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Se estanca la investigación de los crímenes de guerra en Sri Lanka

La elección como presidente de Sri Lanka de Maithripala Sirisena en 2015 llevó la esperanza para una reconciliación de la isla después de una larga guerra civil. Sin embargo, dos años después, la prometida investigación sobre crímenes de guerra está estancada.

Durante 37 años, Sri Lanka fue desgarrada por la guerra entre la minoría tamil y la mayoría cingalesa. En mayo de 2009 concluyó la ofensiva final del Gobierno contra la guerrilla de los Tigres de Liberación de Tamil Ealam (LTTE), a costa de un enorme derramamiento de sangre. Las fuerzas gubernamentales mataron a alrededor de 40.000 civiles tamiles durante en los últimos meses de la guerra.

Miembro de la comunidad cingalesa, Sirisena había recibido el apoyo de los tamiles tras prometer justicia por los abusos cometidos por el Ejército, compuesto en su mayoría cingalesa. Para sorpresa de todos, derrotó en las urnas al hombre fuerte en la isla, Mahinda Rajapaksa.

Pero el discurso conciliador del nuevo presidente electo ha evolucionado desde entonces. Sirisena dejó pasar el plazo establecido por la ONU para llevar a cabo investigaciones creíbles de abusos, dijo que nunca dejaría que fueran procesados sus soldados y rechazó una nueva propuesta de Naciones Unidas de un tribunal especial con magistrados extranjeros.

«No voy a permitir que las organizaciones (internacionales) me dicten cómo manejar mi Gobierno», señaló un día después de que un informe de la ONU mostrara su alarma por «la preocupante lentitud» del proceso de reconciliación.

Una retórica que tiene reminiscencias y recuerda a su predecesor.