María SUÁREZ
londres

El Gobierno británico publica su Libro Blanco con el plan del Brexit

A lo largo de setenta y siete páginas, el Ejecutivo pone sobre el papel el discurso de Theresa May sobre el Brexit del pasado mes de enero. El documento anuncia una implantación «gradual» del nuevo sistema migratorio resultante e insiste en que reconocerá «lo antes posible» los derechos de los ciudadanos de la Unión Europea en suelo británico. La oposición laborista denuncia que el texto «no dice nada» y asegura que «llega tarde».


El Gobierno británico hizo público ayer el esperado Libro Blanco con la estrategia para el Brexit a lo largo de setenta y siete páginas, que básicamente amplían algo más los puntos clave del discurso que la primera ministra, Theresa May, realizó el pasado mes de enero, explicando los doce aspectos en los que se basarán las negociaciones que llevará a cabo su Ejecutivo con la Unión Europea. 

Precedido por un prólogo de May, el texto incluye pocos puntos novedosos escondidos entre argumentos ya conocidos, referentes, entre otros, a cómo se orquestarán los cambios en el control de la inmigración o la salida del mercado único.

En este sentido, el documen- to  recoge que, al igual que sucederá con el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), el nuevo sistema migratorio resultante tras el Brexit se implantará escalonadamente, para facilitar así su adaptación a empre- sas y ciudadanía. Una de las ideas en las que se insiste es en la de trabajar para «garantizar la situación de los ciudadanos de la UE» que residan en Gran Bretaña, así como de los británicos que habitan en países de la UE «tan pronto como sea posible». Para ello se ha «contactado con expatriados británicos y empresas de la UE, para asegurarnos que entendemos sus prioridades». A partir de ahí, no se ofrecen más detalles.

Además, se pretende que el acuerdo comercial que se logre con la UE cuente, en algunos aspectos, con elementos del tratado que rige el mercado único, debido a que «no tiene sentido empezar de cero» cuando los estados miembros y Gran Bretaña  «han seguido las mismas reglas durante tantos años», se lee literalmente. 

Al mismo tiempo que el texto era publicado, el ministro del Brexit, David Davis, lo presentaba en el Parlamento, con un discurso que bien podría haber sido rescatado de comparecencias anteriores sobre el asunto. «El objetivo es conseguir una relación constructiva entre ambas partes, una Gran Bretaña plenamente global e independiente», señalaba Davis, quien insistía en que Gran Bretaña «le desea éxito económica y políticamente a la Unión Europea».

Antes en Westminster

El Libro Blanco no ha sido acogido con satisfacción en la Cámara por parte de la oposición, que aseguraba que «llega tarde, no dice absolutamente nada» y niega el «voto útil al Parlamento», denunció el secretario laborista del Brexit, Keir Starmer. El Partido Laborista exige que Westminster vote el acuerdo final con la UE antes de que sea aprobado en el Parlamento Europeo, y no al revés, como se recoge en el texto presentado ayer. 

El Libro Blanco llega un día después de que se diera luz verde al primer voto sobre el proyecto de ley para activar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa. El texto se preparó a raíz de la petición de la oposición laborista, que exigía un documento oficial que facilitara el escrutinio parlamentario del proceso.

Durante los últimos meses, el Gobierno británico ha mostrado serias reticencias a dar detalles de su plan para la salida de la UE, aunque ha tenido que ir cediendo poco a poco por la presión no sólo de los partidos de la oposición (sobre todo Partido Nacional Escocés y Partido Laborista), sino de los propios diputados conservadores, que se habían unido a la petición del Libro Blanco.

 

Tres páginas y ninguna respuesta para Escocia

El ministro británico para el Brexit, David Davis subrayó en la presentación del Libro Blanco en la Cámara de los Lores el compromiso de su Gobierno para «fortalecer la unión» de los territorios. En el documento, el Ejecutivo asegura que Escocia, Gales y el norte de Irlanda obtendrán el control de los poderes que hoy por hoy ejerce Bruselas en nombre de la Unión Europea.

Sin embargo, no ofrece más detalles sobre cuáles serán esos poderes. De hecho, el Ejecutivo dedica un capítulo entero, que lleva por título «Fortaleciendo la Unión» (tres páginas del documento), a la cuestión de los territorios de Escocia, Gales y norte de Irlanda, sin ofrecer respuesta alguna a las exigencias de los gobiernos, entre las que destaca la petición del Partido Nacional Escocés (SPD) de permanecer en el mercado único tras el Brexit. En el texto se enumeran las proposiciones planteadas al gabinete de Theresa May y se limitan a asegurar que «las conversaciones continuarán para entender correctamente cuáles son las prioridades».

Asimismo, se dedica otro de los capítulos a la República de Irlanda, y en él se insiste en el deseo de mantener una frontera abierta con ese territorio, aunque no hay un compromiso firme: «Cuando el Reino Unido abandone la Unión Europea, aspiramos a tener la frontera más perfecta y sin fricciones posible», se lee literalmente.M.S.