GARA
kabul

El ISIS tiñe otra vez de sangre la celebración de la Ashura en Afganistán

Varios atentados contra la comunidad chií convirtieron la celebración de la Ashura, la más importante para esta confesión, en un doble día de duelo y provocaron la indignación hacia las autoridades. Dos ataques reivindicados por el ISIS dejaron al menos 17 muertos el martes en Kabul, y ayer otro atentado mató a otras 14 personas en Balkh, al norte del país.

Varios ataques contra la comunidad chií en Afganistán han bañado en sangre la conmemoración de la Ashura, la más importante en el calendario de esta confesión, y ha provocado la cólera contra un gobierno incapaz de asegurar la seguridad de sus lugares de culto. Después de dos ataques el martes por la noche contra dos mezquitas de Kabul donde se reunían fieles chiíes, ayer fue otra mezquita en la provincia de Balkh, al norte del país, el objetivo de un atentado.

Los atentados de Kabul causaron 17 muertos y 62 heridos, dos de ellos niños, mientras la explosión de una bomba en la entrada de la mezquita de Balkh mató al menos a 14 personas e hirió a otras 28.

Según el Ministerio del Interior, el primer ataque fue perpetrado por un asaltante vestido con uniforme militar que abrió fuego sobre los fieles y lanzó una granada de mano, A la vez, un segundo atacante entró en una mezquita próxima, tomando rehenes. En ambos casos los agresores fueron abatidos por las fuerzas especiales.

El Estado Islámico (ISIS) reivindicó los atentados de la capital afgana, llevados a cabo en el oeste de la ciudad, donde vive la minoría chií hazara.

Sayed Solaiman se agarraba ayer llorando a las puertas cerradas de la mezquita de Karte Saji, donde había perdido a su padre en el tiroteo y relataba que «todo el mundo gritaba aterrorizado, algunos hombres consiguieron huir pero no vi a ninguna mujer que pudiera salir de allí».

Ayer, celebración de la Ashura, una bomba en las puertas de la mezquita de Balkh, tiñó de sangre la fecha que conmemora al muerte del imán Husein, nieto de Mahoma.

Para los chiíes afganos, esta conmemoración se convirtió en un doble día de duelo. Las familias de las víctimas acudieron a los hospitales de Kabul, como el padre de una niña de 6 años en coma y con la cabeza vendada, o Saleha, una mujer herida junto a su hija, que se indignaba al denunciar que «las familias del presidente y de los ricos viven en el extranjero. Son los pobres los que mueren todos los días».

«Después del ataque vimos llegar a las fuerzas de seguridad. Si hubieran estado allí antes, habrían salvado muchas vidas», criticaba un testigo ante la mezquita de Karte Saji. «¡Esta nación está dormida! Es hora de que las comunidades se unan para echar a este gobierno», exclamaba otro.