María SUÁREZ
florencia

May quiere salir poco a poco de la UE

La primera ministra británica propone dos años de transición tras el Brexit: «Un período en el que permaneceremos en el mercado único, las regulaciones seguirán siendo las actuales y Gran Bretaña contribuirá de manera justa al presupuesto de la UE». En la antesala de una nueva ronda de negociaciones con Bruselas, la primera ministra trata de desbloquear las conversaciones y echa un jarro de agua fría a quienes apostaban por un Brexit más radical

En la víspera de una nueva ronda de negociaciones con la Unión Europea, la primera ministra, Theresa May, trató de desbloquear las conversaciones con un tono conciliador pero, como viene siendo habitual, con detalles arrojados con cuentagotas. La elección de Florencia como base desde donde ofrecer el discurso no fue casual. La ciudad italiana es conocida por su histórico poder comercial y por ser la cuna de la creatividad en Europa. Y con ese guiño, la primera ministra de nuevo pidió «creatividad e imaginación» para negociar una futura relación entre Gran Bretaña y la UE.

Sin embargo, las pocas propuestas que realizó no sorprendieron por creativas, ni siquiera –como muchos partidarios del Brexit hubieran querido– por rompedoras, sino más bien por prudentes. Una vez que el territorio haya salido de la UE en marzo de 2019, May propone un período de transición de «alrededor de dos años», en el que se aplicarían los mismos términos que actualmente: pertenencia al mercado único y cumplimiento de las regulaciones europeas como hasta ahora, lo que en la práctica implicaría que los partidarios por romper de lleno y cuanto antes con la UE se quedarían sin ver resultados claros hasta 2021. Eso sí, May matizaba que en esos dos años de transición se desarrollarían los métodos de cara a implementar el futuro sistema británico. Y ponía el ejemplo de la inmigración: «Durante el período de transición, habrá libertad de movimientos entre ciudadanos de la UE, aunque tendrán que registrarse».

Sobre la futura relación comercial entre Gran Bretaña y la UE, Theresa May también apeló a la creatividad aunque matizó que «nadie quiere poner tarifas donde ahora no las hay». Básicamente pidió un marco de relación comercial a la carta. Nada de modelos ya implementados. «El acuerdo de comercio entre Canadá y la Unión Europea no sería adecuado, podemos hacerlo mejor». Y aunque no ofreció números concretos sobre la bautizada como «factura del Brexit» –el dinero que Gran Bretaña debería pagar a la UE por los compromisos ya adquiridos– sí se mostró dispuesta a contribuir para «honrar los compromisos adquiridos en el seno de la UE». Asimismo, May aboga por la creación de un tribunal compartido que resuelva las disputas entre la UE y Gran Bretaña.

Con varios de los ministros de su Gabinete entre el público –entre ellos, Boris Johnson– Theresa May trata de facilitar la nueva ronda de negociaciones con la UE de la semana que viene, consciente de que a Gran Bretaña se le acaba el tiempo y a la UE, la paciencia.

Las miradas puestas en Boris Johnson tras retar a May

En primera fila, cual alumno aventajado, Boris Johnson escuchaba el discurso que la primera ministra había presentado el día antes a los ministros en una reunión en Downing Street, en un intento por acallar las voces que hablan de división en el Gobierno. Hacía menos de una semana, el ministro de Exteriores había retado a Theresa May con su propio plan para el Brexit, en un artículo de 4.000 palabras en “The Daily Telegraph” en el que hablaba de «Brexit glorioso» y aseguraba que Gran Bretaña «no pagará por tener acceso al mercado único». Algunos han tomado el texto como el inicio de una nueva carrera por el liderazgo del Partido Conservador, que el próximo 1 de octubre celebra su congreso anual en Manchester. Theresa May tenía dos opciones: la primera, destituir a Johnson por sus palabras, algo que podría acelerar una guerra por el liderazgo del partido; la segunda, no hacer nada, y mostrar su falta de autoridad. Al final, ha optado por la opción B, quitándole importancia al artículo de su ministro, porque como ella misma dijo, «Boris es Boris».M.S.