Arantxa MANTEROLA
baionA

El pastoreo, actividad clave en la economía de montaña

Un centenar de personas han participado estos días en las jornadas que con motivo de su asamblea general organiza la Asociación Francesa de Pastoreo. Este año se han centrado en la situación del sector en Pirineos Atlánticos y, por ende, en Ipar Euskal Herria.

La zona de montaña en el departamento de Pirineos Atlánticos cuenta con más de 4.000 explotaciones ganaderas, la mitad de las cuales son trashumantes. La práctica del pastoreo sigue estando muy vigente en la región. De hecho, se trata de la actividad económica de montaña más importante. Además, más de la mitad de las explotaciones trashumantes del conjunto de los Pirineos se encuentran en la misma.

El sector ha logrado mantenerse gracias a la conjunción de esfuerzos de los principales actores y de las diferentes instituciones afectadas por dicha actividad, a los planes de modernización y a la puesta en marcha de iniciativas colectivas para estructurar las producciones de calidad.

El campo de acción de la Asociación Francesa de Pastoreo (AFP) se extiende a la ganadería equina, bovina y ovina que pasta en montaña. En relación a la primera, los Pirineos Atlánticos son el primer departamento en número de caballos pastando en montaña. En lo que se refiere a Ipar Euskal Herria, el pastoreo de las pottokas es la más numerosa en zona baja y la de los caballos de carga en Zuberoa y zona de Garazi. En cuanto a los bovinos, el ganado más habitual en los pastos de estos es la de la raza Blonde de Aquitaine, criada para carne.

Sin embargo, es evidente que en los pastizales vascos los más hegemónicos son los ovinos. «La mayoría de las ovejas están destinadas a la producción de leche y son ordeñadas en los caseríos y, en la estación de estiaje, algunas directamente en la montaña. En el departamento hay unas 140 bordas donde se colecta la leche y fabrican queso in situ, unas 250 toneladas al año» precisa Cécile Aguerre, responsable de la cuestión de la AFP.

Particularidades

Del mismo modo que la situación del pastoreo en las zonas montañosas del Estado difiere de la de aquí, también hay diferencias entre la situación de los pastos vascos y la de los bearneses. «En el País Vasco todos los pastos de altura son accesibles por carretera o por pista y se puede llegar en vehículo prácticamente a todas partes. En cambio, en el Béarn, solo al 40% y, además, allí se fabrica bastante más queso. Aquí hay más pastores o ganaderos y más diversidad de tipo de ganado, por lo que los pastos de altura están más cargados que en Béarn» añade Aguerre.

Otra de las particularidades de Euskal Herria que han descubierto los participantes en las jornadas provenientes de otros departamentos de montaña es que las zonas de pasto están gestionadas por sindicatos comunales y que todavía se practica el derecho ancestral de uso de los mismos.

«Aquí nos parece algo natural pero a nivel del estado es algo que sorprende. Por ejemplo en los valles de Zuberoa existe el derecho de llevar a las vacas a los pastos altos, nadie puede prohibirlo. En cambio para llevar las ovejas hay que poseer un txotx, es decir una casa o caserío que tenga aneja a la propiedad una borda o cayolar que da derecho a llevar el rebaño a pastar en montaña. Es prácticamente el mismo principio que rige en algunas localidades donde las casas tienen anejo un derecho sobre bosques comunales donde pueden abastecerse de leña. Esa costumbre existía antes en otras regiones francesas pero se ha ido abandonando porque el contexto ha cambiado. Ya no son los ganaderos locales los que suben a la montaña para el verano. En cambio aquí ese derecho de pasto en zona de montaña sigue vigente» puntualiza la técnica de AFP.

También hay situaciones diferentes según las zonas de pastoreo. Las de altitud han beneficiado de más planes y programas específicos que las de la zona intermedia. «En estas últimas ha sido más complicado debido a que el tipo de propiedad es distinto. Hay tierras privadas, comunales… todo está muy mezclado. Además en la zona intermedia los pastos son de menor calidad que en montaña y se han ido abandonando si bien últimamente observamos que hay una recuperación de los mismos», explica Aguerre.

Retos de cara al futuro

Precisamente una de las prioridades que se plantea el sector es estructurar y revalorizar dichas zonas intermedias y, «por supuesto, continuar impulsando y desarrollando la colecta de leche en los pastos de altura puesto que se trata de la producción estrella».

Junto a ello, la asociación seguirá apoyando a los pastores y ganaderos locales para que las explotaciones perduren y sigan activas y cómo no, adaptándose a los tiempos.

«Es necesario continuar con la modernización de las bordas. Algunas tienen más de 150 años y ahora para poder producir queso en las mismas las normas europeas son muy estrictas. Además si queremos mantener la actividad, hay que equiparlas de máquinas ordeñadoras porque los pastores jóvenes no quieren seguir ordeñando a mano. Ya no podemos quedarnos en el típico pastor de antaño. Hay que intentar adecuarse a los tiempos y dar paso a los pastores modernos», concluye Aguerre.