Ingo NIEBEL
BERLÍN
ELECCIONES GENERALES EN ALEMANIA

Merkel va camino a la reelección en el que sería su ¿último? mandato

A escasas horas de las elecciones generales en Alemania, la cuestión no es si la canciller, Angela Merkel y su partido, la CDU, ganarán las elecciones, sino con qué porcentaje de votos. Y no solo de cara a las distintas opciones de coalición de Gobierno. En su partido desean la victoria electoral, pero también que sea la última legislatura de su presidenta.

El alcance de su prácticamente seguro triunfo el domingo en porcentaje de los votos obtenidos determinará la fuerza de Angela Merkel tanto ante los demás partidos como en el seno de su formación política.

Cuando a principios de 2000 salió elegida presidenta de la CDU nadie podía imaginar que en 2017 iría a por su cuarto mandato. En las elecciones anticipadas de 2005 venció al entonces canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder (SPD), y formó la primera Gran Coalición. Doce años más tarde, el SPD se ha desgastado en la reedición de este omnipotente bipartito con una nueva debacle a la vista, mientras que Merkel va directa hacia otra legislatura.

A comienzos de esta semana las encuestas le concedían entre 36 y 38 puntos. Entre el 41% hace cuatro años y el 33% de 2009. La Konrad-Adenauer-Haus de Berlín y la Cancillería federal ven aún posible la mayoría absoluta aunque ésta no se refleje en los sondeos porque dependerá sobre todo de los indecisos.

Sea como sea, la muy posible victoria de la CDU será obra ante todo de Merkel. Como presidenta del partido ha decretado que su ministro de Cancillería, Peter Altmaier, dirija la campaña. Esa tarea correspondería tradicionalmente al secretario general de la CDU, Peter Tauber. Todos pusieron buena cara, pero es evidente la brecha entre la canciller y las estructuras de su formación.

«La chica de Kohl»

Estas últimas la eligieron para este cargo pensando que la protegida del histórico canciller Helmut Kohl no aguantaría mucho en medio de la crisis por un escándalo de financiación ilegal, y además con el único aval del comité regional de Mecklenburgo-Antepomeranía, el más pequeño de la CDU.

No obstante, la «chica de Kohl» supo blindar su posición apoyándose en unas pocas personas de confianza, y quitándose de encima a sus mayores rivales, procedentes de comités regionales más poderosos.

Toda una generación de aspirantes a canciller se fue a una especie de exilio interno, dejando el partido en manos de Merkel y de su círculo, que opera desde la Cancillería federal. La situación es tal que de cara a estos comicios la CDU no tenía otra elección que respaldar a su jefa cuando ésta anunció a finales de 2016 que se presentaría de nuevo para los cargos de presidenta y canciller.

En su cuarta legislatura tendría que buscarse uno o más delfines que puedan sucederle en ambos cargos. Por el momento, parece poco probable que la CDU le permita una quinta legislatura para que pueda superar el récord de los 6.904 días que Kohl pasó en la Jefatura de Gobierno.

Respecto a la gobernabilidad del país, Merkel tendrá que buscarse de nuevo a un socio para formar un bipartito. Sobre la mesa están otra Gran Coalición con el SPD y algún bipartito, sea uno novedoso con los ecologistas Verdes o la repetición de la coalición de 2009 con el Partido Liberaldemócrata (FDP).

Dado que con su política ha llevado a la CDU desde la derecha hacia el centro, Merkel tendrá que contentar a su socio regional, la bávara (CSU). Está por ver si ayuda al ministro-presidente de Baviera, Horst Seehofer, a rehabilitar al exministro de Defensa Karl Theodor zu Guttenberg (CSU), que dimitió tras descubrirse que plagió su tesis doctoral. También tendrá que mirar hacia la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) que está apunto de consolidarse a la diestra de la CDU. Simpatizantes de la Nueva Derecha lanzaron tomates a la canciller al grito de »Merkel fuera». Un objetivo hoy inalcanzable.