Iñaki IRIONDO
GASTEIZ
EL LEHENDAKARI, EN BARCELONA

Urkullu y Puigdemont también difieren en la nota sobre su reunión

Antes de acudir juntos a un acto de homenaje a las víctimas del atentado de ETA contra Hipercor, Iñigo Urkullu y Carles Puigdemont celebraron una reunión de trabajo en Barcelona para analizar la situación vasca y catalana. Las notas de prensa posteriores tienen una base común, pero con matices más duros en la emitida por la Generalitat.

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, mantuvieron ayer una reunión de trabajo en Barcelona, que duró en torno a una hora, y en la que según explicaron en sendas notas de prensa los dos compartieron y analizaron «la situación política, institucional y social de Catalunya y Euskadi», lo que les permitió «abordar con profundidad la situación en ambos países en el Estado y Europa».

Es conocido que Puigdemont y Urkullu mantienen intereses similares pero diagnósticos y prácticas diferentes en «la estrategia para avanzar en el objetivo prioritario del autogobierno de ambas naciones». Lo llamativo es que esas diferencias, esos matices, se trasladen después a las notas de prensa en las que informan de su contenido, que tienen un tronco común, pero que es más extenso en el remitido por la Generalitat.

El escrito del Govern recoge que «el presidente y el lehendakari parten del convencimiento de que sigue sin resolverse la articulación del Estado español en relación con las naciones que lo conforman y que el llamado Estado de las autonomías no es suficiente». Este párrafo no figura en la nota de Ajuria Enea.

«Estrategia de quietud»

En ambas notas figura que los mandatarios «han constatado las dificultades de avanzar ante la ‘estrategia de quietud’ impuesta por el Gobierno español ante las demandas de dos naciones como Cataluña y Euskadi...» Pero donde Lehendakaritza añade «...que quieren decidir su futuro»; la Generalitat explicita «...que abogan por ejercer el derecho de su ciudadanía a ser consultada de manera legal y pactada sobre su futuro».

President y lehendakari afirman que «han compartido la reflexión que el Estado no puede imponer un determinado modelo territorial». Urkullu pone ahí un punto. La Generalitat añade que ese modelo territorial «tras el periodo de la Transición se ha revelado como insatisfactorio en el reconocimiento de las realidades nacionales de Cataluña y Euskadi». Y apunta en solitario que coinciden en que «los problemas territoriales no se resolverán con la apelación y el recurso permanente a la legalidad derivada de una unidad constitucional que no se basa en la unión voluntaria. Es por ello que han compartido la necesidad de un proceso dialogado para una reformulación del Estado que responda a las diversas realidades nacionales».

La legalidad-corsé, no sirve

Ambas notas vuelven a ser similares para decir que hay coincidencia en que «la legalidad no es inmutable; debe servir para resolver problemas políticos y sociales. Si la legalidad se convierte en un corsé que ahoga las aspiraciones democráticas no sirve para solucionar los problemas de las naciones y los pueblos y es preciso cambiarla y adaptarla.

Las dos notas concluyen diciendo que «ambos presidentes han acordado mantener una relación periódica para abordar conjuntamente las materias de interés común, así como profundizar en el conocimiento de las realidades propias...». Lehendakaritza cierra con que «...en el objetivo compartido de que el Estado reconozca su realidad plurinacional». Mientras que el Govern habla de «...las posibles vías de acción conjunta».

 

Actos de homenaje a las víctimas causadas por ETA en Hipercor

A lo largo del día de ayer se celebraron diversos homenajes a las víctimas del atentado de hace treinta años de ETA en Hipercor en Barcelona, que causó 21 muertos y 45 heridos. Un potente coche bomba estalló en los aparcamientos del hipermercado, que no fue desalojado por la policía a pesar de las tres llamadas que avisaron de su colocación.

Uno de esos actos de homenaje fue, precisamente, el que motivó el viaje del lehendakari, Iñigo Urkullu, a Barcelona, que acudió a la convocatoria realizada por la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas. El president Carles Puigdemont fue abucheado al inicio de su intervención, cuando tuvo que escuchar gritos de «Viva España» y «golpista». Los organizadores tuvieron que pedir silencio a esa parte de los asistentes.

Diversos medios preguntaron por la no asistencia de EH Bildu a los actos de homenaje. Su coordinador general, Arnaldo Otegi, apuntó que «nosotros somos muy conscientes de que existen determinados actos en los que, a veces, nuestra presencia puede generar más problemas que soluciones». Insistió en que «jamás tenía que haber pasado». Otegi sostuvo que cuando ETA cometió aquel atentado, «fue entendido como una catástrofe por absolutamente todo el mundo que vivió» a su «alrededor». «Y, además, no podía ser de otra manera», apostilló.GARA