La psique de los europeos que buscan refugio en la yihad

De lo poco que ha trascendido sobre el autor del salvaje atentado suicida de Manchester destaca que, al parecer, el joven Salman Abedi habría viajado recientemente a Libia, país de origen de sus progenitores y donde reside su padre, y desde allí habría viajado a Siria.

Ese viaje «iniciático», junto con los testimonios de vecinos que le describen como serio y reservado –una psique cada vez más recurrente en este tipo de casos–, son algunas piezas de un puzzle sangriento realmente sobrecogedor.

Líbrenme los dioses del materialismo histórico del pecado de interpretar en clave nihilista este tipo de atentados. Lo que no evita pensar que alguien que se revienta con explosivos en mitad de un vestíbulo repleto de niñas y adolescentes no debe estar bien de la cabeza. Cierto es que no es el único y que los Ejércitos y los «ISIS» de todo el mundo –y sobre todo los que les mandan– rebosan de este tipo de gente. En Oriente Medio lo saben de primera mano y lo sufren todos los días.

Ya puestos, tampoco voy a negar que este tipo de atentados tiene que ver con los «refugiados». Pero no con los que vienen huyendo de las guerras y el no futuro de sus países sino con los que, nacidos en Europa –como Abedi–, buscan una especie de refugio en los dramas que sufren los países de donde vinieron sus ancestros y/o en una visión mesiánica e ideal –y por tanto, falsa– de su religión de origen.

Una quinta parte de los yihadistas extranjeros que luchan en Siria e Irak proceden de países de la UE, sin olvidar a los miles oriundos de Rusia, China... Otros tantos no han tenido ni siquiera tiempo u oportunidad para nutrir sus filas.

Una minoría de los atentados yihadistas en Europa han sido perpetrados por refugiados sirios-iraquíes-afganos-uzbekos llegados a Europa. Lo que invita a pensar que deberían ser esos países los que cerraran sus fronteras a los europeos. La verdad es que si lo hubieran hecho hace decenios, les habría ido mejor. Para lo que EEUU, Rusia y otros han aportado a Irak, Afganistán o Siria... mejor solos.