Ingo NIEBEL

Cuando Goebbels contestó con «hechos alternativos» sobre Gernika

El corresponsal de guerra George L. Steer puso en jaque al ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, con su reportaje «La tragedia de Guernica». La obra es muestra de rigor periodístico en una guerra en la que caían primero bombas y después mentiras.

Sorprendido por el impacto del artículo de Steer, Goebbels orquestó una campaña mediática tal que explica en parte porque hasta la década de los 70 muchos alemanes dudaron de la autoría de este crimen. Con 30 toneladas de bombas, lanzadas durante horas consecutivas, la Legión Cóndor alemana destruyó Gernika tal día como hoy en abril de 1937. Hubo más corresponsales que Steer que también acudieron aquella noche a la villa en llamas. Pero él regresó al día siguiente para investigar a fondo lo ocurrido porque por primera vez se había destruido una ciudad europea desde el aire. La ciencia ficción se había hecho realidad. El reportaje impactó también porque dio voz a las víctimas, algo impensable en el Imperio nazi de Adolf Hitler.

Desde que en 1933 se le entregó el poder, su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, había creado un vasto aparato de (des)información que marcaba las pautas a la prensa, tanto a la del partido como también a la privada. Las «directrices» que emitía definían a diario el muy limitado espacio en el que los diarios y las revistas podían operar. Aunque se les marcaba el margen de maniobra, las redacciones disponían de cierta «libertad» porque por lo general no tenían que presentar sus artículos antes de publicarlos. Las sanciones vendrían después, si no agradaban al ministro.

El Ministerio de Goebbels se vio sorprendido por la labor de Steer porque no contaba con corresponsales en el bando vasco, sino sólo en el de los golpistas. Acto seguido ordenó que la prensa alemana debía publicar una noticia de su agencia oficial, DNB, según la cual el «gobierno nacional» del general Francisco Franco negaba el bombardeo. Dicha información debería ir acompañada de comentarios, indicando que «la prensa bolchevique y sus amigos» solamente acusarían a los alemanes de ser los autores para distraer la atención de sus propias crueldades.

El “Kölnische Zeitung” (KZ), centenario diario burgués de renombre internacional de Colonia, publica la noticia de la oficiosa DNB, pero le añade un texto propio en tono de comentario diciendo que la «afirmación de que Guernica ha sido bombardeada por aviones extranjeros es especialmente peligrosa porque la pequeña capital comarcal vasca alberga una especie de santuario nacional». Le sigue un breve repaso histórico sobre la importancia que tiene Gernika para los vascos. No obstante, concluye que con la información sobre la destrucción el Gobierno Vasco quiere desviar la atención de que sus tropas han destruido Eibar. Por iniciativa propia, el diario añade un artículo dos veces más largo de su corresponsal en Londres sobre las reacciones en el Reino Unido al bombardeo. Al día siguiente, el KZ continúa su línea con otro reporte pero esta vez escrito por su corresponsal en París. Le añade otro artículo que puede entenderse como si el “Times” desmintiese a Steer. De hecho, el diario británico desautorizó de esta manera a su autor. Al KZ no se le olvida informar, recurriendo a la DNB, de que «las tropas nacionales» han tomado Gernika.

Su tono contrasta con el que emplea su competidor directo en Colonia, el “Westdeutscher Beobachter” (WB), a la sazón órgano oficial del partido nazi en la zona y que hasta ese día ha pasado del tema. Su falta de profesionalidad y credibilidad la camufla con su habitual estilo sensacionalista y redundante: «Desenmascarada campaña terrorífica de difamación» e «Increíbles noticias mentirosas de la prensa inglesa sobre la ciudad de Guerinka [sic! IN] destruida por los bolcheviques».

En su artículo “Guernica”, del 1 de mayo, el KZ considera el nombre de la villa una «palabra clave de una nueva campaña difamatoria contra Alemania». El diario responsabiliza a «bandas anarquistas» de la destrucción y reproduce la mentira franquista, según la cual el día 26 la «aviación nacional» no despegó por el mal tiempo.

El WB vuelve el 3 de mayo proclamando «¡Bolcheviques han aniquilado Guernica!» y lo sostiene con el subtítulo: «Prensa extranjera visita Guernica y rebate las difamatorias mentiras bolcheviques».

El mismo día, Goebbels decide contrastar el reportaje de Steer citando artículos contrarios a él que han salido en la prensa extranjera. El WB decreta «El fin de una mentira infama» recurriendo a «más voces de prensa francesas sobre el caso Guernica». De la misma manera el KZ rechaza la «increíble propaganda mentirosa por el supuesto bombardeo de Guernica con aviones alemanes».

El 4 de mayo, el WB constata que «pocas veces una campaña de difamación mentirosa ha fracasado de manera más miserable que la de Guernica». El mismo día el Ministerio de Propaganda se muestra contento con la campaña de desinformación contra Steer pero también extrañado porque algunos medios hayan publicado el reportaje de Steer.

El KZ y el WB no tenían que darse por aludidos porque habían cumplido su cometido y además seguían arremetiendo contra el periodista inglés. Mientras el primero habla de un «combate de retirada del “Times”», que admite «paulatinamente los incendios premeditados en Guernica», su competencia nazi titula «Esta vez incluso el “Times” contra el “Times”».

En el fondo «hechos alternativos» del ministro de Propaganda Goebbels sobre Gernika perdurarían en Alemania más allá de la muerte de Franco.