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Australia baraja retirar la asistencia infantil a los niños no vacunados

El Gobierno de Australia baraja prohibir a los niños no vacunados el acceso a centros de cuidado y guarderías. Cerca de 40.000 menores de siete años no han sido vacunados por la objeción de sus padres.

Los niños no vacunados podrían tener prohibido el acceso a centros de cuidado infantil y de preescolar, según un plan del Gobierno conservador australiano. Algunos estados ya tienen leyes de «no pinchazo, no juego», pero el primer ministro, Malcolm Turnbull, quiere una legislación de ámbito nacional para retirar los beneficios gubernamentales a esos niños no vacunados, informó ayer la cadena británica BBC.

Agentes del ámbito sanitario apoyan la iniciativa con el argumento de que los padres y la comunidad tienen la obligación de proteger a los menores.

Un estudio de Australian Child Health Poll entre cerca de 2.000 padres evidenció que el 5% de los niños no estaban completamente vacunados.

Turnbull dijo que es necesario hacer más tras citar el caso de un bebé que murió de tos ferina. «Esto no es un ejercicio teórico, esto es vida y muerte», dijo.

«Si un padre dice ‘no voy a vacunar a mi hijo’, no solo está poniendo en riesgo a su hijo, sino que está poniendo también a los demás niños en riesgo».

La vacunación de los menores no es un requisito legal en Australia, pero al no hacerlo, los padres se ven privados de las ayudas por el cuidado de los niños.

Las familias perderían 10.800 euros al año para gastos de guardería y demás. Según datos de 2015, las autoridades locales estiman que unos 39.000 niños menores de siete años no han sido vacunados por la objeción de sus padres.

Los estados australianos de Queensland, Nueva Gales del Sur y Victoria ya tienen legislaciones que exigen que los menores sean vacunados, o estén en el programa de recuperación, para poder inscribirse en guarderías infantiles.

Menores en mayor riesgo

El presidente de la Asociación Médica Australiana, Michael Gannon, señaló que los niños no vacunados son más susceptibles a las infecciones.

«Si usted, como padre, espera que la comunidad le apoye con los pagos de asistencia social o de acceso a la atención, entonces usted necesita cumplir su parte para contribuir a esa comunidad protegiendo a otros niños», declaró a Fairfax Media.

El llamado movimiento «antivacunación» cree que las vacunas pueden causar enfermedades como el autismo, pero una abrumadora mayoría de científicos asegura que no es así. Las vacunas pueden causar reacciones adversas en un pequeño número de personas, como muchos otros medicamentos, pero la ciencia aceptada es que los beneficios superan con creces los riesgos.

La vacunación generalizada también reduce el riesgo de infección en aquellos que, por razones médicas, pueden no ser capaces de recibir ellos mismos la vacuna.

La llamada «inmunidad de la manada» es una parte importante de los programas de salud pública. La propagación de la enfermedad se detiene con la prevención de que una infección se extienda entre la mayoría de la gente, es decir, los que han sido vacunados. Y así se protege a esos pocos que no han recibido la vacuna.

Pero a medida que aumenta el número de personas sin protección, aumenta el riesgo para cada una de ellas, como sucedió con la primera muerte por sarampión en Estados Unidos en 12 años.