Ingo NIEBEL
ELECCIONES EN BERLÍN

Un nuevo golpe al tradicional bipartidismo en Alemania

Las elecciones regionales en la ciudad-estado Berlín confirman la tendencia hacia el tripartidismo a la hora de formar gobiernos a este nivel. Obsequian a la derechista Alternativa para Alemania (AfD) con una fuerte presencia en otro hemiciclo regional. El resultado electoral da también alas a los que piensan en un gobierno de izquierdas a nivel nacional.

Aunque tanto el SPD como también su socia, la CDU, se habían preparado para aguantar el revés anunciado por las encuestas, el resultado de las elecciones regionales de Berlín fue incluso peor. El SPD perdió casi siete puntos (21%). Aun así, sigue siendo la primera fuerza política en este land-capital por delante de la CDU, que perdió seis puntos (17%). El veredicto del electorado, que ha acudido con más fuerza a las urnas que hace un lustro, ha sido claro y da por terminada la Gran Coalición en esta ciudad-estado.

Las razones de la debacle son múltiples, pero ante todo locales. Ambos partidos se habían desgastado en el gobierno porque no sabían cómo separarse de los «poderes fácticos» que determinan los destinos de la ciudad desde fuera de las instituciones democráticamente legitimadas. Es un secreto a voces que el mundo de la construcción mueve los hilos. La influencia de muy selectos y poderosos círculos, que mezclan intereses empresariales con políticos, data por lo menos de la época de la Guerra Fría, cuando Bonn financiaba con suculentas subvenciones las obras de construcción en Berlín creando así un particular biotopo de corrupción.

Según los estudios postelectorales, han sido cinco los temas que han encauzado el voto. El más importante ha sido el de la justicia social (51%), seguido de la economía y el trabajo (30%), ya que después de la unificación en 1990 sobre todo la parte oriental de Berlín ha perdido muchas de sus fábricas. Le siguen la educación (25%); los refugiados (24%) y el último (18%) los altos alquileres y la falta de vivienda en la capital.

La cuestión de los refugiados ha sido decisiva tanto para los votantes de los Verdes como para los de la AfD. La formación xenófoba ha sido votada asimismo por la justicia social.

He aquí el problema estratégico al que se enfrenta Die Linke cara a la AfD – ha cedido 20.000 votantes a la nueva derecha– que también promete a primera vista justicia social pero exclusivamente para los alemanes. Detrás de este mensaje se esconde un programa neoliberal implícito en el programa de partido.

Así se explica que la AfD haya logrado superar al Linke en el distrito de Marzahn, un ex feudo del partido izquierdista. A nivel local, el Linke se ha impuesto con el 15% como tercera fuerza con unas pocas décimas por delante de los Verdes y la AfD (14%). Como sexta fuerza (6%) ha vuelto el Partido Liberaldemocrático (FDP) al hemiciclo regional gracias a los ex votantes de la CDU. El Partido Pirata se ha desangrado, quedando por debajo del 5%, porque la mayoría de sus votantes se ha ido al Linke y a la AfD.

Al alcalde gobernador, Michael Müller (SPD), no le quedará más remedio que formar un tripartito con el Linke y los Verdes.

En Turingia ya existe un tripartito de tipo «rojirojiverde» y posiblemente le seguirá otro en Mecklenburgo-Antepomeranía. En Berlín el SPD ya gobernó con el Linke hace una década a nivel regional. Pero la izquierda lo pagó caro, perdiendo casi la mitad de sus votantes. Los cuatro puntos ganados el domingo suponen que se ha recuperado de aquellas pérdidas pero su futuro es incierto si repite en un gobierno liderado por el SPD.

Se espcula ya con un posible tripartito de esta índole a nivel nacional como alternativa a la Gran Coalición de Merkel a partir del 2017. Para ello, los tres partidos tendrían que sumar primero los votos necesarios pero no hay clima para «el cambio» hacia la izquierda.

Para llegar a un consenso mínimo en la política exterior y social, el Linke tendría que dejar sus posiciones pacifistas y sociales, lo cual supondría una nueva pugna interna. Además no hay garantía de que los Verdes participen porque han mostrado que también saben gobernar sin mayores problemas con la CDU a nivel regional.

Lo determinante que aún une a la élite política en Alemania es garantizar la gobernabilidad del sistema por encima de intereses individuales y ante la amenaza de una AfD cada vez más fuerte.