Joseba VIVANCO
Athletic

Iago Herrerín salva un punto que sabe bien

El guardameta se erigió en el mejor de un equipo rojiblanco bien en la primera parte y que sufrió después.

HERTHA DE BERLÍN 0

ATHLETIC DE BILBAO 0

 

Empate y quizá habrá que decir aquello de gracias. Gracias sobre todo a Iago Herrerín, que salvó a los suyos de la derrota en tres intervenciones de mucho mérito. Igual que esa última carrera sobre la bocina de Laporte para evitar un mano a mano del rival que nos cortó la respiración. Pero empate al fin y al cabo, un marcador que Kuko Ziganda defendía en la previa que no firmaba de antemano, pero que seguro vista la segunda mitad de los suyos la hubiera rubricado en esos minutos sin rechistar. Un Athletic bipolar que nos volvió a recordar mucho al Athletic de la última etapa de Ernesto Valverde, el que era capaz de dar una de cal y otra de arena a lo largo de los mismos noventa minutos. Como anoche, donde tras un más que aceptable primer tiempo en el que pudieron irse con ventaja, se desinflaron a poco que el Hertha apretó y se fue arriba. El hecho es que a pesar de esas dudas ofrecidas, el Athletic rasca un valioso empate en casa del rival del grupo más complicado, en una difícil salida y lo hace, además, volviendo a dejar su portería a cero, aunque esta vez el gran culpable fuera su guardameta y no tanto la defensa.

Kuko Ziganda sigue con sus rotaciones por principio y tras dejar en Bilbo a un Beñat al que se echó de menos, en Berlín sentó en el banquillo de salida a Raúl García y dio entrada a Muniain por dentro, con lo que el joven Córdoba, que ya jugó ante el Panathinaikos en San Mamés, ocupó la banda izquierda. Salió de inicio bien el Athletic, mandón, ofensivo, y fruto de esa actitud nada contemplativa fue esa magnífica ocasión de Aduriz cuyo disparo, escorado, lo sacó con muchos apuros el guardameta local. Toda una declaración de intenciones de un conjunto rojiblanco que dentro de ese duelo de solidez ante los alemanes salió victorioso en una primera mitad en la que debió irse al descanso con ventaja en el luminoso. A la oportunidad de Aduriz sumó un par de ellas del león más entonado de este inicio de campaña y anoche también, un Iker Muniain que liberado de la cal de la banda se mueve como pez en el agua y llega con peligro al área rival como volvó a demostrar ayer.

Buena puesta en escena de los bilbainos en un partido con ritmo, con apenas pausa, en la que los de Ziganda tomaron la iniciativa de inicio y junto a un esfuerzo solidario en el trabajo defensivo lograron que el primer disparo a puerta, y desviado, del Hertha no llegara hasta la media hora. Antes, en el 8 Muniain había sorprendido con un disparo lejano que Kraft sacó de nuevo por los pelos y al cuarto de hora el navarro dispuso de la mejor ocasión de los suyos. Dejada de espuela de Aduriz dentro del área, esférico que llega a Muniain, finta y con la zurda la cruza en exceso para desesperación del ayer capitán.

El Athletic perdonó cuando había hecho todo lo necesario para cobrar esa ventaja que podía terminar decidiendo el encuentro. Lo hizo sustentado en una presión muy alta, en una recuperación rápida tras pérdida, maniatando las salidas de los berlineses y acercándose al área rival con cierta facilidad, y eso que Williams apenas encontró juego en todo el partido.

Pero esa iniciativa fue cediendo peso al Hertha, que sin hacer nada del otro jueves fue entrando en contacto con la pelota, merodeando el territorio de un inédito Herrerín y acorralando a los leones en los minutos finales. Fue justo con el tiempo sobrepasado antes del camino a vestuarios cuando tuvo su mejor ocasión con un disparo duro de Darida que salió por encima del larguero.

Un aviso de los diez primeros minutos que estaban por llegar tras la reanudación. Un Athletic que nos recordó al de tantas veces, al igual que nos avisó que enfrente también había un contrario. El Hertha firmó casi media de ocasiones ante las narices de un inspirado Herrerín, que a los dos minutos evitó el primer gol y cuatro después hizo otro tanto. Dos paradones que serían tres a la media hora de juego cuando el Hertha ‘pintó’ la cara en una contra a la defensa bilbaina y Kalou fusiló para que el de Castro Urdiales se luciera. Los leones habían achicado agua como podían ante el cambio de rol de los alemanes, pasaron diez malos minutos en los que el marcador estuvo en el aire y a partir de los cuales tampoco es que ofrecieron una cara solvente. La imagen repetida de Balenziaga con su habitual gesto aplaudiendo a sus compañeros tras cada llegada del rival era todo un síntoma de que el Athletic se había ido del partido peligrosamente.

Urgían cambios en las filas de los de Ziganda y el navarro dio entrada tarde a Raúl García por un desaparecido Córdoba cuando seguramente se echaba en falta la pausa de un hombre como Beñat, en casa. El Hertha respondió con la entrada de su goleador australiano Leckie. Con apenas diez minutos por delante, ni uno ni otro conseguían ya imponerse al rival, ambos parecieron dar por buena la igualada a pesar de esa llegada final del japonés Haraguchi que Laporte evitó. Susto monumental que no fue a más. El Athletic se viene con un punto no sabemos si merecido del todo, quizá sí por su primera mitad, pero que es la primera piedra para superar esta fase de grupos que nunca es fácil y más de una vez se le ha atragantando. Una muesca más para este Athletic, otra sin perder que no es poco y resultados que fortalecen la confianza del grupo. Hasta que llegue el juego.