Ion SALGADO
ONGI ETORRI ERREFUXIATUAK

ZULUAGA ROMPE LOS CLICHÉS RACISTAS DE LA DERECHA EUROPEA

MIKEL ZULUAGA Y ANA RIBACOBA DEFENDIERON LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS REFUGIADAS Y DESMOTARON LOS CLICHÉS EMPLEADOS POR LA DERECHA EUROPEA. «NOS DICEN QUE VIENEN LOS DE FUERA Y QUE NOS VAN A QUITAR TODO», DENUNCIÓ EL ACTIVISTA, QUE PUSO EN VALOR LA DESOBEDIENCIA CIVIL.

En Turquía hay más de 3 millones de refugiados, en Libano una de cada cinco personas llegó al país huyendo de guerras y miseria, y en Kenia se levanta el mayor campo de refugiados del mundo, Dadaab, en el que viven más de 300.000 personas. El número de hombres y mujeres que llega a la frontera sur de Europa es pequeño, y el que de quienes consiguen cruzar las vallas y los estrechos es aún menor. Sin embargo, los gobiernos occidentales y las formaciones de derechas se empeñan en utilizar el drama de los refugiados para ganar votos, dividiendo a la población y distinguiendo entre locales y migrantes. «Nos crean una mezcla explosiva de deseos y miedos continuos diciendo que nos van a quitar lo que tenemos», señaló Mikel Zuluaga, activista de “Ongi etorri errefuxiatuak” que el jueves participó en un coloquio titulado “Desobediencia entre muros y vallas”. Una cita celebrada en Gasteiz en la que también participó Ana Ribacoba.

«Cuando empezamos a ser una clase media nos dicen que vienen los de fuera y nos dicen que nos van a quitar todo. Están jugado con nosotros, nos atemorizan con mensajes de que el Estado de Bienestar se tambalea si vienen los de fuera. Y eso no es verdad. No es verdad que se lleven todas las ayudas sociales, no es verdad que nos quiten el trabajo y no es verdad que aumente la delincuencia, porque ha aumentado la inmigración y ha bajado la delincuencia. Y tampoco es verdad que sean vagos», destacó Zuluaga, que abogó por crear nuevos espacios comunicativos para combatir la xenofobia y el racismo. «Hay que ir convenciendo a la gente para lograr que no aflore la xenofobia en nuestro pueblo. Debemos no colaborar con un sistema injusto, dando valor a la palabra solidaridad y logrando que Euskal Herria sea un pueblo de cogida», añadió.

Desobediencia civil

Y la desobediencia civil puede ser una vía para conseguir ese objetivo. El propio Zuluaga decidió desobedecer a finales del curso pasado, cuando él y Begoña Huarte trataron de ayudar a ocho refugiados a romper el cerco impuesto por Europa. Los dos fueron detenidos en Igoumenitsa. «Cuando llegamos al aeropuerto dije que nadie decide donde nace, nadie decide en qué época nace. Es un juego de la naturaleza, una arbitrariedad, pero hay una constante irrenunciable que debe prevalecer, todas las personas tenemos que tener los mismos derechos y similares condiciones de vida. Eso tiene que ser irrenunciable», subrayó, y censuró que en Euskal Herria se gasten miles de millones en el TAV mientras hay gente muriendo de hambre y violaciones de derechos humanos.

A su parecer, la desobediencia civil es una herramienta idónea para acabar con estos males, y recordó que los «cambios sustanciales de la historia» han sido fruto de actos de desobediencia, «mientras que las mayores barbaries, como el nazismo, comenzaron con actos de obediencia».