Alexander Gauland, publicista de 76 años, exmiembro de la Unión Cristianodemócrata de la canciller Angela Merkel, y uno de los cofundadores de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), y la economista Alice Weidel serán los cabezas de lista del partido a las elecciones del 24 de setiembre.

«Defenderemos al país que heredamos de nuestros padres y nuestros abuelos», proclamó en el cierre del turbulento congreso celebrado desde el sábado en Colonia. Gauland protagonizó el año pasado una polémica con el central del Bayern Munich, Jerome Boateng, de raza negra e integrante del combinado nacional, de quien dijo que «nadie le querría de vecino».

La copresidenta del AfD, Frauke Petry, tuvo que emitir un comunicado de disculpas en su nombre al jugador y al club.

«Somos patriotas»

La compañera de fórmula de Gauland, Alice Weidel, una asesora empresarial de 38 años para quien lo políticamente correcto es «hundirse en la basura de la historia», defendió que el objetivo de un «auténtico patriota» debe ser acabar con la política migratoria «si es que a eso se le puede llamar ya política». «Somos patriotas y no nos dejaremos ablandar», clamó no sin antes afirmar que es «necesario levantarse en defensa de nuestra identidad».

Al margen de los discursos y de las ponencias presentadas, si algo ha marcado este agrio congreso ha sido la incontestable derrota de la copresidenta del partido. Los delegados rechazaron estudiar la propuesta presentada por Petry, quien incluso antes del congreso dejó claro que no sería cabeza de lista en la batalla electoral. En el discurso inaugural del sábado, Petry instó a sus compañeros a lograr que el partido sea el encargado de llevar a cabo un «cambio espiritual-moral» en Alemania y en el resto de Europa y pidió un rumbo hacia la «realpolitik».

Incidió en que debían dejar claro «cómo AfD será una opción de poder realista hasta 2021 para no dejar el terreno de juego y el banco del Gobierno de manera permanente a los partidos establecidos».

«Ayer –por el sábado– fue un día difícil para Petry. Pero la seguimos necesitando», dijo ayer Gauland.

El AfD se disparó en los sondeos hasta alcanzar un 15% de intención de voto, un nivel sin precedente para un partido de este tipo en la Alemania de posguerra. Pero entre las crisis internas y las polémicas sobre el racismo y nazismo, la formación registró un repliegue desde enero, del 7% al 11%, según los sondeos.

Su programa electoral declara el islam incompatible con Alemania, promete el cierre de fronteras y un endurecimiento del derecho al asilo.