Jon ORMAZABAL
FINAL MANOMANISTA

Ni David ni Goliat, Iker y Oinatz

Irribarria y Bengoetxea VI buscarán hoy en un Bizkaia que no se llenará su segunda txapela con dos propuestas antagónicas.

Recurrió Oinatz Bengoetxea el pasado jueves, tras una elección de material en la que no terminó nada satisfecho, a una cita bíblica, la de David y Goliat, para describir la final de esta tarde, la que debe definir cuál de los dos aspirantes se calará su segunda txapela individual, con la que alcanzar a Galarza III, García Ariño I, Atano X, Lajos, Arretxe, Arraiaran II, Ogeta y Bengoetxea III en el sexto peldaño del escalafón Manomanista.

Sin necesidad de tener demasiados conocimientos bíblicos, más o menos todos conocemos que el pasaje en el que, con una piedra y una honda, el débil David venció y mató al filisteo Goliat, es una metáfora de la victoria del pequeño frente al grande, del desvalido frente al poderoso. Algo que, por mucho que todos los pronósticos apunten a Irribarria como favorito para la victoria hoy, no se asemeja en nada a la pelea de esta tarde en el Bizkaia, porque tanto el de Aspe como el de Asegarce, Iker como Oinatz, son, hoy por hoy, los dos pelotaris más en forma del cuadro. Las dos últimas txapelas, la del Cuatro y Medio y la del Parejas, descansan en sus casas de Arama y Leitza y la de esta tarde, la que otorga el privilegio, y la responsabilidad, de vestir de rojo todo el año, será un poco la que desempate el honorífico título de mejor pelotari del curso, ahora que el ránking empresarial está dando sus primeros pasos.

Final de contrastes

Al margen del excelente nivel de juego que ambos han exhibido en los dos partidos anteriores, la de esta tarde se presenta como una final muy atractiva por los muchos contrastes que presentan los dos aspirantes.

El primero es el de estilos, entre un Iker Irribarria que representa la potencia y el físico de una nueva generación de pelotaris que, a un nivel técnico excelente, suman un poderío físico excepcional. El vigente campeón, que aspira a repetir título, algo que solo Martínez de Irujo (2009 y 2010) y Aimar Olaizola (2012 y 2013) han conseguido en lo que llevamos de siglo, es el mayor pegador de la actualidad, con un sotamano de zurda bestial que en un frontón amplio y lento como el de Miribilla le deben permitir abrir enormes huecos que luego se debe encargar de aprovechar con sus recursos rematadores.

Frente a este juego más ortodoxo y de laboratorio, Oinatz Bengoetxea representa esa pelota más instintiva, más callejera si se quiere, con la que tratará de enredar a su rival en los cuadros alegres. El de Leitza es consciente de que sus opciones pasan por asumir riesgos, jugársela en corto y, con un juego más similar al del acotado que al del manomanista, ahogar y hacer sentirse incómodo al delantero guipuzcoano.

Los doce años de diferencia entre el ya veterano Bengoetxea VI (32) y el emergente Irribarria (20) también suponen una rivalidad generacional entre el último representante de una hornada que nos ha hecho, y nos hará todavía, disfrutar mucho de este deporte y del abanderado de una prole que ya les está tomando el relevo.

Pero con todavía bastantes entradas por vender, lo que está por ver es si el enorme recinto del barrio bilbaino de Miribilla se llenará para presenciar el partido más importante del curso pelotazale. Eso sí, el buen ambiente está garantizado y el telonero, ese gran olvidado en este tipo de festivales, difícilmente podría ser mejor. Y, de postre, Juan Martínez de Irujo será el encargado de poner la txapela en un podio en el que también Urrutikoetxea tendrá hueco.