Belén MARTÍNEZ
Analista social

Silencio por Gaza

En 2012, durante la «Operación Pilar Defensivo», Gilad Sharon pedía «aplastar toda Gaza» como Estados Unidos había destruido Hiroshima. Y añadía: «No debe haber electricidad en Gaza, gasolina o vehículos en movimiento, nada. Entonces llamen para un alto al fuego». Eli Yishai, ministro del Interior, manifestaba que el objetivo de la operación era «devolver a Gaza a la Edad Media». ¿Hace falta reunir aquí los relatos de masacres, ejecuciones extrajudiciales y crímenes de guerra perpetrados por el Estado de Israel?

Avatares de la historia –que se repite como tragedia o como réplica–, Gaza está cada día más cerca de la Edad de Piedra (y no me refiero a otra Intifada). Si bien los cortes de energía han sido una constante durante la última década, la pasada semana la situación se agravó, al acceder Israel a la petición de la Autoridad Palestina para reducir la electricidad en la franja sitiada a fin de aminorar la cantidad que la AP paga por el suministro de electricidad. Con las reservas a punto de agotarse, la situación humanitaria es dramática.

En el poema que habla de la resistencia de la población gazatí durante los primeros años de la ocupación, escribe Darwish: «¿Se ha suicidado? No, no. Es la manera de Gaza de proclamar su imprescriptible derecho a la vida». Que así No sea.