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MANILA

Duterte cancela el proceso de paz con la guerrilla maoísta tras el fin del alto el fuego

Rodrigo Duterte dio por terminado el diálogo con la guerrilla maoísta, al anunciar la retirada del Gobierno filipino de las negociaciones, días después de que ambas partes anunciaran el fin del alto al fuego.

El presidente filipino, Rodrigo Duterte, decidió abandonar las negociaciones con la insurgencia maoísta para poner fin a décadas de conflicto, después de que ambas partes dieran por finalizado un alto el fuego en vigor desde hacía cinco meses.

La guerrilla del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), brazo armado del Partido Comunista de Filipinas, anunció el miércoles que ponía fin a la tregua decretada unilateralmente por cada una de las partes en agosto, cuando iniciaron negociaciones en Oslo. Dos días después, Duterte hizo lo propio con el declarado por él mismo tras el inicio del diálogo.

Duterte, que había liberado a los líderes guerrilleros para relanzar las negociaciones tras asumir el poder en junio, reaccionó de forma airada ante la decisión de los maoístas y aseguró estar dispuesto a combatir durante mucho tiempo.

«Las conversaciones de paz permanecerán canceladas a menos de que haya razones convincentes de que serán en beneficio del interés de la nación», declaró el sábado por la noche, insinuado que la puerta no se ha cerrado del todo y que podrían retomarse los contactos.

Aunque añadió que, por ahora, «pediré al contingente filipino que desmonte las tiendas y regrese a casa. No estoy dispuesto a reanudar las conversaciones de paz». «Quiero decir al pueblo filipino: puede que la paz con los comunistas no llegue en esta generación. Les dije a los soldados que se preparen para una guerra larga», subrayó Duterte. «Luchamos desde hace 50 años. Si quieren, podemos seguir otros 50 años, sin problemas, estaremos contentos de complacerles», advirtió.

Gobierno y rebeldes iniciaron en enero en Roma la tercera ronda de negociaciones e iban a reunirse este mes en Países Bajos para abordar un alto el fuego bilateral antes de reanudar el diálogo en Oslo en abril, pero la negativa del Ejecutivo a excarcelar a unos 440 guerrilleros ha sido un escollo insalvable.

«Es posible negociar»

La guerrilla dio por finalizada la tregua tras acusar al Gobierno de «traición» y de violar los derechos humanos. Pero pese al fin del alto el fuego, aseguró que sigue apoyando el proceso de paz y que «es posible negociar mientras se combate hasta que se alcancen acuerdos sustanciales para hacer frente a las causas principales del conflicto armado y se ponga la base para una paz justa y duradera». «Nos oponemos al uso de los alto el fuego interinos como base para un alto el fuego indefinido sin que haya beneficios sustanciales para el pueblo y sus fuerzas revolucionarias», remachó.

El NEP, que tiene unos 6.000 combatientes, opera sobre todo en el este y el sur de Filipinas. La tregua se pactó en Oslo como parte de un acuerdo que busca acelerar el proceso de paz y acabar con un conflicto que comenzó en 1968 y que se ha cobrado alrededor de 40.000 vidas.