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Multitudinaria protesta en Rabat en apoyo al Rif

Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en Rabat en solidaridad con las protestas que desde hace siete meses sacuden el Rif en contra de la discriminación de la región y la represión policial.

Los manifestantes ocuparon ayer el centro de Rabat para apoyar las protestas en el Rif y para exigir la excarcelación de los líderes de este movimiento detenidos recientemente.

La movilización, que según diversos observadores congregó entre 30.000 y 50.000 personas –entre 12.000 y 15.000, según Interior– en un domingo del mes de Ramadán, reunió a una heterogénea mezcla de izquierdistas, activistas amazigh, militantes del 20 de febrero, punta de lanza de la versión marroquí de la primavera árabe en 2011, y, sobre todo, seguidores de la organización islamista Justicia y Caridad, prohibida pero tolerada.

Las consignas más repetidas eran las mismas que se coreaban durante la primavera árabe de 2011: «Libertad, dignidad y justicia social», «No nos rendimos» o «El pueblo quiere que caiga la corrupción». Otros lemas estuvieron más relacionadas con el momento actual, como «Los marroquíes no somos apaches» (acusación del difunto Hassan II a los rifeños) o «Aquí no está Argelia ni está el Polisario, aquí están los hijos del pueblo», en referencia a la acusación de las autoridades de que las protestas del Rif están teledirigidas desde Argelia.

La Policía se mostró muy discreta durante el kilómetro largo del trayecto y el servicio de orden estuvo a cargo del movimiento islamista, que una vez más demostró su capacidad de convocatoria y organización. Abundaron las banderas del movimiento bereber, portadas incluso por los islamistas, pero no hubo ninguna de la República del Rif y fueron muy pocas las banderas nacionales marroquíes. Muchos agitaban el retrato de Nasser Zefzafi, líder encarcelado de Hirak.

Esas protestas, que durante ocho meses han sido predominantemente pacíficas –las últimas están siendo duramente reprimidas–, denuncian la discriminación que sufre la región por parte de Rabat y reclaman una serie de inversiones sociales del Estado, en carreteras, universidad, hospitales y empleos, y también la represión policial.