Los argelinos están llamados hoy a votar en unas elecciones legislativas marcadas por la apatía general y los esfuerzos del Gobierno para tratar de movilizar a los votantes ante la debacle en términos de imagen que supondría la alta abstención que se espera.

Las elecciones se celebran en pleno marasmo económico. El país, rico en oro negro, atraviesa una grave crisis financiera por la caída de ingresos petroleros.

Tres semanas de discursos, mítines y encuentros de proximidad en los barrios han estado marcados por la falta de ilusión, sobre todo entre los jóvenes, que han perdido la confianza en los políticos, se quejan de que el resultado final ya es de sobra conocido y muestran más interés por las elecciones presidenciales francesas.

Todo apunta a que el Frente de Liberación Nacional (FLN), partido único hasta 1989, volverá a alzarse con una victoria aplastante, a gran distancia tanto de la oposición oficialista como del resto de partidos. No en vano ha vencido en todas las elecciones desde entonces. Las legislativas movilizan normalmente a pocos electores, un 43% en 2012 y un 36% en 2007, cifras ya infladas, según muchos analistas.

«Paciencia»

En un mensaje leído el sábado por una ministra, el octogenario y enfermo presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, apeló a una alta participación para contribuir a la estabilidad del país.

El primer ministro, Abdelmalek Sellal, es más concreto y pide al electorado paciencia ante la grave crisis económica. «No hay más dinero», dijo para justificar los recortes en una visita electoral a Medea, a 90 kilómetros de Argel.