la renovación sea una constante. También se dota de mayores competencias y capacidades al alumnado, y es ahí donde se enmarca lo que en esta escuela llaman «inteligencia competitiva». Se trata de estar muy alerta de las tendencias, de lo que se mueve en el mundo y, después de recopilar y filtrar mucha información, establecer un portafolio de proyectos a desarrollar en el futuro. «Son con los que nos postulamos cuando hay convocatorias de innovación», explica Letona, que cita también el método Ethazi, basado en retos: «Las empresas no quieren solo técnicos con conocimientos, sino trabajadores con capacidad de trabajo en equipo, creativos, que asuman responsabilidades y resuelvan problemas»

 

Programa de actos en Junio para festejar el aniversario

El centro integrado de Formación Profesional Don Bosco, en su edificio de la Escuela del Papel de Tolosa, está de celebración. Hace medio siglo que abrió sus puertas y el redondo aniversario se conmemorará con varios actos.

El miércoles 8 de junio, de 16.00 a 19.00, se impartirán en el mismo edificio talleres de fabricación de papel a mano, caretas con pasta de papel y formas tridimensionales mediante plegado de cartón. El día 9, durante toda la jornada, en Topic se celebrará la gala del 50º aniversario con una mesa redonda sobre la FP y una charla sobre nanociencia en el ámbito papelero. Ese mismo día se presentará el libro editado con motivo del aniversario.

El 11 de junio continúa el programa de actos. Habrá un encuentro de todas las personas relacionadas con la escuela: alumnos y alumnas de hoy y ayer, profesorado, industriales… La jornada culminará con una comida.

Para recibir más información e inscribirse en los actos se puede llamar al teléfono 943 672 900 o escribir un correo a idazkaria@fpdonbosco.com. O.L.