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Críticas a Trump por su tibieza frente a supremacistas y neonazis

la Casa Blanca trató ayer de acallar las críticas a Donald Trump por su tibia respuesta a los graves sucesos de la víspera en Charlottesville, donde una mujer murió tras un atropello masivo contra una marcha antifascista en respuesta a un acto de supremacistas blancos y neonazis, al limitarse a condenar la violencia de ambas partes.

Voces de todos los sectores, incluido el Partido Republicano, reprobaron que el presidente de EEUU, Donald Trump, condenara el sábado la violencia de ambas partes en relación a los graves sucesos que tuvieron lugar en la ciudad de Charlottesville, en Virginia, en lugar de censurar directamente a los supremacistas blancos y neonazis que bajo el lema «Unir a la derecha» marcharon y se enfrentaron con manifestantes antifascistas. La Casa Blanca, que no Trump, tuvo que salir ayer al paso para desmarcarse de los supremacistas, que durante su concentración en Charlottesville corearon el nombre del presidente mientras el exlíder del Ku Klux Klan (KKK) David Duke le recordaba que fueron los blancos quienes le llevaron donde está.

«El presidente dijo de la forma más enérgica en sus declaraciones de ayer [sábado] que condena todas las formas de violencia, fanatismo y odio. Esto incluye evidentemente a supremacistas blancos, neonazis, el KKK y todo tipo de grupos extremistas», señaló un portavoz.

La protesta organizada por grupos supremacistas blancos y neonazis, entre los que había miembros del KKK, ante la retirada de una estatua del general confederado Robert E. Lee, considerado un símbolo de la defensa de la esclavitud y el racismo, se encontró con la respues- ta de una marcha antifascista.

En un momento dado, una persona se lanzó con su vehículo contra los manifestantes antirracistas, matando a la abogada de 32 años Heather Heyer e hiriendo a una veintena de personas más, cinco de las cuales se encuentran en estado crítico.

La madre de Heyer, Susan Bro, declaró a los medios que su hija era una persona muy preocupada por los problemas sociales y había acudido a la marcha contra el racismo porque «se trataba de detener el odio y poner fin a una injusticia».

El autor del atropello fue detenido e identificado como James Alex Fields, de 20 años. Había participado en el acto supremacista. Se le acusa de «asesinato» y hoy comparecerá ante el juez.

«Múltiples partes»

Las palabras de Trump del sábado levantaron una ola de críticas, porque los estadounidenses esperaban una condena clara y fuerte contra los movimientos radicales y el presidente optó, en cambio, por dirigirse a ambos bandos de la misma forma. «Condenamos en los términos más firmes posibles esta atroz muestra de odio, fanatismo y violencia por múltiples partes. Múltiples partes», dijo.

Su hija y asesora presidencial, Ivanka, se desmarcó y denunció «el racismo, la supremacía blanca y los neonazis», afirmando en Twitter ayer que «no hay lugar en la sociedad» estadounidense para tales ideas.

Los críticos a Trump hicieron rápidamente la conexión entre la tibieza de sus declaraciones tras la violencia en Charlottesville y la ambigüedad que ha ido cultivando ante la extrema derecha (Alt Right) que le apoyó en su camino a la Casa Blanca y de la que el presidente se ha negado a distanciarse con claridad.

Así, se ha reactivado el debate sobre si su retórica, sus acciones dirigidas a los extranjeros y sus repetidos llamamientos a dar prioridad a EEUU han envalentonado peligrosamente a la extrema derecha.

Trump fue criticado incluso por miembros de su propio campo republicano. El senador por Florida Marco Rubio opinó que sería «muy importante» escucharle «describir los eventos en Charlottesville por lo que fueron: un ataque terrorista de supremacistas blancos».

Tanto el alcalde de la ciudad, Mike Signer, como el gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, ambos demócratas, pidieron a los extremistas que salgan de su estado y calificaron lo sucedido de «acto terrorista», palabras que ayer hizo suyas el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Herbert McMaster.

«Si yo fuera presidente de EEUU y estas personas mostraran simpatía por mí y por mi programa, me perturbaría», comentó el también senador republicano Lindsey Graham.

«Nadie nace odiando»

El expresidente Barack Obama, cuyas intervenciones públicas sobre la actualidad se han vuelto inusuales, eligió citar a Nelson Mandela: «Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión. Las personas deben aprender a odiar y si pueden aprender a odiar, se les puede enseñar a amar».

La excandidata presidencial Hillary Clinton criticó a Trump sin nombrarlo: «Cada minuto que permitimos que esto persista a través del estímulo tácito o la inacción es una desgracia, y corroe nuestros valores».

En Charlottesville, donde los demócratas son abrumadora mayoría, el sábado murieron también dos policías al estrellarse su helicóptero.