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ESTRASBURGO

Juncker cree que la UE «va de nuevo viento en popa»

Repunte de la economía, unidad apuntalada... el presidente de la Comisión de Bruselas, Jean-Claude Juncker, desveló ayer en su discurso sobre el Estado de la Unión (Europea) un programa realmente ambicioso, pero indudablemente condicionado por su visión de que la UE «va de nuevo viento en popa». Los partidos de izquierda del Parlamento de Estrasburgo criticaron un discurso «autosatisfecho» sin anclaje en la realidad y sin reparo alguno en lo social.

El jefe del Ejecutivo de Bruselas abogó por dejar atrás la «crisis existencial» de la UE que él mismo evocó hace un año, en el contexto de la crisis económica, el drama migratorio, el referéndum a favor del Brexit y el auge del euroescepticismo, tanto a (ultra)derecha como a izquierda.

«Europa tiene de nuevo el viento de popa. Tenemos otra vez una ventana de oportunidades, pero esta no permanecerá eternamente abierta –advirtió Juncker–. Hagamos todo lo posible por aprovecharla», exhortó en su discurso anual ante los diputados europeos en el Parlamento de Estrasburgo.

Así, para presentar a una UE ya no enferma sino convaleciente se amparó en que el crecimiento macroeconómico parece instalado en los países miembros de la UE, el desempleo recula –no así el empeoramiento de las condiciones de trabajo– y el flujo migratorio ha sido frenado con el acuerdo con Turquía y el pago a las milicias libias para que hagan lo que en su día hacía Gadafi: convertir Libia en un campo de detención-retención de los refugiados y/o inmigrantes subsaharianos.

Tras los tres primeros años de «legislatura» marcada por la «gestión de la crisis» y a 16 meses del final de su mandato, el presidente de la Comisión aseguró que la construcción de una UE «más fuerte y más unida» pasa por el reforzamiento de su potencialidad comercial –con la vista puesta en los acuerdos futuros con Australia y Nueva Zelanda– proponiendo en todo caso un «marco europeo» de control de las inversiones extranjeras para proteger a los sectores estratégicos, en respuesta a la creciente inquietud por el espansionismo chino.

«El sexto escenario»

Tras haber abierto el debate sobre el futuro de la Unión con la presentación en marzo de un «libro blanco» en el que presagiaba cinco posibles escenarios de integración –incluida la desintegración total–, Juncker asegura ahora que hay un sexto escenario, para el que animó con un «larguemos las amarras, despleguemos las velas» .

El exprimer ministro luxemburgués concretó que ese sexto escenario estaría basado en tres principios: libertad, igualdad de derechos y Estado de derecho. Una advertencia implícita a Polonia y Hungría, objeto de críticas de Bruselas y de sentencias de los tribunales de la UE por sus derivas autoritarias.

«Una UE simétrica»

Tras instar a que «si no quiere desfallecer, Europa debe respirar a pleno pulmón, y tiene dos, al este y al oeste», Juncker abogó por una UE de una sola velocidad, en la que todos los países miembros adopten el euro y todos (incluidas Bulgaria, Rumanía y Croacia) se integren en el acuerdo Schengen.

En la misma línea, y en un discurso en el que tardó una hora en mencionar la palabra Brexit –lo que no pudo ocultar que todo su discurso estaba condicionado por la salida británica de la UE–, el presidente de la Comisión abogó por una autoridad común para regular el empleo desde el principio de que «a igual trabajo en el mismo lugar igual salario».

Fue su única mención «social» –si no incluimos su apuesta genérica a proseguir la ampliación de la UE hacia los Balcanes Occidentales– y si hacemos abstracción de su defensa de acelerar la expulsión de «inmigrantes que no pueden pretender un estatus de refugiados». A lo que se ve, muy social.

«Turquía se está alejando a pasos de gigante de Europa»

«Hago un llamamiento a las autoridades turcas: pongan en libertad a nuestros periodistas, y no solamente a los nuestros, y dejen de insultar a nuestros Estados miembros y a los mandatarios europeos tratándoles de fascistas y de nazis». Así de contundente se mostró en su discurso Juncker en torno a la crisis con Turquía.

Según datos de la web P24, 170 periodistas están encarcelados en Turquía, que ocupa el puesto número 155 de 180 en la lista de 2017 sobre libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras.

«El lugar de los periodistas está en las redacciones, (...) no en las cárceles», señaló, para constatar que «desde hace un tiempo, Turquía se aleja a pasos de gigante de la UE». En este sentido, descartó que se den las condiciones para la adhesión de Turquía «en un futuro próximo»,

La canciller alemana, Angela Merkel, ha exigido recientemente parar definitivamente las ya congeladas negociaciones de adhesión de Ankara. El resto apuesta por mantener el actual impasse. GARA