Ainara LERTXUNDI
ABUELAS DE PLAZA DE MAYO CELEBRAN EL HALLAZGO DEL NIETO 122

LA VERDAD VENCE AL TIEMPO, AL SILENCIO Y A LA CLANDESTINIDAD

Pese a los secretos propios de la clandestinidad y al tiempo transcurrido, Abuelas de Plaza de Mayo han logrado recomponer la historia de Iris Nélida García y Enrique Bustamente, militantes montoneros desaparecidos, y hallar al niño que tuvieron en cautiverio en 1977.

La clandestinidad, apodos diferentes para unas mismas personas, la ausencia de denuncia por la esperanza de que «el hijo ausente estuviera a salvo» y no desaparecido a causa de su militancia política, la propia dinámica de los centros secretos de detención y la dispersión de testimonios de supervivientes han demorado durante cuatro décadas el hallazgo del nieto número 122, nacido durante el cautiverio de sus padres.

El anuncio fue realizado la pasada semana por Abuelas de Plaza de Mayo en su sede bonaerense. «Bienvenido a la verdad», reza el comunicado leído por su presidenta Estela de Carlotto. La historia se remonta al 31 de enero de 1977 cuando Iris Nélida García, embarazada de tres meses y conocida en su ámbito de militancia como «La Lobita», «Tita», «Pajarito» y «La Gallega», y su compañero Enrique Bustamante, «El Lobo» o «El Chamaco», fueron detenidos por la Policía Federal en la pensión en la que vivían en situación de clandestinidad en Buenos Aires. Ambos pertenecían a la organización Montoneros y fueron vistos en el centro clandestino de detención Club Atlético. Por testimonios de supervivientes se supo que Iris estuvo ahí hasta mayo, momento en el que fue llevada a la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), donde operó una maternidad clandestina, para dar a luz, y que llegó a tener a su hijo en brazos. Enrique también fue trasladado a la ESMA y devuelto al Club Atlético. Su padre nunca denunció su desaparición porque «siempre pensó que algún día regresaría, que estaría en el extranjero», rememora estos días Blanca Nélida Bustamente, prima hermana de Enrique.

Fue muchos años después, en 2010, cuando otra prima se acercó a la Secretaría de Derechos Humanos para solicitar información sobre Enrique, lo que posibilitó que se le incluyera en la lista de desaparecidos.

Contactada entonces por la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, Blanca Nélida autorizó que a su padre, Amado Bustamente –tío paterno de Enrique y con demencia senil–, le extrajeran una muestra de sangre para adjuntarla al Banco Nacional de Datos Genéticos. «La diversidad de testimonios y apodos hicieron que llevara tiempo identificar que ‘Tita’ y ‘La Lobita’ –una, secuestrada embarazada; y la otra, que había dado a luz en la ESMA– eran la misma persona. A partir de la investigación, pudo saberse que uno de los sobrenombres de Iris, cuya desaparición y embarazo había sido denunciada por su padre, era ‘Tita’, por lo que se determinó la conexión con la embarazada vista en el Atlético. Más adelante se supo la identidad de su compañero y se descubrió que no estaba denunciado como desaparecido. A finales de 2004, una persona liberada de la ESMA y que había militado en el mismo ámbito de la pareja pudo identificar al ‘Lobo’ y a ‘La Lobita’ o ‘Tita’ como Enrique Bustamante e Iris Nélida García», explicó Carlotto, cerrando el círculo de esta búsqueda. Contactado por Abuelas ante las sospechas de que fuera hijo de desaparecidos, este joven de 40 años, quien ha pedido reservar su identidad y tiempo para asimilar la noticia, accedió a hacerse los análisis genéticos.

«Ojalá en algún momento se acerque a nosotros y podamos contarle la historia de su padre, de su abuelo… Es bueno que hayamos podido cerrar una historia tan triste con un final feliz y saber que hay algo de Enriquito, como le decíamos, por ahí. Es un sentimiento muy poderoso el que nos embarga», manifestó Ricardo Bustamente, otro primo de Enrique Bustamente. Ni siquiera sabía que había tenido hijos.