El Gobierno turco ordenó el cierre de 15 medios de comunicación, la mayoría kurdos, entre ellos la agencia de prensa DIHA y el diario “Ozgür Gündem”, a los que Ankara acusa de vinculación con el PKK. El líder del partido prokurdo HDP, Selahattin Demirtras denunció la medida y afirmó que «pronto todas las cadenas de televisión harán retransmisiones en directo en cuanto Erdogan tosa».

Además, las autoridades turcas han despedido a más de 10.000 funcionarios por supuestos vínculos con el clérigo Fetulah Gulen, al que acusan de estar detrás del fallido golpe de Estado del pasado julio. Académicos, profesores y trabajadores sanitarios se encuentran entre los últimos trabajadores públicos expulsados de sus cargos mediante una ley de emergencia.

Turquía ha detenido ya a más de 37.000 personas y ha despedido o suspendido a 100.000 funcionarios públicos, entre jueces, fiscales, policías y otros trabajadores en una serie de purgas sin precedentes contra supuestos seguidores de Gulen

Además, el Gobierno turco anunció que registrará las conversaciones entre detenidos y sus abogados en casos de «terrorismo», y suprimió las elecciones de rectores en las universidades, que ahora pasarán a ser nombrados por el Ejecutivo.