Joseba SALBADOR

VESTIGIOS DE LA BATALLA DE VITORIA, INTACTOS DESPUÉS DE DOS SIGLOS

El antiguo hospital de San Juan en Argantzun (Trebiñu) conserva intactos en sus paredes numerosos impactos de bala e inscripciones de los soldados de José Bonaparte, realizadas poco antes de abandonar suelo vasco en 1813. Destaca el grabado de un águila imperial francesa.

Mañana se celebra un nuevo aniversario de la batalla de Vitoria, en la que soldados británicos, españoles y portugueses expulsaron de las inmediaciones de Gasteiz a las tropas francesas que escoltaban a José Bonaparte en su huida hacia Francia. Los sucesos bélicos se iniciaron en la localidad de Argantzun, cuyo antiguo hospital conserva todavía en sus paredes impactos de bala e inscripciones realizadas por los soldados de Bonaparte.

Pese a haber transcurrido más de 200 años, resulta increíble que las paredes de dicha edificación sigan conservando intactos los vestigios de una de las batallas más importantes de la Guerra de la Independencia. Y más sorprendente resulta aún que dichos restos se conserven en plena calle, en un edificio que después de hospital fue utilizado como escuela, farmacia o consultorio médico. Actualmente, se encuentra en estado de abandono, pero el Ayuntamiento ya ha arreglado el tejado y tiene un proyecto para rehabilitar el edificio y convertirlo en albergue de peregrinos.

«Nuestra idea es convertir el edificio en albergue de peregrinos, aprovechando que fue un hospital, y ubicar también aquí una biblioteca y un centro social para gente mayor, con una cafetería», explica Roberto Ortiz Urbina, alcalde de Argantzun, quien reconoce que las prioridades económicas les obligan a ir por fases.

«Primero hicimos el tejado, porque se estaba hundiendo y era lo más urgente. También recuperamos el jardín que rodea el edificio, mediante una permuta con el propietario del terreno. Este año vamos a sacar todo el escombro que hay dentro y luego comenzaremos a construir las plantas del interior», explica Ortiz Urbina, consciente de que las obras deben realizarse con mucho cuidado con el fin de no echar a perder la riqueza de los grabados que conservan sus paredes.

El alcalde recuerda que hace unos años ya se redactó un proyecto para la reconstrucción del conjunto histórico, y que llegó incluso a salir a subasta, «aunque debido a la crisis aquel proyecto quedó guardado en un cajón».

Pese al elevado coste que supone rehabilitar el edificio del antiguo hospital, Ortiz Urbina muestra la determinación de su equipo de gobierno para «mantener vivo» el recuerdo de los hechos acaecidos en el municipio, que registró el paso de más de 500.000 soldados durante la ocupación francesa (1807-1813), no en vano se encontraba situado en el Camino Real.

Hospital de campaña

Argantzun fue escenario precisamente de los primeros movimientos de tropas que dieron lugar a la batalla de Vitoria, acaecida el 21 de junio de 1813. Esa misma mañana, 23.000 soldados de la alianza británica, portuguesa y española, procedentes de Pobes, atravesaron el puente medieval sobre el río Zadorra y desalojaron a los soldados franceses que se encontraban en el municipio, que huyeron hacia la cima donde está el castillo de La Puebla y, de allí, bajaron a las llanuras de Subijana y Jundiz, donde se produjeron los principales choques.

El hospital de San Juan y la contigua ermita de la Antigua se utilizaban en aquella época como hospital de campaña para los heridos, es por ello que sus paredes recogen diversos grabados efectuados por los soldados. En uno de ellos, el más espectacular, se aprecia con nitidez el águila imperial francesa y en otro, la inscripción del año 1812, que pasó a la historia como el «año del hambre» a causa de los rigores de la guerra. Junto a estos grabados, pueden encontrarse también múltiples impactos de balas esféricas, el tipo de proyectil que utilizaban los fusiles de avancarga de la época.

Cientos de obras de arte en carruajes

La victoria de las tropas dirigidas por el duque de Wellington sobre las comandadas por José Bonaparte –hermano de Napoleón– obligó a este último a abandonar en las inmediaciones de la capital alavesa (entre Elorriaga y Matauko) un convoy formado por más de 1.500 carruajes, en los que transportaba, además de armamento y munición, cientos de obras de arte, joyas y monedas de las que se había apropiado durante los años de ocupación de la Península. Gran parte de esos cuadros (Velázquez, Murillo, Rubens...) se exponen en la actualidad en el museo Wellington de Londres.

Los ecos de la batalla, en la que se registraron 12.800 bajas, se extendieron a lo largo y ancho del continente europeo, hasta el punto de que el compositor Beethoven compuso una obra en su recuerdo, titulada “La Victoria de Wellington”.

Una vez que las tropas francesas fueron desalojadas de Gasteiz, siguieron su camino hacia Francia pasando por Gipuzkoa, donde dos meses más tarde se registrarían la quema de Donostia y la batalla de San Marcial en Irun, sucesos ambos acaecidos el mismo día: el 31 de agosto de 1813.

Estos acontecimientos bélicos provocaron la retirada definitiva de las tropas francesas de la Península –aunque los choques continuarían al otro lado del Bidasoa hasta el año siguiente– y forzaron a Napoleón a devolver la Corona española a Fernando VII, finalizando así seis años de ocupación.