Al menos 63 milicianos aliados del régimen sirio murieron en cinco explosiones ocurridas en los barrios retomados recientemente por el Gobierno en Alepo. Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, la mayoría murieron al estallar bombas trampa en una escuela ubicada en el barrio de Al Sukari que las facciones insurgentes empleaban como sede.

El Observatorio aseguró que los milicianos entraron en las casas de los evacuados haciendo caso omiso de las advertencias de Rusia y de Hizbulah sobre la existencia de artefactos explosivos en la zona. Entretanto, las fuerzas leales al presidente Bashar al Assad continúan limpiando de artefactos y minas las áreas que estaban en poder de los rebeldes.

Por otra parte, el número de civiles muertos por los bombardeos turcos sobre la ciudad siria de Al Bab, controlada por el ISIS ha aumentado a 104, entre ellos 25 menores, después de que se hayan recuperado más cadáveres que permanecían entre los escombros de los edificios destruidos por los bombardeos y de que murieran varios de los heridos. El Observatorio calificó los ataques como «la mayor masacre» cometida por la fuerza aérea de Turquía en territorio sirio.