Dabid LAZKANOITURBURU

Turquía ataca por aire y tierra al ISIS, y a los kurdos, en suelo sirio

Tras el atentado de Gaziantep, Turquía lanzó ayer su primera gran operación militar en Siria, concretamente contra un feudo del ISIS en la frontera pero con el objetivo de impedir el avance kurdo. En este enrevesado y sangrante juego a varias bandas, EEUU apoya a Ankara y frena a sus aliados kurdos, Siria levanta la voz pero sin estridencias («que se peguen turcos y kurdos») y Rusia asiste preocupada a otro requiebro de su «nuevo amigo» Erdogan.

El Ejército turco lanzó ayer una operación militar por tierra y aire sin precedentes al otro lado de la frontera siria, concretamente contra la localidad de Yarablus, en manos hasta ayer del Estado Islámico (ISIS).

El objetivo del operativo, en el que Turquía hizo uso de aviones de combate, una veintena de tanques y un número indeterminado de fuerzas especiales del Ejército turco –conocidos como «boinas burdeos»–, era dar cobertura a una ofensiva de cientos de rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) que fueron trasladados directamente a la frontera en autobuses desde suelo turco para lanzar una ofensiva y arrebatar al ISIS la localidad de Yarablus, el último nexo fronterizo con el exterior para la capital siria de su califato, Raqa.

La agencia progubernamental turca Anadolu aseguró horas después del inicio del operativo que la brigadas del ESL habían penetrado tres kilómetros en el interior de Siria y que tomaron el control de cuatro localidade&dcThree;s, entre ellas Keklik, una aldea situada cinco kilómetros al oeste de Yarablus, una localidad de 30.000 habitantes, parte de ella de etnia turcomana.

A última hora de ayer, los rebeldes anunciaron haber tomado el control total de Yarablus, y que los yihadistas se replegaron a Al-Bab, hacia el sudoeste.

El objetivo final son los kurdos

Pero el mismo término con el que Ankara ha bautizado a su operativo, el primero con el que cruza la frontera sin rubor alguno, evidencia que el objetivo último es frenar el avance territorial kurdo en su lucha a muerte contra los yihadistas del ISIS.

«Escudo del Éufrates» tiene como fin impedir que las milicias kurdas del YPG y de sus alaidos rebeldes árabes del Frente Democrático Sirio (FSD) avancen hacia Yarablus, en la ribera occidental o derecha del Éufrates y conecten así sus territorios al este del río con el enclave kurdo de Afrin, lo que les permitiría consolidar todo el área de Rojava y establecer una entidad autonóma, al estilo del Kurdistán de Irak, y fuera del control tanto de Damasco como de los rebeldes sirios y, por supuesto, de un ISIS que se bate en retirada.

El propio presidente turco, Recep Tayip Erdogan, señaló tras el inicio del operativo que, más allá del ISIS, el objetivo es el PYD kurdo, considerado una suerte de sucursal siria del PKK.

«Turquía no tolerará los hechos consumados en Siria», advirtió el líder turco, quien con fesó más que implícitamente que su temor es la rebelión kurda contra el Estado que dirige al bramar – emulando el discurso panturco más histriónico – que «no lo conseguirán, no trocearán nuestra nación, no harán caer nuestra bandera, no despedazarán nuestra patria, no destruirán nuestro Estado y –con un añadido islamista– no acallarán nuestras llamadas a la oración».

Cínico, Erdogan advirtió de que en el marco de la invasión militar de otro país «y si hace falta, se utilizarán todas las posibilidades para proteger la unidad territorial (sic) de Siria».

Tibia reacción de Damasco

El régimen sirio calificó de «violación flagrante de la soberanía nacional» la ofensiva y exigió su cese inmediato. Una fuente del Ministerio de Exteriores recordó en declaraciones a la agencia progubernamental Sana que «la lucha antiterrorista sobre el terreno sirio de cualquier parte tiene que coordinarse con el Gobierno y el Ejército sirios».

Sin obviar que a estas alturas esa última exigencia es poco más que una frase hecha en un conflicto en el que todas las potencias mundiales, regionales y locales pugnan a varias bandas, lo que al Ministerio de Exteriores sirio le molestó, más que la violación turca de «sus» fronteras, es el hecho de que «la lucha contra el terrorismo no consiste en expulsar al ISIS y poner en su lugar a organizaciones terroristas apoyadas por Turquía», en referencia a las brigadas del ESL que participaban en el asalto a Yarablus», concretamente la turcomana Sultan Murat, y las árabes Suqur al Yabal, Frente Sham (Levante) y Legión Sham.

Por contra, y paradójicamente, fue el representante del partido kurdo PYD en Moscú, Abdesaliam Ali, quien señaló tajante que «la operación turca es una clara ocupación de su país vecino» y advirtió de que, si persisten en sus planes, «nuestros dirigentes tomarán las medidas correspondientes. Si los turcos entran en territorio sirio, los kurdos obligatoriamente tendrán que enfrentarse a ellos», señaló tajante.

Ali rechazó la exigencia turca de que los kurdos se retiren de la ribera occidental del Éufrates. «Son zonas kurdas, liberadas por los kurdos tras sangrientos combates con los terroristas (...) ¿Por qué deberíamos abandonar ese área por exigencia de Turquía?», añadió.

Así, y mientras el copresidente del PYD Saleh Muslim denunciaba la operación en Twitter advirtiendo de que «Turquía entra en el avispero sirio. Será vencida como Daesh», el «embajador» kurdo en Moscú aseguraba tajante que «los turcos dicen que los aviones de la coalición dirigida por EEUU les ayudan, pero eso no es así. Al contrario, apoyan al PYD y existen planes de seguir apoyándonos».

Juegos a varias bandas

Por contra, y de visita en Ankara, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, confirmó que Washington apoya logísticamente la operación militar turca y añadió que ha advertido a los kurdos de que no atraviesen la ribera del Éufrates. «Les hemos advertido de que no tendrán, en ninguna circunstancia, el apoyo de EEUU si no respetan sus compromisos. Y punto», zanjó, a preguntas de un periodista turco.

Un consejero estadounidense que viajó en el avión de Biden concretó que el apoyo al operativo incluía a consejeros militares estadounidenses in situ y auguró que podría incluir ataques aéreos en caso necesario.

El Estado francés saludó «la intensificación de los esfuerzos de Turquía, socio de la coalición, contra el Daesh (ISIS)».

Alemania fue más allá y apoyó abiertamente el operativo. «Turquía, con razón o sin ella, considera que hay lazos entre el PKK, que nosotros consideramos una organización terrorista, y al menos una parte de los kurdos del lado sirio. Respetamos eso y que a Turquía le asiste el legítimo derecho a actuar contra el terrorismo», señaló la diplomacia germana.

Finalmente, Rusia mostró su «profunda preocupación» por el operativo y advirtió de la posible degradación de la situación y el agravamiento de las relaciones entre kurdos y árabes.

 

Biden trata de calmar los ánimos de su aliado turco

En la primera visita de un aliado desde la intentona golpista del 15 de julio, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, rechazó que su país tuviera conocimiento previo de la asonada y prometió que cooperará en la extradición del considerado cerebro de la asonada, el clérigo Fethullah Gülen, aunque matizó que «comprendemos los intensos sentimientos en Turquía sobre él, pero tenemos que cumplir con nuestras obligaciones legales».

Biden, el único responsable de la Administración Obama que tiene una relación personal con el presidente turco, señaló que «el pueblo de Turquía no tiene un mejor amigo que los EEUU y esto lo repito: no tiene un mejor amigo que los EEUU». Y para demostrarlo, o en clave de resignación ante los hechos consumados, se alineó con Ankara advirtiendo a los kurdos de que no crucen a la ribera occidental del Éufrates. Biden busca así aplacar los ánimos de Ankara, que ha amenazado con que la ola de antiamericanismo creciente en el país podría devenir en ira abierta contra EEUU.GARA

 

Los kurdos doblegan a Damasco en Hassaka

Las fuerzas kurdas han expulsado a la práctica totalidad de las fuerzas del régimen de Hassaka, gran localidad del nordeste de Siria y vértice oriental de Rojava (Kurdistán sirio) tras una semana de combates inéditos entre ambos bandos desde el inicio de la guerra hace cinco años.

Las fuerzas kurdas, aguerridas, bien posicionadas sobre el terreno y con el apoyo aéreo de EEUU, se han hecho con el control del 90% de la ciudad, poblada por un 55% de árabes y un 45% de kurdos, según el geógrafo y experto en Siria Fabrice Balanche.

El alto el fuego concluido el martes bajo los auspicios de Rusia es, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, «una victoria de los kurdos porque técnicamente controlan casi toda la provincia de Hassaka con una presencia simbólica del régimen».

Las milicias del YPG, «Ejército kurdo» con combatientes bregados en el combate contra el ISIS y los Assayech, la «Policía kurda», se enfrentaron a la milicia prorrégimen de las Fuerzas de Defensa Nacional (FDS) y a un puñado de soldados, ya que el Ejército sirio tiene multitud de frentes.

EEUU frenó en seco los bombardeos sirios amenazando con intervenir si atacaban a sus fuerzas especiales, que están codo a codo con el YPG.

Rusia, principal sostén militar de Damasco pero que tiene buenas relaciones con los kurdos, medió para evitar una humillación total a su aliado y ha logrado que, de momento, los kurdos accedan a que unos pocos polIcías sirios controlen los edificios administrativos de la ciudad. El resto se ha visto obligado a retirarse.

Hassaka tiene importancia estratégica porque representa una suerte de lengua entre Irak y Turquía. Es vital económivamente porque es el granero de trigo, y de algodón de fama mundial, de Siria, además de albergar pozos petroleros. Desde Hassaka, los kurdos podrían aspirar a controlar totalmente Qamislo, la otra gran localidad de la provincia.

Damasco, que a mediados de 2012 se retiró de muchas zonas de la provincia, podría verse expulsado totalmente. Ello explica los nervios turcos y la contemporización del Gobierno sirio en la ofensiva a Yarablus. D.L.