.Mikel CHAMIZO
DONOSTIA
Entrevista
GERMÁN DESCALZO
TROMBONISTA

«Los trombonistas encajamos con facilidad en todo tipo de grupos»

El trombonista burgalés Germán Descalzo, alumno de Musikene, será hoy protagonista del Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Quincena Musical junto al pianista José Manuel Sánchez. Abordarán obras de Castérède, Saint-Saëns, Fauré y Granados, a partir de las 19.00 en el Palacio Miramar de Donostia.

¿Por qué es tan poco habitual ver a un trombonista protagonizar un recital?

Es una cuestión de peso histórico. El violín, el violonchelo, el piano, la flauta o el oboe son instrumentos con una larga tradición solista, tanto en música da cámara como con la orquesta. En el repertorio clásico apenas hay ningún solo de trombón, era una herramienta para hacer acompañamientos y armonías, no melodías. Pero poco a poco el instrumento fue evolucionando y así unos compositores que querían innovar lo emplearon como solista para escapar a los timbres de siempre. Hoy en día podemos decir que ya tiene bastante repertorio original y muchas obras orquestales con solos importantes de trombón.

Pero el trombón es un instrumento de origen muy antiguo.

Sí, el trombón moderno proviene del sacabuche. Sus dimensiones son ligeramente distintas, pero la campana y la idea de un tubo que varía de longitud con una vara es la misma. Se usó mucho al final de la Edad Media y el Renacimiento, pero la primera música específica para trombón solista empezó a escribirse en el siglo XIX y fue creciendo cada vez más en el XX.

¿Qué repertorio ha escogido para su actuación en la Quincena Musical?

Se trata de tres adaptaciones y dos obras originales. Entre las primeras dos piezas cortas de Enrique Granados, “Madrigal” y “Danza gallega”, que había escrito para Pablo Casals. Son piezas espontáneas y con carácter, y como el violonchelo y el trombón tienen una tesitura parecida quedan muy bien en este último. El tercer arreglo es de una chanson francesa, una de las más conocidas de Gabriel Fauré, “Après un Rêve”.

Las otras dos obras sí son originales para trombón. La “Sonatina” de Castérède es la más moderna, una obra en tres movimientos con una energía brutal, muy compleja a nivel rítmico. Nos ha costado mucho trabajo montarla al pianista y a mí, horas de quebraderos de cabeza. Pero el resultado es espectacular. Por último tocaré la “Cavatina” de Saint-Saëns, una de las obras más famosas del repertorio para trombón solista. Es de 1910 pero puramente romántica. Se utiliza mucho en concursos y pruebas, y ha sido una obra importante en la historia del instrumento.

 

Hay algunos trombonistas clásicos de renombre internacional, como Christian Lindberg, pero suelen estar ligados a la música contemporánea.

Cristian Lindberg ha sido una revolución para nuestro mundo. Hizo estallar la bomba del trombón y verlo en directo es un espectáculo. Y sí, ha encargado y estrenado muchísima música nueva. Pero esto debería ser algo común entre todos los instrumentistas. Para violinistas o pianistas existe el riesgo de que, como tienen ya una cantidad tan gigantesca de obras del pasado, no hagan el esfuerzo de salir de ahí y se encasquillen. Pero todos los músicos deberíamos tener la responsabilidad de actualizar el repertorio constantemente para que nuestros instrumentos sigan desarrollándose.

 

Muchos trombonistas saltan entre el clásico y el jazz. ¿Es también su caso?

En ese sentido los trombonistas tenemos suerte, tenemos un mercado muy variado: podemos tocar en una banda, en una orquesta sinfónica, formar quintentos o conjuntos de metales, big bands... Encajamoso en muchos tipos de agrupaciones. A mí el jazz me gusta mucho y, aunque no me he especializado en ello, lo toco siempre que puedo. Soy miembro de una Big Band en Burgos y me encanta, pero mi camino principal va por el clásico, porque hay diferencias técnicas entre ambos mundos que hacen que no sean cien por cien compatibles.

El Balthasar Neumann, otro gran coro internacional, cantará en el Kursaal

Esta 77ª Quincena Musical de Donostia está siendo protagonizada en gran medida por coros y orquestas ya conocidos en la ciudad, cuando no asiduos al festival. Pero esta tarde el Kursaal recibe la visita de Balthasar Neumann Coro y Solistas & Balthasar Neumann Ensemble, que actuarán por primera vez ante el público donostiarra y lo harán bajo la batuta de su director, el alemán Thomas Hengelbrock. En los atriles, la “Sinfonía nº6, Pastoral” de Beethoven y la “Harmoniemesse” de Haydn.

Hengelbrock fundó el Balthasar Neumann Chor en 1991 y cuatro años más tarde el Ensemble, inspirado en el arquitecto alemán barroco Johann Balthasar Neumann. Ambas formaciones han logrado alcanzar un gran prestigio internacional, y participan tanto en programas de concierto como en proyectos operísticos. En 2011 fue considerado por la revista británica “Gramophone” como uno de los mejores coros del mundo, debido a su alta calidad musical y su versatilidad artística, ya que cada uno de los cantantes del coro está preparado para cantar bien como solista o bien como parte del grupo, permitiendo una gran flexibilidad para abarcar un amplio repertorio. Director de orquesta de gran experiencia, Hengelbrock es defensor de la interpretación historicista de las obras, e impulsa esta manera de proceder en sus formaciones. Su interpretación se sustenta en una base documentada históricamente, por lo que las obras –desde el Barroco más temprano hasta la música del siglo XX– son presentadas con un instrumental auténtico y adecuado a cada sala de conciertos.M.C.