No me interesó nada la entrega de “Salvados” con Pablo Iglesias de protagonista. Sintetizo. Nadie me recuerda de una manera tan nítida a Felipe González Márquez como este político de la nueva casta tan resabiado que domina de manera absoluta eso que llaman Podemos. Sus explicaciones son muy vagas y evanescentes, su manera de defender la composición de los cuadros dirigentes con personas afines es totalmente demoledora. La cuadrilla que se ha hecho con el poder va a estar viviendo del presupuesto general las próximas décadas, porque mal que bien, no llegarán a asaltar los cielos, eso es evidente, pero ellos ya tienen su cielo asegurado porque sacarán una docenas de diputados y las listas las hacen para garantizarse la sopa boba. A sus contrincantes les recetan infierno, ostracismo y silencio.

El esquema se vuelve a repetir, con una salvedad, me cuesta creer que este señor de la retórica barata pueda llegar a formar gobierno, ni siquiera llegar a ser vicepresidente como se propuso en uno de los actos más vergonzantes.

Jordi Évole cumplió haciendo esa entrega, me refiero a lo que resultó, a la falta de fundamento, a la vacuidad reiterada de todas sus palabras viejas a la defensiva.

En cambio “El Objetivo” hizo una de las entregas más redondas sentando a la mesa a mujeres que son presidentas de gobiernos autonómicos o alcaldesas. De todos los partidos, y ahí se habló de una manera eficaz, con las lógicas dialécticas enfrentadas al representar idearios diferentes, pero dejando claro que hay que volver a acelerar el paso para lograr a la paridad real, sin trucos, para que cobre lo mismo quien hace el mismo trabajo. Sí, es cierto, es una revolución silenciosa pero eficaz la que han hecho las mujeres. Hoy es normal verlas en lugares de decisión. Pero todavía es poco.