GARA
kabul

El ISIS reemplazará sin problemas a su líder muerto en Afganistán

La muerte del líder del Estado Islámico (ISIS) en Afganistán supone una victoria simbólica para EEUU, que ha prometido eliminar al ISIS del país en 2017, pero no afecta la organización del grupo yihadista, que continúa combatiendo. El Gobierno afgano y el Ejército estadounidense confirmaron la muerte el pasado 27 de abril de Abdul Hasib, líder del ISIS-Jorasán, filial local del grupo, en una operación conjunta en Nangarhar, provincia en la frontera con Pakistán. El Pentágono señaló que en la operación murieron otros 35 combatientes, así como dos soldados estadounidenses.

Hasib había tomado la dirección del ISIS en Afganistán en julio de 2016 a la muerte de su predecesor, Hafiz Saeed, en otro bombardeo.

El analista Ahmad Saeedi consideró que la muerte de Hasib, de quien apenas se conoce nada, «no cambiará nada. Se nombrará a otro comandante». El capitán Bill Salvin dijo que desde principios de marzo «han muerto más de 500 combatientes del ISIS», pero reconoció que «los combates continúan en Nangarhar y el campamento del fallecido ‘emir’ sigue siendo duramente defendido».

El pasado 13 de abril el Ejército de EEUU anunciaba otro golpe de efecto con el lanzamiento de su bomba convencional más potente sobre posiciones del ISIS en el distrito de Achin, en el que afirmó haber matado a 96 yihadistas, pero no minó la resistencia yihadista. Según EEUU, el ISIS tiene hoy menos de un millar de combatientes. A pesar de las bajas, «la seguridad no ha mejorado. Al contrario, el grupo se ha envalentonado y representa una amenaza no solo para el país, sino para el resto del mundo», subraya Ahmad Saeedi.