El Estado Islámico (ISIS) asaltó ayer una base de las fuerzas del Ejército del Kurdistán iraquí en Kirkuk, en un ataque suicida en el que murieron dos combatientes peshmergas y cinco resultaron heridos.

Al menos cinco hombres armados y que llevaban cinturones explosivos lanzaron este ataque contra una base en la que también se encuentran asesores militares de Estados Unidos, que apoyan a las fuerzas kurdas y a las iraquíes en los combates contra el ISIS.

Dos de los atacantes activaron su chaleco bomba a la entrada de la base y los tres restantes fueron abatidos por los peshmergas. «Llevaban uniformes de los peshmergas kurdos y se habían afeitado la barba para parecerse a nosotros», explicó un portavoz militar a Reuters.

La base, conocida como K1, se encuentra entre la ciudad de Kirkuk, bajo control de las fuezas kurdas, y la de Hawija, una de las mayores ciudades iraquíes que todavía se encuentra en manos del ISIS.

Ataques en Mosul

El ataque supone una reacción del ISIS, que se encuentra en retroceso en Mosul, pero donde, después de siete meses de ofensiva, aún controla algunos barrios de la zona oeste. En las últimas horas, fuerzas iraquíes progubernamentales lanzaron un ataque para abrir un nuevo frente, pero se han encontrado con la dura resistencia de los yihadistas. El ISIS contraataca con suicidas en coches bomba y francotiradores estratégicamente apostados en puntos clave de la ciudad a la vez que utilizan como escudos humanos a los cientos de miles de civiles que aún siguen dentro de la zona asediada.

La semana pasada las fuerzas gubernamentales lograron consolidar una cabeza de playa en el barrio de Musherfa, en el norte de la ciudad, e intentan ahora avanzar hacia el sur, hacia el centro histórico.