Jose Manuel CASTILLO

LA INDUSTRIA DEL MEDIO AMBIENTE GANA PESO EN TIEMPOS DE CONCIENCIACIÓN

Aclima es el cluster que aglutina a las empresas del «sector medioambiental» de la CAV con el objetivo de aumentar la competitividad y desarrollar métodos para mitigar los daños ambientales. El cluster lo forman tanto empresas privadas como entidades públicas.

Desde la ONU, con la reciente cumbre de París, hasta los ayuntamientos más pequeños, todas las instituciones apuestan por desarrollar medidas para paliar los efectos del cambio climático. Este contexto de concienciación global ha afectado también al mundo de la empresa. Es el caso del denominado sector de medio ambiente o ecoindustria, que cobra cada vez más peso con el objetivo de producir bienes y servicios para prevenir, limitar o corregir los daños ambientales producidos, en muchos casos, por su propia práctica empresarial.

Aclima es el cluster que aglutina a las empresas del sector en la CAV. Entre su centenar de socios, encontramos a compañías privadas como Iberdrola y también a entidades públicas, como las tres diputaciones o los ayuntamientos de Bilbo y Gasteiz, así como a la UPV-EHU, y tres centros tecnológicos. Rakel Reyes, responsable de comunicación de Aclima, define de forma resumida la meta de este organismo: «El objetivo principal de Aclima es mejorar la competitividad del sector medioambiental mediante la prestación de servicios de alto valor añadido y el desarrollo de proyectos de ecoinnovación».

En medio de la polémica

Desde Aclima señalan que su labor se distingue por inculcar métodos para la minimización y reciclado de residuos como el respeto a los ecosistemas y la biodiversidad. Llama la atención que dentro del cluster se encuentren empresas de sectores tradicionalmente muy contaminantes, como la siderurgia o la industria del cemento –véanse los casos de Cementos Rezola o Acelor Mittal–. También destaca la presencia de Zabalgarbi SA, empresa que –con el 35% del accionariado en manos de instituciones públicas– se dedica en Bizkaia a la incineración de residuos tan criticada por grupos ecologistas y expertos de la salud que aseguran que tiene efectos nocivos sobre la salud.

Pese a esas controversias, Reyes tiene claro que los efectos del cambio climático afectarán también al ámbito productivo de las empresas. «No solo creemos que el medio ambiente es un sector con futuro, sino que es el sector del futuro. Si queremos un tejido industrial, moderno, competitivo y sostenible, solo será posible con una ecoindustria que cumpla sus funciones», subraya.

Las iniciativas que propone el cluster a sus socios se basan en el nuevo paquete de medidas propuesto por la Comisión Europea sobre economía circular. El objetivo de estas medidas es avanzar hacia un modelo económico que básicamente consiste en la producción de bienes y servicios reduciendo el consumo y el desperdicio de materias primas, recursos y energía.

Como muestra de la proyección de futuro, desde Aclima señalan que el sector ambiental cuenta en la CAV con 14.000 empleados y una facturación anual de 3.500 millones de euros. De estos números, Aclima representa en torno al 50% de la facturación medioambiental, con 1.790 millones, además de generar 4.650 de empleos «verdes». Desde el cluster indican que para finales de 2016 se espera una ligera mejoría en esas cifras.

Compromisos y beneficios

Muchas empresas podrían asociarse al cluster con el mero objetivo de mejorar su imagen corporativa, teniendo en cuenta la buena acogida social que tiene hoy en día mostrar compromiso ante los problemas ambientales. Desde Aclima señalan que piden a sus asociados implicación con los valores y las actividades del cluster.

A cambio del «compromiso medioambiental»,&flexSpace;Aclima ofrece a las empresas asociadas los beneficios de representar al «sector del futuro». Beneficios como facilitar el contacto entre empresas y otros agentes aprovechando la transversalidad del sector o dar visibilidad internacional a la compañía. Mención especial merece el contacto que tiene Aclima con la Administración pública, ya que facilita que las distintas empresas participen en el desarrollo de nueva legislación ambiental. Punto a tener muy en cuenta, ya que dentro de Aclima se hallan empresas con muy distintos intereses.

El sector medioambiental irrumpe en un tiempo de concienciación global en el que la ciudadanía exige cada día mayor compromiso a las instituciones y las empresas respecto a la conservación de la naturaleza. La XXI Conferencia sobre el Cambio Climático (COP 21) marcó la senda para tomar las medidas necesarias que eviten que la temperatura global se eleve más de dos grados para el año 2100. El acuerdo no será vinculante hasta que lo ratifiquen al menos 55 estados miembros que supongan el 55% de las emisiones a nivel mundial.

Ante la actual situación de indefinición e incertidumbre, es más urgente que nunca exigir a las empresas medidas eficaces que vayan más allá de encontrar un nuevo beneficio en explotar «correctamente» un sector del medio ambiente.