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Macron y Merkel subrayan el liderazgo franco-alemán

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, exhibieron en la cumbre de líderes de la Unión Europea, su voluntad de reforzar el eje franco-alemán para actuar juntos ante los retos de la Unión. En la cumbre, los Veintisiete dieron una fría acogida a la oferta de la primera ministra británica, Theresa May, sobre los ciudadanos europeos residentes en Reino Unido tras el Brexit, calificándola como «insuficiente».

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, exhibieron en la primera cumbre europea del nuevo inquilino del Elíseo su voluntad de reforzar el eje Berlín-París en el seno de la Unión Europea. La canciller alemana admitió que la rueda de prensa conjunta (con Hollande solo compareció en una ocasión) trataba de transmitir el compromiso de Berlín y París a «contribuir de forma conjunta» para «encontrar soluciones a las grandes preguntas de nuestro tiempo», pero negó que ambos países estén excluyendo de la cooperación a otros países del bloque comunitario.

Ninguno de los dos mandatarios descartaron la posibilidad de que el eje franco-alemán impulse futuros cambios en los Tratados de la UE, aunque Merkel añadió que estos cambios «no son un fin en sí mismo».

Por otro lado, Macron reiteró el mensaje que ya había lanzado el jueves al instar a la UE a no ser «ingenua» en materia comercial. «Queremos decir que tenemos que defender las normas, asegurarnos de que la competencia justa se respeta y de que no es la ley de la jungla», explicó. Pero no consiguió convencer a sus socios para dar más poder a Bruselas para controlar las importaciones en la UE, sobre todo las chinas, con el fin de proteger sectores estratégicos.

Portugal, Grecia y España fueron los más reticentes. Los países nórdicos también mostraron sus dudas, mientras Berlín le daba un discreto apoyo.

Las conclusiones del texto final de la cumbre evitan apelar a la Comisión Europea a que actúe para proteger las inversiones estratégicas y se limita a «celebrar» la estrategia de la Comisión Europea que «analiza las inversiones de países terceros en sectores estratégicos». El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, aseguró compartir la visión de Macron respecto a la política comercial europea: «Yo también quiero una Europa abierta, pero no regalada». Por otra parte, los líderes de la UE acogieron con frialdad la oferta de la primera ministra británica, Theresa May, para los ciudadanos europeos residentes en Reino Unido una vez consumado el Brexit. «Está por debajo de nuestras expectativas y podría agravar la situación de nuestros ciudadanos en Reino Unido», afirmó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. May había prometido la víspera que los europeos residiendo de manera legal en su país podrían permanecer tras el Brexit e, incluso, quienes lleven más de cinco años, optar a un «estatuto definitivo». También fue «insuficiente» para Juncker, y levantó dudas entre sus homólogos, entre otras a partir de qué fecha se podrán estimar los cinco años, una incógnita que podrá despejarse el lunes cuando Londres publique los detalles de su plan.

Críticas a la «ley antiterrorista» francesa

El proyecto de «ley antiterrorista» presentado por el Gobierno francés –que prevé incluir en la legislación ordinaria disposiciones que hasta ahora marcaba el estado de emergencia– es un «caramelo envenenado» que amenaza la cohesión nacional, según el defensor de Derechos, Jacques Toubon, institución independiente gala encargada de velar por el respeto de los derechos y libertades. En una entrevista en “Le Monde”, Toubon estima que «todo ocurre como si hubiera personas en Francia que no serían iguales y que representaran por esencia mayores riesgos». «Permitir que la ley ordinaria corra el riesgo de esta deriva es entrar en el terreno de los bárbaros que buscan demostrar que no puede haber nación francesa constituida por la diversidad», explica el Toubon, que teme una aplicación a discreción.GARA