Koldo LANDALUZE
«Call Me by Your Name»

Aquel primer e irrepetible roce

Las secuencias que mejor perviven en nuestra memoria pertenecen a aquellos primeros momentos, fugaces y a la vez interminables, en los que una vez pudimos sentir sobre la piel aquel primer roce que derivó en nervios y que culminó en un beso apresurado, telúrico e irrepetible. De este tipo de secuencias que ya nunca más tienden a retornar, se nutre esta pequeña joya filmada por un Luca Guadagnino que ha elegido la mejor de las opciones posibles para retratar las secuencias de un primer amor o, dicho de otra manera, el doloroso y hermoso despertar a la vida y las emociones. Tampoco es gratuito que “Call Me by Your Name” transcurra en verano, epicentro de explosiones hormonales en el que la luz del sol se compenetra a la perfección con la complicidad de la luna. Sin trampa ni cartón, el cineasta –amparado en la adaptación que James Ivory ha realizado de la novela de André Aciman– elabora una metódica tela de araña destinada a captar las emociones de un adolescente de diecisiete años cuya rutina veraniega salta por los aires con la irrupción en su hogar familiar de un estudiante estadounidense de veinticuatro que ha sido invitado por sus padres a la Riviera italiana. Dictado por los acordes de una excelente banda sonora en la que imperan el sonido clásico y cambiante de un piano, asistimos a un auténtico recital de emociones narrados y filmados de manera cristalina, dulce y a ratos divertida. La alquimia de la pareja protagonista (Armie Hammer y Timothée Chalamet) y la escena dialogada que padre e hijo comparten, rubrican la rotundidad sensible y erótica con la que se expresa esta gran obra.