Joseba VIVANCO
ALAVÉS

Todo por lo que el equipo y afición han trabajado, hoy y aquí

Pepe Bordalás transmite serenidad al mismo tiempoque no oculta el optimismo y confianza en que lossuyos harán «un gran partido» y no dejarán escapar la primera oportunidad para ascender.

«Hemos trabajado durante meses para tener esta oportunidad y ahora llega la oportunidad de conseguirlo». Así de claro se manifestaba ayer tras el último entrenamiento el técnico albiazul Pepe Bordalás. En el mismo tono que durante toda la temporada, sin una vocal más acentuada que otra, un discurso que lo mismo hubiera valido para el decisivo partido de hoy que para el de hace cuatro meses, pies en el suelo, ni el más mínimo atisbo de triunfalismo, ni siquiera una apelación a no sé qué valores y atributos más allá del juego, que en momentos así invitan a erizar la epidermis. No. A lo que invitó a sus hombres es a ser ellos mismos, lo que han venido siendo esta dura y trabajada campaña, hacer lo mismo de siempre y lo que les ha traído hasta aquí, hasta este último domingo de mayo a falta de dos jornadas y el ascenso al alcance de la yema de los dedos.

Es de suponer que la procesión vaya por dentro. Vimos a Bordalás a pie de campo en Lasesarre llevado por la tensión del momento, siendo uno más del banquillo y no el apaciguador de este sueño. Solo falta un peldaño. Uno más. Y como sostuvo ayer, «estamos ilusionados, tranquilos y con ganas de que llegue el partido». Porque «cuando el balón empieza a rodar, se pasa toda la ansiedad» acumulada. Esa que el vestuario rumia desde que volviera a Gasteiz tras su sufrida victoria ante el filial del vecino bilbaino y es imposible sacarse de la cabeza, los músculos, la almohada.

Saber jugar el partido

«El equipo está bien, está recuperado, somos optimistas y estoy muy tranquilo. El único pero son las bajas que tenemos, pero la plantilla está con una ilusión tremenda», manifestó el entrenador alicantino, cuya confianza en el grupo y sus posibilidades le llevan a declarar de manera abierta, y lo repitió por dos veces, su convencimiento de que «vamos a hacer un gran partido, vamos a hacer todo lo que sea necesario».

Enfrente, un Numancia que no se juega nada y del que toda la parroquia alavesista esperaría se comportara como el perfecto invitado a una fiesta. Bordalás opta por ser cauto. «Dependemos de nosotros, pero no va a ser fácil aun jugando en casa. Hay optimismo, sí, pero siempre con el máximo respeto al rival que viene, seguro, a competir». En ese sentido, cuestionado sobre cómo deben afrontar sus hombres este duelo y saber manejar el vaivén de sensaciones que tendrán por delante, el técnico cree que «tenemos que saber interpretar y saber jugar el partido», haciendo, eso sí, hincapié en que «no podemos intentar hacer algo que no hacemos habitualmente».

Ser ese Alavés serio, compacto, fajador, solidario, juegue mejor o peor, de toda la temporada, debería bastarle para sacar los tres puntos, porque a buen seguro que el plantel albiazul no saldrá a especular con lo que haga el Nástic, sino que su objetivo es hacer sus deberes y cantar el ascenso. Enfrente, su homólogo Jagoba Arrasate, en el banquillo del Numancia, avanzó ayer que «hay que demostrar que estamos en un buen momento, que somos honrados y que queremos competir», aunque sí desveló que habrá cambios en el once inicial porque el equipo necesita refresco. El guipuzcoano confía en defender mejor que en El Sadar porque si no «el Alavés lo aprovechará».

El preparador local no podrá contar por sanción con Dani Pacheco y Laguardia, sensibles bajas de dos pilares claves que obligará a modificaciones en el once. Bordalás podría introducir a Borda en el centro de la zaga, a Bernardello en el medio campo y regresar a un 4-3-3 con Toquero, Kiko Femenía y Juli como jugadores más adelantados. Preguntado por la duda del lateral Carpio y su fuerte golpe en la nariz en Lasesarre, el alicantino dejó claro que cualquiera de sus jugadores sería capaz de estar disponible hoy incluso con el tabique nasal roto. Con esa actitud, imposible que esta tarde se escape el premio. Hoy y aquí.

Mendizorrotza rozará el lleno porque «es la ilusión de toda una ciudad»

Mendizorrotza será una fiesta. Gasteiz será una fiesta. Desde el ambiente matutino, el poteo de medio día, la kalejira hasta el campo entrada la tarde desde la Virgen Blanca, desde que los jugadores salten al calentamiento en presencia de los más fogosos seguidores alavesistas, desde que las gradas dibujen el mosaico preparado por el club del Paseo de Cervantes, desde que suene el himno del Glorioso, desde que el colegiado pite el inicio del partido y el balón eche a rodar. Debería serlo a pesar de que las previsiones del tiempo apunten nubarrones. A partir de ese momento, todo queda en manos de los protagonistas, los futbolistas, llevados en volandas, eso sí, por esa camiseta número ‘12’ retirada en su día en honor a los aficionados. Mendizorrotza espera rozar el lleno. Ayer quedaban aún unas seiscientas entradas, incluidas de la parte visitante, de las poco más de 19.000 localidades. Una tarde-noche que nadie se querrá perder.

Pepe Bordalás reconocía ayer que «no he visualizado» lo que puede ser la animación de hoy en el campo, pero «sé que va a haber un gran ambiente, porque es la ilusión de una ciudad, de unos jugadores, de un club, de una afición y todos vamos a sumar para ganar». Si la propia LFP ha reconocido esta temporada a la afición del Alavés como una de las más activas de la categoría, da miedo imaginar lo que puede ser hoy, aunque el club ya se ha aprestado a solicitar que en caso de lograr el ascenso la gente no irrumpa en el verde. Al tiempo.J.V.