Txomin PITARKE
bilbo
Gargantua

Los toros están que echan chispas

Marijaia campa ya a sus anchas por este territorio ajeno a la cotidianidad en que se ha convertido El Arenal. Un simple paseo sirve para descubrir por qué Aste Nagusia es mágica. Os invito a ello, especialmente a los foráneos. Conocerlo. Lo viene siendo desde 1978 cuando las comparsas se pusieron a la cabeza de una revolución que perseguía unas verdaderas fiestas populares y participativas para el Botxo. Nos las merecíamos.

Desde entonces todo ha ido evolucionando, algunos dirán que hemos ido perdiendo espontaneidad e inocencia, pero lo cierto es que tenemos las mejores fiestas del mundo, o a mí así me lo parece. Si algo superamos son aquellos festejos de agosto, con una ciudad desierta, donde solo se ofrecían espectáculos de pago como la ópera, toros o teatro,… sin identidad propia y sin participación de la ciudadanía.

Una de esas herencias del negro pasado es la que llaman feria taurina, con cada vez más detractores. Una simple mirada a los tendidos de Vista Alegre sirve para constatar que el coso es el principal bastión de quienes combatieron al exitoso modelo festivo. Las corridas han ido perdiendo adeptos pero se suple regalando entradas a diestro y siniestro por parte de los responsables municipales y ciertas empresas. Las prebendas están a la orden del día. Lo cierto es que todavía hay categorías y las clases dominantes se reservan las mejores localidades para aparecer en las crónicas.

Frente a una mayoría social que pide acabar con el sufrimiento animal, a los más recalcitrantes taurinos no se les ha ocurrido mejor idea que promover clases de tauromaquia para menores. Reconozco que me parece delirante, por mucho que los gestores de la plaza insistan en que no hay nada malo en ese toreo de salón, ensalzando ciertos valores didácticos. ¡Demencial en pleno siglo XXI! No entiendo cómo nadie actúa ante tal despropósito. Los defensores de la tauromaquia cierran filas y solo parece preocuparles quiénes van a ser los encargados de matar en público a los astados. El asunto de los toros está que echa chispas...

Los toros, mal que les pese a sus defensores, son una actividad en declive en la villa de Don Diego, por mucho que se agarren a la historia. No todos. Ayer, en un respiro tras bailar con Marijaia en la apertura de las txosnas, constaté que donde no solo se mantiene sino que crece la afición es al toro de fuego, a quien no le hace falta que le promocionen. Superados ciertos miedos a las chispas, son decenas y decenas los txikis que todas las tardes en el corazón de Aste Nagusia corren ante un bastidor con forma de astado. Es otra afición, a la fiesta.