GARA
BILBO

La solidaridad feminista moviliza a 3oo mujeres ante la cárcel de Valladolid

La marcha de Bilgune Feminista trasladó ayer a 300 mujeres ante los muros de la cárcel de Valladolid para lanzar un mensaje de solidaridad y visibilizar las múltiples formas de opresión que la cárcel añade a las mujeres, con especial atención a la situación de Arantza Zulueta, Sara Majarenas e Izar, Nekane Txapartegi y Nahikari Otaegi.

Alrededor de 300 mujeres completaron ayer en cinco autobuses los 300 kilómetros que separan Euskal Herria de la cárcel de Villanublia, en Valladolid, para concentrarse a muros de la prisión con un mensaje cargado de solidaridad, cariño y denuncia. Remarcaron que «existe una urgencia real de poner sobre la mesa la situación de múltiple opresión que sufren las mujeres en la cárcel y de denunciar su esencia patriarcal» y pusieron el foco sobre situaciones extremas como las que sufren Arantza Zulueta, Sara Majarenas y su hija Izar, Nekane Txapartegi o Nahikari Otaegi, presa en Valladolid y aislada del colectivo, a quienes transmitieron el calor común de la lucha por las libertades.

La marcha, iniciativa de Bilgune Feminista en el marco de su decimoquinto aniversario, recordó la realizada años atrás por Aizan y destacó la importancia que desde su origen han concedido a potenciar la participación de las mujeres en la resolución del conflicto político, «exigiendo espacios y proponiendo maneras de hacer desde una perspectiva feminista».

Durante el acto, que contó con la participación de mujeres expresas y representantes del movimiento feminista de Valladolid, Bilgune denunció que las cárceles son «monstruos patriarcales» y defendió la necesidad de construir un modelo en el que la cárcel no tenga cabida. Mujeres que han conocido la prisión reflexionaron en sus intervenciones sobre la persecución y el castigo moral que sufre quien rompe las normas sociales o la utilización que el sistema carcelario hace del cuerpo de la mujer, al tiempo que puso de relieve la importancia de las labores de cuidado que recaen mayoritariamente sobre las mujeres y que son vitales en situaciones extremas como la cárcel.

Orio, con Olatz y Patxi

En las últimas semanas, las movilizaciones por los derechos de los presos han tenido muy presente el caso de Olatz Lasagabaster, tras dar a luz a 600 kilómetros de Euskal Herria sin que sus allegados pudieran acompañarla. Como denunciaron el viernes en Orio, Patxi Uranga no pudo conocer a la pequeña Xua hasta 21 días después de su nacimiento, mientras la madre de Olatz se encuentra hospitalizada en cuidados especiales tras enfermar cuando intentaba visitar a su hija y a su nieta. «No es difícil imaginar la soledad de la madre, la impotencia del padre y la tristeza de la abuela», denunciaron en Orio, para agregar que «esa violencia es inaceptable» y reclamar que Olatz, Patxi y Xua sean trasladados cuanto antes a Euskal Herria.

De otro lado, Sare reclamó ayer en Gasteiz la puesta en libertad de los presos con enfermedades graves y la iniciativa laboral Ireki por el retorno a casa de las personas presas y exiliadas anunció en Donostia que llevará a plazas y pueblos la recogida de firmas iniciada en los centros de trabajo.