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jerusalén

Israel anuncia otras 3.000 viviendas en las colonias que ocupan Palestina

El Gobierno israelí anunció la construcción de otras 3.000 viviendas en las colonias judías de Cisjordania, el cuarto plan que hace público desde que Donald Trump llegó a la Presidencia de EEUU, con el que dicen sentir las manos libres para acelerar la ocupación.

En su cuarto anuncio de extensión de la colonización en las dos últimas semanas, Israel afirmó ayer que construirá otras 3.000 viviendas en Cisjordania. Esta aceleración de la ocupación del territorio palestino desde la investidura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump , trata además de compensar a los colonos en un momento en el que los tribunales israelíes han obligado a demoler una colonia que ha sido reconocida como ilegal –si bien en base al derecho internacional, todas ellas lo son–, lo que ha provocado la cólera de sus habitantes.

El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, autorizaron la construcción de las 3.000 nuevas viviendas. Desde el 20 de enero en que Trump accedió a la Casa Blanca, Israel había dado ya su visto bueno definitivo a la construcción de 566 viviendas en tres barrios de Jerusalén Este, y había anunciado la construcción de otras 2.502 viviendas en Cisjordania.

El pasado jueves, el Ayuntamiento israelí de Jerusalén dio su acuerdo final a 153 nuevas viviendas, que dijo haber congelado por las presiones de la Administración de Barack Obama.

«Construiremos y continuaremos construyendo», prometió Netanyahu, que afirma que la Presidencia de Trump es «una oportunidad formidable» tras las «presiones enormes» de la Administración Obama.

«Entramos en un periodo nuevo de vuelta a la normalidad y aportamos la respuesta que conviene a las necesidades diarias de la población», declaró el ministro israelí de Defensa, que ejerce su autoridad sobre el territorio ocupado.

Las colonias son ilegales para el derecho internacional. Más de 430.000 colonos vive en ellas, condicionando la vida de 2,6 millones de palestinos en Cisjordania. Otros 200.000 israelíes viven en barrios colonizados frente a 300.000 palestinos en Jerusalén Este y 30.000 colonos viven también en los Altos del Golán, que Israel conquistó a expensas de Siria en 1967 y después anexionó.

El portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se limitó a afirmar que «estamos preocupados» por los nuevos planes de colonización israelí.

Traslado paralizado

A la vez que anunciaba los nuevos planes, Israel inició la evacuación forzosa de la colonia de Amona, en cumplimiento de una orden del Tribunal Supremo. Entre 200 y 300 colonos que viven en ella rechazaron abandonarla y cientos de israelíes, mayoritariamente adolescentes, llegaron al asentamiento desde colonias vecinas para oponer resistencia a las fuerzas de seguridad, levantando barricadas y encendiendo hogueras desde el amanecer.

El enfrentamiento llegó al forcejeo cuerpo a cuerpo. «Han arrojado piedras, líquido abrasivo y hay policías heridos», declaró a Efe el portavoz policial Micky Rosenfeld.

«Esta tierra es solo para los judíos y para nadie más, no nos vamos a rendir, vamos a seguir aquí», reivindicó Eliza Ofan, una joven de la colonia cercana de Ofra. Mientras, las familias se atrincheraron en sus casas y obstaculizaron las entradas con tablones y maderas, que más tarde desmantelarían las fuerzas de seguridad, entre el humo de neumáticos quemados.

«Este es un día difícil y las imágenes son difíciles, mi corazón está con los pioneros que han dedicado su vida a construir Amona y ahora lloran por ella, por respeto al Estado de Derecho y a la democracia israelí», manifestó el presidente, Reuven Rivlin. La evacuación continuó durante la tarde con un total de 30 familias desalojadas y 28 viviendas clausuradas y, según el portavoz policial, continuará hoy hasta la demolición de los habitáculos móviles en los que vivían los colonos desde 1996, forzando continuos aplazamientos.

Este mínimo revés para la colonización iba a ser compensado con la ocupación de otras tierras palestinas aledañas, pero el traslado quedó suspendido después de que la ONG israelí Yesh Din presentara una demanda en representación de palestinos que reivindican la propiedad de los terrenos donde se pretendía recolocar a varias de las familias colonas.

El Supremo falló en contra del plan de reubicación propuesto por el Gobierno israelí por tratarse también de tierras privadas palestinas.