Arantxa MANTEROLA
DESAPARECE EL SOBRECOSTE DE LAS LLAMADAS A EUROPA

Adiós al roaming, ojo con las tarifas

A partir de hoy mismo ya no tendremos que estar alerta cuando crucemos el Bidasoa o vayamos a algún país europeo. El roaming desaparece. Otra cosa bien distinta es que lo haga también la aprensión hacia la política tarifaria de las operadoras.

Con fecha de hoy las operadoras de telefonía móvil dejarán de cobrar el sobrecoste que aplicaban al utilizar el teléfono en los países europeos, conocido como roaming. Así lo estableció la normativa europea tras casi diez años de debate y experimentación para poder poner la medida en marcha. Además de los 28 estados miembros de la Unión Europea (UE), en breve también se alinearán a la misma Liechestein, Noruega e Islandia.

En consecuencia, cada vez que nos desplacemos a la mayoría de los países europeos o, simplemente, crucemos el Bidasoa ya no tendremos que estar pendientes de anular la itinerancia de datos, de enviar sms o recibir llamadas y menos aún de realizarlas. Se nos cobrarán esos servicios en base a la misma tarifa que tengamos contratada. Eso sí, ¡ojo!, porque esto concierne solo a la utilización desde países de Europa. Es decir, las llamadas que, por ejemplo, hagamos desde Hego Euskal Herria a números de fuera del Estado español seguirán siendo facturadas como llamadas internacionales.

 

Uso razonable

Otra de las limitaciones a tener en cuenta es la de las contrataciones de líneas en el extranjero que pudieran ser más ventajosas para el cliente, algo muy probable dado que el Estado español es uno de los más caros en esta materia. La nueva normativa está pensada para los viajeros ocasionales; es decir, que si las operadoras detectan un uso no razonable o roaming permanente, podrán aplicar recargos tras advertir al cliente. Para ello se basarán en el análisis del uso del móvil en el periodo de los cuatro meses anteriores para determinar si se ha utilizado más en el país extranjero que en el propio.

Con un par de salvedades. La primera, la de las tarifas prepago. En tal caso, la compañía cobrará las llamadas y el uso de internet al consumidor al mismo precio que si lo usara en su país. La segunda excepción concierne a los ciudadanos que residan en «zona transfronteriza», para los cuales bastará con que el teléfono se conecte al menos una vez a la red estatal durante los cuatro últimos meses, con lo que ese día no se contabilizará como roaming.

La cuestión tarifaria sigue siendo una de las principales fuentes de queja de los consumidores hacia las empresas de telefonía, que se han ganado su desconfianza a pulso. Y es que los arreglos entre ellas, que muchas veces rozan la ilegalidad respecto al libre mercado, siempre acaban afectando a sus bolsillos. El roaming era, precisamente, una de esas componendas por las que las operadoras se cobraban entre sí un precio mayorista que acababa repercutido al cliente.

Las diferencias de este sobrecoste entre los países europeos han sido motivo de desencuentro. Entre los de coste más alto estaba el Estado español, que aducía la sobrecarga que soportan sus redes debido al turismo y se resistía a la desaparición del roaming o cuando menos peleaba por el precio de las conexiones con otros operadores extranjeros. Finalmente, se alcanzó un acuerdo sobre el nuevo precio mayorista que fue ratificado a principios de diciembre pasado: 3,2 céntimos por minuto de llamada, 1 céntimo por cada sms y 7,7 euros el Gb descargado (con el propósito de reducirlo a 2,5 euros para 2022) más el IVA.

Bien es cierto que las operadoras españolas no salen beneficiadas porque, desde el 30 de abril de 2016 hasta ahora, a la tarifa que tuviera contratada el usuario se sumaban 5 céntimos/minuto en las llamadas realizadas, 1,4 céntimos en las recibidas, 5 euros por Gb descargado y 2 céntimos por sms. Por lo tanto, con los precios ahora establecidos, están en desventaja respecto a sus homólogos continentales debido al raudal turístico que atienden y que incrementa su gasto.

En consecuencia, es más que probable que tiendan a compensarlo vía subida de tarifas a los residentes habituales y ello a pesar de que Bruselas quiere evitar que la eliminación del roaming suponga un incremento para los consumidores. Con ese objetivo, ha anunciado que dentro de dos años analizará la situación.

 

Hasta el último momento

La mayoría de las operadoras más importantes del Estado español han esperado hasta el último día –15 de junio– para implementar la obligatoria eliminación del roaming, aunque algunas de ellas (Vodafone, por ejemplo) ya han ido dando pasos con anterioridad en ese horizonte y otras, como Euskaltel, han realizado ofertas en el mismo sentido como la del verano pasado, cuando no cobró a sus clientes por las llamadas recibidas dentro de Europa.

 

Costes inhabituales en europa que los operadores españoles siguen practicando

Con la desaparición del roaming, la falta de armonización europea se verá un tanto compensada pero no puede decirse lo mismo del campo de la telefonía en general, tanto en lo relativo a los móviles como a las líneas fijas.

El español, por ejemplo, es uno de los estados en los que la mayoría de compañías siguen practicando la política de las cuotas o cánones fijos. Los más habituales son el coste del establecimiento de llamada en lo referente a los móviles y la cuota por la línea del fijo, insoslayable para poder acceder al ADSL o a la fibra óptica, una cuota que, a menudo, supera incluso el coste de la propia conexión internet.

El establecimiento de llamada en móviles (en fijos desapareció hace unos años) es un factor a tener en cuenta al contratar el servicio, en particular si se tiende a superar el umbral de los minutos contratados en la tarifa estipulada. Este coste de entre 20 y 25 céntimos en función de la compañía es inhabitual en Europa.

Los operadores españoles también están a años luz respecto a ofertas tarifarias de sus homólogos europeos en las llamadas de y a fijos. Los alemanes y franceses, por ejemplo, hace años que ofrecen packs a sus clientes en los que las llamadas a otros estados europeos no tienen sobrecoste. A. M.