Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Nacen gritando gol

El francés del Mónaco Kylian Mbappe sigue deslumbrando con dos goles más, mientras en el Ajax se estrena el hijo de Patrick Kluivert.

Javier Pastore es un tipo sencillo, cara de chico bueno, nada ostentoso en su forma de proyectarse, ni un solo tatuaje a la vista, del que quizá se esperaba más pero que está siendo el mejor fichaje del PSG este año, tras una larga lesión, y prueba de ello son dos goles esta jornada que le dieron la victoria ante el complicado Olympique de Lyon, tras el mazazo europeo del 6-1 ante el Barça. El argentino fue el primer fichaje galáctico del fondo qatarí que se hizo con las riendas del club parisino allá en 2011. Desde entonces, ha visto desfilar por el Parque de los Príncipes a unas cuantas estrellas, desde Ibrahimovic a Cavani, Lavezzi o Di María –el año próximo se rumorea que podrían llegar Ozil y Alexis Sánchez–, y su irregularidad le ha perjudicado hasta el punto de no ser un fijo los últimos años, y, aún así, la afición le adora como al que más. Quizá porque ven en él lo que un día intuyeron en Ronaldinho o Raí el día que vistieron la camiseta de los capitalinos.

Jugar al primer toque, llegar donde nadie espera, ver la jugada antes que el resto, es lo suyo. «Es saber a la velocidad a la que corre el defensor que viene a marcarte, si te viene rápido o te marca lento. Es raro. Yo me paso la vida mirando lo que pasa alrededor. Voy en el coche y sé cuándo se va a poner rojo, cuándo me va a pasar otro coche. El camino de mi casa lo hago pasando todos los semáforos en verde. Casi ninguno en rojo. Voy pensando. Voy viendo que el semáforo de los peatones se puso rojo y el mío se pondrá verde...», revelaba ‘El Flaco’ hace poco ese don especial suyo, quizá porque nació en la Comuna de San Roque, a 40 km de Córdoba, el centro geográfico de la Argentina.

Un «maleducado del fútbol» como le piropeó Diego Maradona por su facilidad para divertirse sobre el pasto, a este espigado baliarín de ballet con pinceladas del ‘Príncipe’ Francescoli, al que compararon con Zidane y guarda como un tesoro su foto con Juan Román Riquelme cuando adolescente aún fue a probarse al Villarreal, su ‘papá’ Juan Carlos le susurró en su primera prueba con 10 años que dijera que jugaba de ‘10’, y de ‘10’ se quedó. Como jugador y persona, un tipo al que le gusta pagar vaya a cenar o comprar un auto porque si no «después seguro que viene una cosa a cambio», imbuirse del lugar donde juega, saludar a la gente o bailar cumbia y disfrutar de su pequeña Martina junto a su pareja.

Heredero de Henry

Pero en el fútbol francés y en el mapamundi futbolístico continental no es de Javier Pastore de quien más se habla y se escribe, ni siquiera del artillero Alexandre Lacazette, vinculado al Atlético, y que suma ya 23 goles en 24 partidos en Ligue 1 aun cuando Didier Deschamps ni le convoca para los Bleus. Del que nadie se resiste a opinar es el refrescante Kylian Mbappe, jugador del Mónaco, otros dos goles para los del Principado esta jornada, 8 de los últimos 16 de su equipo obra suya, y del que se dice le han puesto un precio desorbitado por encima de los cien millones para quien quiera venir a por él. 18 añitos y abriendo bocas por donde va. Suma 19 goles en esta su primera temporada, uno cada 83 minutos, a la altura de Messi.

Es el nuevo ‘Titi’ Henry, su irrupción supera a la de Karim Benzema, nacido en el seno de una familia dedicada al deporte, su padre entrenador amateur, su madre una jugadora de balonmano que llegó al profesionalismo. Paso inevitable por la prestigiosa academia francesa para los mejores talentos en Clairefontaine, su debut le llegó con 16 años batiendo a Henry en el Mónaco como jugador y goleador más joven. Cabeza amueblada, dicen, respetuoso, tranquilo hasta que «le das una pelota y ya no es tan agradable», afirma el propio Henry. Admirador de Cristinano Ronaldo, su contrato finaliza en 2019 y parece imposible que lo cumpla. El Real Madrid le tentó hace tres años, pero dijo que no. «Es mejor apuntar a la Luna, de esa manera si fallas, llegas a las nubes», llegó a decir el chaval del que nadie deja de hablar y, sobre todo, disfrutar.

Su Mónaco lidera el Championat, tres puntos sobre el PSG, y descolgado se queda ya desinflado la revelación Niza. Como fuelle pierde la otra ‘cenicienta’ de esta temporada en Europa, el Leipzig, que está ya a nada menos que 13 puntos de la apisonadora del Bayern, virtual campeón de la Bundesliga y de cuyo técnico, Carlo Ancelotti, ‘‘SportBild’’ ha revelado que el gran ritual del italiano previo a cada partido es una siesta de una hora y 40 minutos antes de ir al estadio. Veremos si el Dortmund, tercero, no se duerme y da alcance a los de Red Bull gracias a los goles de Aubameyang, mientras el Hohenffeim sigue cuarto, con su joven técnico Julian Nagelsmann, solo 29 añitos, nombrado mejor técnico de 2016.

Destacado como el Bayern camina el Chelsea de otro italiano, Antonio Conte. Martillo pilón, los Blues son pura regularidad, pura efectividad y no fallan. Llevan camino de batir el récord de puntos que ostenta el Chelsea pero del entonces José Mourinho en la 2004-05, y pocos dudan de que será campeón sin el juego más vistoso, de largo, de esta Premier. Para fútbol atractivo ya están City y Liverpool, que se vieron las caras esta jornada con empate final, partido de vértigo, los dos equipos cuyos jugadores más kilómetros recorren, y un Pep Guardiola que recuerda «nunca prometí títulos, solo trabajo, y pocos me ganan en eso».

Un Arsenal que toca fondo

Ambos son tercero y cuarto, respectivamente, a la caza de un Tottenham que le saca ya nueve puntos al Arsenal, y permite a los Spurs soñar con acabar por delante de sus odiados vecinos y evitar que celebren St Totteringham's Day, el día en que los Gunners festejan que han quedado matemáticamente por encima del Tottenham, y evitarlo por primera vez en los últimos veintidós años. Y es que aunque el Tottenham vuelva a quedarse en puertas del título como le pasó con el Leicester el curso pasado, «One man’s trash is another man’s treasure», que reza un dicho inglés, o lo que es lo mismo, lo que para un hombre es basura, para otro puede ser un tesoro. Y quedar por encima del Arsenal lo es, vaya que si lo es.

Un Arsenal que toca fondo en la presumible despedida de Arsene Wenger. No queda por encima del cuarto puesto en Premier desde la campaña 1995-96, lo que dice mucho y bueno de su técnico alsaciano por mucho que durante el partido en casa del West Brom se diera la sonrojante situación entendible solo en Inglaterra de un par de avionetas con mensajes a favor y en contra de Wenger, sobrevolando The Hawthorns.

El partido marchaba con empate a un gol cuando el colombiano Salomón Rondón, que no marca un gol desde el 14 de diciembre del año pasado, dejó su lugar entre los locales a todo un personaje como Hal Robson-Kanu, que solo lleva un tanto en toda la temporada. El galés, un ídolo allí con cuya selección anotó dos dianas en la última Eurocopa, ingresó en la academia del Arsenal con 10 años, pero lo descartaron por bajito. Hoy, con 1,80 de estatura, y tras once temporadas en el Reading, le ha devuelto aquel portazo. Al final, 3-1 cayeron los Gunners, sextos, empatados con un Everton que se ha hecho a la idea del adiós de su goleador Romelu Lukaku que no renovará, y por detrás de un United cuya última derrota data de octubre y acaba de desprenderse del alemán Bastian Schweinsteiger, icono en su día del Bayern, que ficha a sus 32 años por el Chicago Fire de la MLS, a razón de 4,5 millones de dólares por un curso.

El que no tiene prisa por un retiro dorado es el veloz extremo Justin Kluivert, hijo de Patrick, que se ha estrenado, a sus 17 años, como goleador en el Ajax, justo 10 años y un día después del último que marcó su progenitor vistiendo de Ajacied. Otro que está de enhorabuena es el prometedor belga Yuri Tielemans, la joya del Anderlecht, que acaba de ser padre de una preciosa niña, Melinda, a sus 19 años. Quién sabe si al igual que los uruguayos, que diría Eduardo Galeano, hoy «los bebés asoman al mundo entre las piernas de la madre gritando gol».