Al menos dos militares estadounidenses murieron ayer y otros dos resultaron heridos en una acción insurgente perpetrada por un soldado afgano en el distrito de Achin, en Nangarhar. El atacante fue abatido por disparos de militares de EEUU.

Achin es uno de los bastiones de ISIS en Afganistán y donde EEUU lanzó en abril la conocida como «la madre de todas las bombas», que causó cerca de un centenar de bajas yihadista.

Un portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, reivindicó el ataque a través de Twitter. Confirmó la muerte del atacante y dijo que los estadounidenses muertos eran cuatro.

El último ataque contra fuerzas de seguridad con ayuda interna ocurrió en marzo, cuando nueve policías murieron en un puesto de control en Kunduz, después de que un infiltrado dejase entrar a los insurgentes.

Según EEUU, entre enero y noviembre de 2016 hubo 56 ataques internos en las fuerzas de seguridad afganas, que dejaron 151 muertos y 79 heridos.

La violencia en Afganistán, donde el Gobierno solo controla el 57% del territorio, se ha intensificado durante los últimos dos años, tras el final de la misión de combate de la OTAN.